Hank Skinner, quien ha permanecido en el pasillo de la muerte en Texas durante casi tres décadas, dice que todavía le queda esperanza.
Por Clarín
“Soy optimista de no terminar aquí. Nunca debí estar aquí para empezar. Ha sido un largo camino”, le dijo a la AFP durante una entrevista.
Encarcelado en Livingston, un pueblo a unos 130 km al norte de Houston, Skinner siempre ha mantenido que es inocente.
Habló a través del teléfono de una de las cabinas separadas por vidrios en la prisión Allan B. Polunsky, y vistiendo un uniforme blanco de la cárcel.
En 1995, Skinner fue sentenciado a la pena de muerte por el asesinato de su novia y de sus dos hijos adultos en Pampa, un pequeño poblado a las afueras de Texas.
Lea más en Clarín