La estatal brasileña Petrobras informó este lunes que su presidente, José Mauro Coelho, renunció al cargo, lo cual facilita los cambios promovidos en la empresa por el Gobierno del mandatario Jair Bolsonaro.
La dimisión de Coelho fue confirmada por Petrobras en una nota dirigida al mercado, a lo cual está obligada por su carácter de empresa de capital mixto, con acciones que cotizan en las bolsas de Sao Paulo, Madrid y Nueva York.
“La designación de un presidente interino será examinada por el Consejo de Administración de Petrobras a partir de ahora”, apuntó el comunicado.
Coelho, de hecho, ya había sido virtualmente destituido en mayo pasado, cuando tenía apenas 40 días en el cargo y Bolsonaro decidió proponer como nuevo presidente de Petrobras a Caio Mario Paes de Andrade, hasta ahora asesor del Ministerio de Economía.
La designación de Paes de Andrade, sin embargo, aún no ha sido analizada por el Consejo de Administración de Petrobras, que antes de pronunciarse sobre la propuesta del Gobierno debe cumplir una serie de trámites burocráticos.
Ese fue el cuarto cambio en la dirección de Petrobras propuesto por el Gobierno, en su condición de accionista mayoritario, desde que Bolsonaro asumió el poder, en enero de 2019.
Esos movimientos respondieron siempre al descontento del líder de la ultraderecha con la política de precios que Petrobras aplica para la venta de combustibles en el mercado interno, que está vinculada directamente a las oscilaciones del mercado internacional.
En los últimos meses, debido a esas políticas, los precios de los combustibles se han disparado en Brasil e impactado en la inflación, que desde hace más de doce meses se sitúa en torno al 12 % anual.
Bolsonaro ha aumentado la presión sobre Petrobras desde que la empresa, la semana pasada, anunció un nuevo aumento de los precios de los combustibles, que no había tocado durante 100 días.
Según esa decisión, el pasado sábado los precios de la gasolina subieron un 5,18 % y los del diésel aumentaron un 14,26 %.
“Petrobras puede sumergir a Brasil en el caos. Su presidente, sus directores y sus consejeros bien saben lo que ocurrió en 2018 con la huelga de camioneros y sus consecuencias nefastas para la economía y la vida del pueblo”, manifestó Bolsonaro.
El mandatario aludió así a una paralización de camioneros que, en 2018, él mismo como candidato presidencial apoyó, duró once días y generó una seria crisis de abastecimiento en muchas regiones del país.
La mayor preocupación de Bolsonaro con la presión inflacionaria es el impacto que pueda tener de cara a las elecciones de octubre próximo, en las que aspira a renovar su mandato pese a que, hasta ahora, todas las encuestas sitúan como claro favorito al progresista Luiz Inácio Lula da Silva, su mayor antagonista político.
EFE