Esas son razones suficientes que justifican que se le haya otorgado el Premio Alma Mater de la Universidad Central de Venezuela correspondiente al año 2022. Este premio fue creado para valorar y reconocer los aportes de los ucevitas que puedan ser calificados como egresados integrales. Y esto significa que el egresado merecedor del premio debe haber hecho contribuciones notables al país y a la universidad, al tiempo de ser referencia de valores republicanos.
Entre esas contribuciones relevantes de Arteaga se pueden mencionar varias. En primer lugar, su gestión como director del Instituto de Ciencias Penales de la UCV, en la cual continuó el trabajo académico iniciado por Tulio Chiossone y por Francisco Canestri. Arteaga sustituyó a Chiossone en la dirección de este instituto. Fue una etapa marcada por una vigorosa actividad académica. Se publicaron dos libros homenaje: Arminio Borjas y Tulio Chiossone. Igualmente, en esa época vinieron a Venezuela los penalistas extranjeros Jorge Frías Caballero, Jorge de la Rúa y Eduardo Novoa Monreal, quienes investigaron en el Instituto de Ciencias Penales y dieron clases en el postgrado de la UCV. Frías Caballero, además de sus cursos de posgrado, escribió en su estancia en Venezuela su libro Problemas de culpabilidad en el Código Penal venezolano. (además de compilar diversos trabajos suyos bajo el nombre de Temas Penales). De la Rúa publicó en Venezuela su libro De los delitos contra la confianza en los negocios. Y Novoa Monreal escribió Fundamentos de los delitos de omisión. Todos estos son obras canónicas. Vale la pena destacar que la presencia de estos profesores visitantes contribuyó a la formación de una generación de penalistas venezolanos. Y eso se hizo durante la gestión de Alberto Arteaga.
Más adelante, el Instituto fue dirigido por tres criminólogos: Myrla Linares Alemán, Rosa del Olmo y Luis Bravo Dávila, hasta que llegó a la dirección del Instituto, Carlos Simón Bello, uno de los más destacados pupilos de Alberto Arteaga. Durante su gestión, Bello promovió la celebración de eventos internacionales; se creó la Cátedra Libre José Rafael Mendoza Troconis y la Cátedra Libre de Derecho y Bioética bautizada bajo el nombre Dr. Augusto León; se publicaron dos libros homenaje: al mismo Mendoza Troconis y a Alberto Arteaga, (este último coauspiciado por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales). También se renovó la biblioteca Tulio Chiossone (que es el nombre que lleva la biblioteca del Instituto).
Mención especial merece la publicación del Código Penal de Venezuela comentado artículo por artículo, con todos los antecedentes, que se inició por iniciativa de la dirección del Instituto. En el año 1999 se publicó el Volumen VIII, el cual abarcó los delitos previstos hasta la fecha en el Código Penal. Solo faltó el volumen relativo a las faltas. Este trabajo, como los anteriores reseñados, demuestran el sentido de equipo de los investigadores y profesores del Instituto.
En segundo lugar, la producción doctrinaria de Alberto Arteaga consta de diecinueve libros y más de cincuenta artículos publicados en distintas revistas. Entre sus libros se pueden mencionar: el Derecho penal venezolano, con doce ediciones hasta la época; La culpabilidad en la Teoría general del hecho punible y La estafa y otros fraudes en la legislación penal venezolana, que fue el primer estudio sobre el tema publicado en nuestro país. Sus libros y artículos se caracterizan por su prosa limpia y clara, que facilita el estudio de los complejos temas del Derecho Penal.
Asimismo, en el ejercicio de la cátedra se ganó el respeto de colegas y estudiantes por la calidad de sus exposiciones y por su puntualidad. Como profesor hacía pensar a sus alumnos y su metodología estaba reñida con las técnicas de caletre y repetición de datos huérfanos de reflexión.
En tercer lugar, su gestión como decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas se caracterizó por su amplitud y tolerancia con quienes no pensaban como él. Se celebraron concursos de oposición, el posgrado recibió apoyo por parte del decano y se promovió la excelencia académica. Por estas razones, fue reelecto con votación abrumadora como decano para el período 1987-1990. Al finalizar su segundo decanato, se jubiló siendo profesor a dedicación exclusiva. Se trata, pues, de una vida dedicada a la investigación y a la enseñanza en “La casa que vence las sombras”.
En cuarto lugar ?y luego de su jubilación? Alberto Arteaga se dedicó en forma exitosa al ejercicio profesional. En estas funciones, fue defensor del presidente Carlos Andrés Pérez en el juicio que se le siguió. Su participación fue apreciada y respetada por todos, porque lo hizo con coraje, decencia y convicción. Por esta razón, se conoció ampliamente su nombre nacional e internacionalmente. Al mismo tiempo, como litigante ha demostrado su probidad y compromiso con sus defendidos. Otro rasgo que debe ser destacado.
A eso se suman sus artículos de opinión publicados en la prensa nacional, caracterizados por la precisión y la claridad. En estos artículos Arteaga Sánchez ha orientado a la opinión pública en temas jurídicos y políticos. El peso de su voz es reconocido a nivel nacional.
Por estas razones, la Academia de Ciencias Políticas y Sociales decidió por unanimidad postularlo para el mencionado premio Alma Mater. En esta postulación la Academia señaló que el postulado es “uno de los más notables exponentes del pensamiento jurídico venezolano de cualquier época”. Credenciales suficientes para calificarlo como un valor del foro venezolano.
El valor de la doctrina penal venezolana se debe, en gran medida, al trabajo realizado desde el Instituto de Ciencias Penales de la Universidad Central de Venezuela. De ahí que en un hermoso acto académico celebrado ayer en la Sala “E” de la Biblioteca de la UCV se le otorgó al profesor Arteaga el premio Alma Mater.
En medio de todo, en el centro está su capacidad de hacer, su calidad humana, su sencillez, su constitución interior y su impulso creador. En simples y escuetas palabras: hay que celebrar el premio Alma Mater de la Universidad Central de Venezuela 2022 otorgado a un republicano integral: Alberto Arteaga Sánchez.