La leyenda del tenis estadounidense Serena Williams, de 40 años, fue eliminada el martes en su retorno a Wimbledon tras un año sin jugar un torneo de individuales, pero evitó hablar de retirarse del circuito profesional.
La siete veces campeona del Grand Slam sobre hierba y exnúmero 1 del mundo perdió en primera ronda contra la francesa Harmony Tan por 7-5, 1-6 y 7-6 (10/7).
Tras un año sin jugar ha descendido al puesto número 1.204 y había sido invitada por los organizadores a participar en Wimbledon.
Tan, 115ª jugadora del mundo surgida de la fase calificatoria previa, se impuso en un enfrentamiento demencial que duró tres horas y 11 minutos sobre la hierba de la pista central del All England Club londinense.
La francesa, de 24 años, reconoció tras el partido haberse visto impresionada cuando el sorteo le impuso jugar contra una leyenda a la que admira desde niña y ser la primera “sorprendida” por su victoria.
“Fue una batalla muy larga”, reconoció después la estadounidense en rueda de prensa, esquivando las insistentes preguntas de los periodistas sobre su futuro.
Afirmó no saber qué quiere hacer, se negó a decir si piensa retirase y se mostró alentada por jugar el Abierto de Estados Unidos a finales de agosto.
“Siento que jugué bastante aceptablemente en algunos puntos, no en todos”, aseguró sobre el partido del martes y reconoció resentirse al llevar tanto tiempo sin competir.
En julio de 2021, Williams se vio obligada a retirarse en la primera ronda de Wimbledon por una lesión en el muslo. Era entonces octava raqueta mundial.
Tiene en su posesión 23 títulos de Grand Slam, más que cualquier hombre del circuito y uno menos que el récord histórico de la australiana Margaret Court a la que lleva años intentado emular sin éxito.
– Genio y errores inimaginables –
La estadounidense fue aclamada por el público cuando volvió a pisar la hierba, pero rápidamente falta de práctica y sufrió un quiebre de su primer de servicio en su primer juego.
Inicialmente muy por debajo de su mejor nivel y aparentemente en baja forma física, se recuperó y rompió el saque se su adversaria en el cuarto juego para empatar a 2-2, jalonada por el público.
Tras perder el primer set pareció recuperar el genio, se concentró en el saque y subió a la red para terminar varios puntos con gran determinación.
Pero algo oxidada también cometió errores otrora inimaginables, en los golpes cortados o al restar el saque de una jugadora sin experiencia pero que la hizo correr hasta el agotamiento.
Sin embargo, mejoró la precisión al buscar las líneas, en reveses cruzados con grandes ángulos que le permitieron empatar a dos mangas con un rápido 6-1.
Pese a estar a un paso de ganar el encuentro en el décimo juego del tercer set, se acabó viendo con un punto de partido en contra que salvó con una potente y eficaz volea.
Llegó así a un tie-break que empezó dominando con precisión y acabó perdiendo con varios errores.
“Estoy muy emocionada”, aseguró Tan. “Es una superestrella. Cuando era niña, la veía tantas veces en la televisión”.
“Pensé que si podía ganar un juego, dos juegos, sería muy bueno para mí”, dijo casi sin poder creerse su proeza.
Tras un año alejada de las pisas, la semana pasada Williams calentó motores formando pareja con Ons Jabeur en el torneo de dobles de Eastbourne, donde tuvieron que retirarse tras ganar dos rodas por una lesión de la tunecina.
La estadounidense ganó el último de sus siete títulos de Wimbledon hace seis años, pero llegó a la final en 2018 y 2019. | Por Anna Cuenca / AFP