Pamela Anderson cumple 55: su tormentosa vida de abusos, violaciones y el maltrato del hombre que más amó

Pamela Anderson cumple 55: su tormentosa vida de abusos, violaciones y el maltrato del hombre que más amó

La actriz Pamela Anderson en Cannes Gala 2019 en el Hotel du Cap-Eden-Roc antes de la pandemia, y de volver a casarse y separarse (Foto de Dominique Charriau/Getty Images)

 

Adornado con piernas de infarto, desbordantes lolas, perfecta mirada azul, dientes enceguecedores y una melena dorada, el cuerpo de Pamela Anderson le dio vida al personaje de Casey Jean Parker, la socorrista de la exitosa serie de tevé Baywatch en los años ‘90. Fue el sensual enterizo rojo que llevaba puesto lo que la terminó por consagrar como ícono sexual de la época.

Ese combo resplandeciente logró que casi todas las jóvenes de su generación soñáramos con tener algo parecido a ese cuerpo escultural y bronceado que corría por las pantallas salvando vidas.

Aquel emblema del erotismo hoy acaba de cumplir 55 años.

La ovación inesperada

Pamela llegó al mundo a las 4.08 de la madrugada del primero de julio de 1967 en Ladysmith, Columbia Británica, Canadá. Los orígenes de su familia se remontan a Finlandia. Su bisabuelo, Juho Hyytiäinen, había llegado, en 1908, desde el pueblo de Saarijärvi. Su nombre era tan difícil de pronunciar que decidió cambiarlo por Anderson. Así fue que ella heredó el apellido con el que se hizo famosa. Vivió su infancia con su madre Carol que trabajaba como moza doble turno, su padre Barry -alcohólico- que reparaba hornos y su hermano menor, Gerry.

En la preadolescencia Pamela se volvió vegetariana cuando un día vio a Barry cazar un animal y matarlo. Eso marcaría a fuego sus luchas de adulta en contra del maltrato animal.

Su primer novio, con quien convivió durante un año, fue Tyrone, un compañero del colegio. Terminado el secundario, Pamela manifestó ganas de volar y se instaló en Vancouver donde comenzó a trabajar como instructora de gimnasia. Eso puso punto final a la joven pareja.

Portadora de una belleza llamativa, fue durante un partido de la Canadian Football League, que su cara inundó la pantalla gigante del Estadio BC Place de Vancouver. Pamela, que tenía puesta una remera de una marca de cerveza llamada Labatt, provocó exclamaciones entre la multitud. La gente estalló al verla con una ovación. Los organizadores del match se acercaron para pedirle que bajara hasta al campo de juego. Y, en un abrir y cerrar de ojos, Pamela obtuvo su primer contrato como modelo para Labatt. La vocación había llegado casi de casualidad.

En el año 1989 la llamaron para que posara para la revista erótica Playboy. Osada, no dudó. Estuvo en la portada de octubre de ese año y se consagró como una “conejita”. Quería ser modelo así que decidió que la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos, era el lugar para conseguir el futuro brillante con el que soñaba.

Otro de los primeros hombres en su vida fue el productor Jon Peters, quien contó cómo la había conocido: “Entré a un bar … y vi a un ángel sentado allí. Era Pammy. Tenía 19 años y… terminamos viviendo juntos”. Los 22 años de diferencia de edad no ayudaron a la convivencia y todo terminó en poco tiempo.

Pronto a Pamela empezaron a lloverle ofertas de trabajo.

96 horas para enamorarse

Llegó a Los Ángeles en 1990 y comenzó con una extensa gira por estudios televisivos, entrevistas y audiciones. Hizo más tapas para Playboy y, hacia fines de ese año, participó en un episodio de una serie para televisión. Luego, en varios capítulos de otra.

En 1991 apareció una mejor oportunidad: un contrato serio para un papel interesante en la serie Home Improvement. Pero Pamela quería más, deseo que se concretó al año siguiente cuando comenzó a interpretar a la salvavidas C.J. Parker en Baywatch. Enfundada en el clásico traje de baño colorado, su figura y su cara comenzaron a recorrer norteamérica desde la pantalla chica arrancando suspiros masculinos y admiración femenina. Continuó con ese papel hasta el año 1997. El personaje consolidó su fama y la elevó al podio de las actrices mejor pagas de la tevé. Baywatch, según el Huffington Post, era entonces el programa de televisión más visto del mundo con una audiencia semanal de 1.100 millones de personas en 148 países. La influencia cultural era tanta que muchas mujeres empezaron a recurrir a las cirugías plásticas para verse parecidas a Pamela, reconoció el cirujano Mark Berman al medio periodístico ABC News.

El romance de Pamela con el rock comenzó con su relación con el líder de Poison, Bret Michaels, entre 1993 y 1994.

El 19 de febrero de 1995, Pamela con 28 años se enamoró de manera salvaje del rockero Tommy Lee, de 33, de la banda Mötley Crüe. Se habían conocido el 31 de diciembre de 1994 en una fiesta de fin de año. El quedó enloquecido con la bomba sexual y ella absolutamente atrapada por su sex appeal. Pamela partió a los pocos días a Cancún, México, para un trabajo. Tommy, sin decirle nada, la siguió y en esa ciudad costera consiguió su primera cita con ella.

Noventa y seis horas después de ese encuentro se casaron. Ella usó un bikini blanco y se tatuaron, en sus respectivos anulares, los anillos de compromiso. Intensidad, locura y pasión eran el norte de la nueva pareja. Fue durante la luna de miel que ambos se filmaron teniendo sexo desenfrenado. Ese video casero lo guardaron para disfrutarlo ellos mismos y, con el tiempo, terminó bajo llave en una caja fuerte de la casa que compartían.

Del matrimonio nacieron sus dos hijos: Brandon Thomas Lee, el 6 de junio de 1996, y Dylan Jagger Lee, el 29 de diciembre de 1997.

Si bien se amaban apasionadamente la relación de la pareja era peligrosamente volcánica. “Para mí solo estaba Tommy y nadie más. Era el amor de mi vida. Tuvimos un loco y salvaje comienzo… pero fue amor a primera vista. Tuvimos niños hermosos y ellos están agradecidos de haber nacido del verdadero amor”, comentó Pamela a la revista People.

Aquel video sexual e íntimo terminó en manos inconvenientes cuando Pamela cursaba el séptimo mes de su segundo embarazo. Un ex empleado se los robó y lo hizo circular. Hacía poco que Internet estaba al alcance de todos. Pamela quedó devastada. La pareja demandó a la compañía que lo distribuía.

Durante el juicio Pamela se negó a testificar: “No voy a ser carnada de estos abogados raros y cachondos. No quiero hablar más sobre mi vagina o mi sexo…”, vociferó enojada y estresada.

Un año y medio después la justicia determinó que la compañía debía pagarles un millón y medio de dólares y solventar las costas de los abogados.

Pero ese no era el único problema de Pamela. Tommy no era un tipo fácil. Se ponía violento con frecuencia. Golpes, gritos y patadas la llevaron muchas veces a decir que se separaría, pero luego venía la dulce reconciliación.

El 25 de febrero de 1998 Tommy agredió a su mujer una vez más. Pamela lo denunció por abusos físicos y, al día siguiente, pidió el divorcio. Tommy fue sentenciado a seis meses de cárcel; a hacer terapia para controlar su ira y, además, tuvo que pagar los honorarios de los letrados de Pamela.

En defensa de focas y pollos

En septiembre de 1998 Pamela retomó su trabajo como actriz con una serie que se tituló V.I.P, una comedia que se prolongó durante cuatro temporadas.

Vegetariana y amante de los animales, también estaba involucrada activamente en su protección. Por sus campañas contra el uso de pieles recibió, en 1999, el premio Linda McCartney. La ex socorrista de Baywatch aprovechó su fama para apuntar, además, contra la cadena Kentucky Fried Chicken: “Lo que hacen a 750 millones de pollos cada año no es civilizado ni aceptable”. También se puso al frente de la lucha contra la caza de focas en Canadá.

Entre el año 2000 y 2001 apostó, una vez más, a formar pareja. El elegido fue el modelo sueco de Calvin Klein, Marcus Schenkenberg. El amor no prosperó. Frustrada por lo que se decía de ella, en una entrevista sostuvo que no entendía por qué la gente la consideraba una estúpida porque “en realidad, soy muy lista”, se defendió.

El fatídico 2001

Pamela era una celebridad que vivía expuesta al acoso de sus fans. En 2001 se llevó un gran susto cuando encontró a una mujer desconocida, Christine Roth, durmiendo en uno de los cuartos de su mansión de Malibú. La intrusa fue arrestada. Roth, que hacía tiempo acosaba a Pamela, se declaró culpable y fue deportada a Francia, su país de origen.

Lo peor para Pamela estaba por venir el 16 de junio de ese mismo año, mientras festejaban el cumpleaños número cinco de su hijo mayor Brandon. Daniel Karven Veres, de 4 años, estaba esa tarde jugando con otros chicos en la parte baja de la pileta. De golpe, unos adultos lo vieron flotando boca abajo en el agua. Dos de ellos lo rescataron de inmediato e intentaron, sin éxito, hacerle resucitación mientras Tommy Lee llamaba histérico al 911.

La ambulancia llegó a la vez que la madre de Daniel, la actriz alemana Ursula Veres. Ella presenció con impotencia cómo los paramédicos no lograban recuperarlo. Lo trasladaron al hospital donde fue declarado muerto. El descuido de los 40 mayores presentes en la fiesta había sido fatal.

Si bien la autopsia estableció que había sido una muerte accidental, el padre de Daniel, el productor y actor de televisión James Veres, dijo en un reportaje que los dueños de casa deberían haber tenido más gente contratada para supervisar a los quince niños invitados y que la muerte de su hijo no admitía ninguna excusa.

Daniel Veres había llegado al festejo de cumpleaños con su niñera alemana quien, luego de un rato, le pidió a otra niñera que mirara el niño y ella se ausentó para ir a un concierto. La pileta, además, estaba repleta de juguetes inflables, lo que distraía la atención y dificultaba la visión.

La cadena de desatinos era larga. Los Veres demandaron a la pareja mediática y el juicio se llevó a cabo en 2003. La acusación alegó que los anfitriones habían organizado mal la fiesta, que solo se habían preocupado por pasarla bien ellos; que se quedaron bebiendo cerveza y no cuidaron de los menores. El abogado de los Veres sentenció: “No era una fiesta para chicos de 4 años, claramente” y agregó que había habido una clara negligencia por parte del dueño de casa.

Tommy Lee negó que hubiera alcohol en la fiesta y declaró que solo había gaseosas. James y Ursula Veres pidieron en el juicio un resarcimiento de diez millones de dólares, pero el jurado absolvió a Lee por unanimidad. Para ellos, había sido un accidente.

Hepatitis C y miedo a morir

En 2002, Pamela reconoció públicamente que padecía hepatitis C desde hacía tres años. Sostuvo que el contagio pudo haber ocurrido cuando compartió las agujas con las que se realizó los tatuajes.

En una entrevista con la revista Vanity Fair reveló: “Cuando me la detectaron, los médicos me dieron diez años de vida. Entré en una dinámica autodestructiva, me daba pánico estar sola”. Como consecuencia de ello se volcó a las drogas, al alcohol y al sexo. Quería escapar de la realidad como fuera.

Ese mismo año comenzó a salir con el cantante Kid Rock. Se comprometieron el 11 de abril en Las Vegas. Para 2003 ya estaban separados.

En un reportaje Pamela declaró sin tapujos que seguía teniendo relaciones sexuales con su ex Tommy Lee, a pesar de estar divorciados, y que él había sido el gran amor de su vida. Se desató un nuevo vendaval mediático.

En 2004, con 37 años, volvió a mostrar su costado atrevido: posó sin ropa para la tapa de la revista Playboy. Esta audacia siguió adelante con varios desnudos más para las revistas GQ y Stuff. En una entrevista con David Letterman aseguró que llevaba sin novio tanto tiempo que había recurrido con frecuencia a masturbarse. Con sus dichos logró que el veterano presentador y comediante se pusiera colorado. Poco después publicó su libro Star donde contó su vida como una joven desesperada por cosechar atención y, un año más tarde, sacó un segundo libro.

En 2005 Pamela reveló a los medios que se había puesto nuevos implantes en sus mamas (hacía un tiempo que se había quitado las prótesis anteriores porque le incomodaban). Los que estrenaba eran más grandes que los que había tenido. Con humor contó que sus pechos tenían nombre: se refería a ellos como Pancho y Lefty. Nada parecía detener su carácter erótico. Desafiando los límites bailó sin corpiño y con unas estrellas pintadas sobre sus pezones una canción de Elton John. La NBC censuró ese reportaje.

Aborto, abuso y porno

En 2006 retomó su romance con el músico Kid Rock con quien se casó en julio de ese año, en el yacht de unos amigos que estaba amarrado en St Tropez, Francia. En noviembre, luego de perder un embarazo, Pamela pidió el divorcio de Rock. El aborto espontáneo la afectó.

En octubre del 2007 Pamela reincidió y se casó con su viejo amigo Rick Salomon, un jugador de póker. No llegaron a cumplir dos meses que todo acabó. Hubo una reconciliación temporal, pero en marzo de 2008 el matrimonio fue anulado. En el expediente, donde tenía que decir la causa de la ruptura, se podía leer “fraude”. Quién sabe qué pasó o qué quisieron ocultar.

Antes de que terminara el año Pamela volvió a las andadas con el amor de su vida Tommy Lee. Fue un toque, algo efímero.

En el año 2014 Pamela salió a decir que, de pequeña, había soportado abusos por parte de su niñera. Reconoció que nunca había dicho nada, ni siquiera a sus padres que siempre habían creído que esa mujer había sido la mejor babysitter del mundo. Pamela recordó lo que considera fue el último atropello de su cuidadora: cuando ella le dijo que Papá Noel no existía. “Me acuerdo de haber corrido hacia ella a toda velocidad con una lapicera de juguete para tratar de clavársela en el corazón… Claro que no funcionó (…) Me pasé toda esa noche deseando que muriera. Lo tremendo fue que en 48 horas ella murió en un accidente de auto. Siempre pensé que yo la había matado, así que definitivamente no le conté a nadie lo que había pasado (…) Estaba convencida de que tenía poderes especiales para matar gente. Temía contarles a mis padres lo ocurrido”, le confesó al periodista Piers Morgan.

También le reveló que a los 12 años había sido violada. “Fui a la casa de una amiga. Mientras ella estaba ocupada haciendo algo, su hermano mayor de 25 años decidió enseñarme a jugar Backgammon… lo que derivó en un masaje y luego una violación. Fue mi primera experiencia heterosexual”. No fue la única vez. En plena adolescencia sufrió otro tremendo ultraje: un compañero de clase orquestó una violación en en grupo: “Decidió que sería gracioso que me violaran en gang, seis amigos juntos”. Su novio de entonces, Tyrone, le pidió que fuera a la policía a denunciar el hecho, pero, al final, no lo hizo.

En una columna que escribió para The Wall Street Journal Pamela habló en contra de la pornografía y dijo que los hombres que la consumen suelen tener una vida sexual menos satisfactoria. “El gran sexo no es porno y cuando eres tratada como una estrella pornográfica no es divertido. No está bien ser abofeteada, ser llamada prostituta y ser escupida. Es enfermo, hiriente, degradante y eso es un sexo terrible”, comentó en una conferencia que se llevó a cabo en la Universidad de Oxford.

Amores clandestinos

Ese mismo 2014 Pamela retomó la relación con Rick Salomon. Los dos hijos de la actriz aprobaban la relación. Se casó de blanco y le dijo a la conductora Ellen DeGeneres: “Somos mejores amigos con derechos”. A mediados de año, llegó el divorcio citando “diferencias irreconciliables”. Se dijo que eran “sexualmente incompatibles” y que Rick pretendía esconder a su mujer cuánto dinero ganaba. Tiempo después trascendió que pesaba sobre Rick una restricción perimetral: ella había denunciado que él la había intentado estrangular mientras tenían sexo al tiempo que la llamaba “puta reventada”.

Los romances que se le atribuyeron a Pamela Anderson fueron muchos, pero los más conocidos resultaron los que tuvo con los actores Sylvester Stallone y Ben Affleck. También se dijo que tuvo su historia con el legendario Hugh Hefner, fundador de Playboy, con quien dijo se vio envuelta en una orgía no deseada con otras siete mujeres. Si bien ella no confirmó si hubo algo con él o no, siempre habló bien de Hefner y aseguró que él la defendía de otros poderosos: “Algunos me decían: Ven a mi habitación de hotel y haz una audición conmigo. Si no vienes, le daré el papel a otra chica. Yo me negaba y perdía roles. Otro me comentó: Pamela ven y únete a nosotros en el jacuzzi y te daré 100 mil dólares. Le respondí: Creo que eso es más que solo estar en el Jacuzzi, llamaré a Hef. Él era mi carta de salvación”.

En 2009 conoció al presidente de Rusia, Vladimir Putin, mientras protestaba por la caza de focas. Putin la invitó en 2012 a compartir una charla en su país. Los rumores no se hicieron esperar.

En 2015 los médicos le dijeron que se había recuperado totalmente de la Hepatitis C, el virus había desaparecido gracias a una nueva medicación. Fue un verdadero alivio.

Otro hombre con el que se la vinculó, en octubre de 2016, fue Julian Assange -el programador y periodista fundador de WikiLeaks- quien estaba refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres para evitar su extradición a Suecia. Pamela no lo negó ni lo confirmó: “Mi relación con Julián no es un secreto”, dijo misteriosa.

El interminable ruedo amoroso

En 2018 volvió a apostar al amor con el ex futbolista de la selección francesa Adil Rami, veinte años menor que ella, a quien había conocido durante el Gran Premio de la Fórmula 1 de Mónaco. Tuvieron varias idas y vueltas hasta que en junio de 2019 llegó la fractura total. Pamela anunció en las redes que había sido estafada y que su pareja era en realidad un narcisista y un sociópata que llevaba una doble vida: “Es un monstruo mentiroso (…) Los dos últimos años de mi vida han sido una gran mentira. Me engañaron, me hicieron creer que estábamos viviendo ¿un gran amor?”. Aseguró que Adil le había sido infiel con su ex mujer.

El futbolista, por su lado, negó las acusaciones. Y con sus amigos del deporte compartió intimidades de alto voltaje, como que la relación con la actriz había sido tan intensa que solían tener hasta doce relaciones sexuales en la misma noche.

Poco después, Pamela volvió a hablar en público de los abusos físicos y verbales que había sufrido en manos de Tommy Lee, el padre de sus hijos. Tommy, en vez de callar, salió a decir que ella le resultaba “patética” y que creía que Pamela “… podría encontrar algo nuevo en vez de revivir mierda. Habla de viejos dramas para obtener atención”. Brandon, el primogénito de la pareja, se enfureció con las declaraciones de su padre y fue hasta la habitación donde estaba Tommy y lo golpeó.

Hacia fines de 2019 reapareció en la vida de Pamela un ex: Jon Peters. El 20 de enero de 2020 contrajeron matrimonio en una ceremonia íntima en Malibú: “Soy una mujer afortunada, nos amamos sin condiciones”, dijo la novia. Peters (de 74 años en ese entonces) había estado casado cinco veces y había sido pareja de Barbra Streisand. Como no podía ser de otra manera, se divorciaron. Lo insólito es que esta vez habían durado… ¡doce días!

Aunque luego Pamela le dijo a The New York Times que, en realidad, no habían llegado a presentar los papeles del matrimonio, Jon declaró molesto y decepcionado a la revista Page Six. “Dejé todo por Pam. Ella debía 200 mil dólares y no tenía forma de pagarlo así que pagué yo. Este es el agradecimiento que he recibido. ¡No hay más tonto que un viejo tonto! (…) Todo este asunto del matrimonio con abogados y deudas me ha asustado. Me ha hecho darme cuenta que a mi edad necesito una vida tranquila y sencilla”.

Pamela siguió adelante. Nada la detuvo. Ni la pandemia.

En la Navidad de 2020 volvió a decir “Sí”. Esta vez fue con un largo y vaporoso vestido blanco y el elegido fue su propio guardaespaldas, Dan Hayhurst, de quien se había enamorado durante el aislamiento por el Coronavirus. La ceremonia se realizó en la casa que había sido de sus abuelos en Ladysmith, en Vancouver, y que Pamela había adquirido. ¿Adivinen qué ocurrió? Un año después todo terminó.

Hoy es siempre

En 2021 la actriz puso en venta su casa de Malibú en casi 13 millones de dólares. Con cuatro dormitorios, cinco baños y un jardín frondoso con acceso a una laguna privada donde también estaban la pileta y el spa, terminó vendiéndose en 12 millones. Buena suma.

Pero si bien en lo económico no le fue mal, está claro que el amor duradero le resultó esquivo a Pamela Anderson.

Así las cosas, llegamos a febrero de 2022 cuando la bronceada exsocorrista volvió a los titulares de la prensa. Fue con motivo del estreno de la serie de Star Plus, Pam & Tommy, en la que se recreó el episodio de aquel video erótico casero. En ella cuentan como el actor porno y electricista Rand Gauthier, resentido porque no le habían pagado los 20 mil dólares que le correspondían por un trabajo en la mansión, robó el contenido de la caja fuerte de la pareja. Él mismo fue quien llevó la cinta a gente de la industria pornográfica y las imágenes terminaron dando la vuelta al mundo en menos de 80 días.

Pamela asegura no haberla visto y dice que está preparando su propia versión documental. En su único posteo en su cuenta oficial de Instagram escribió, en un papel encabezado convenientemente por el logo de Netflix: “Mi vida. Un millar de imperfecciones, un millón de equivocaciones. Malvada, salvaje y perdida (…) No soy una víctima sino una superviviente. Viva, para contar mi verdadera historia”. Y cerró el post con un beso rojo. Detrás de esta autobiografía está nada menos que su hijo mayor Brandon Thomas Lee, de 26 años. El joven usará los diarios personales de su madre para contar la historia oficial.

A esta altura ya estamos mareados con las idas y vueltas del corazón de la querida Pamela, la rubia escultural que cumplió años. Aunque hayamos perdido la cuenta de sus matrimonios y desamores está claro que todavía la flecha de Cupido puede atravesarla infinitas veces más. Sus “Sí, ¡quiero!” se hamacan con el viento y se disipan en el aire, pero Pamela está convencida de que, independientemente de cuánto duren los votos matrimoniales, comprometerse siempre vale la pena. Después de todo, ella se lo reconoció a la revista W: “El amor es para mí la cosa más importante del mundo, ¡todo lo demás no significa nada!”.

Quizá podríamos soplarle al oído una frase maravillosa, del poeta Antonio Machado, que seguramente ella no haya escuchado jamás pero que le serviría como justificación para la brevedad con la que se manifiesta su músculo amoroso:

“Hoy es siempre todavía”.

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