El presidente electo Gustavo Petro Urrego designó como nuevo ministro de Defensa al exmagistrado Iván Velásquez. Con este nombramiento se da la novena designación que hace el mandatario de los 19 ministerios que le acompañarán en su gobierno desde su posesión el próximo 7 de agosto.
Por eltiempo.com
El jefe de cartera castrense tendrá que enfrentarse a retos en temas como la fumigación de cultivos ilícitos, la mencionada reforma al Esmad, y la posibilidad de mover a la Policía a otro ministerio, entre otros. EL TIEMPO consultó a expertos que se refirieron a los desafíos del nuevo ministro.
En ese sentido, Angelika Rettberg, docente de la Universidad de los Andes y experta en resolución de conflictos armados, le señaló a este diario que el ministerio tiene cuatro retos principales relacionados con lo político, lo estructural, y lo económico.
En cuanto al reto político, se refiere a “su relación con el primer gobierno de izquierda elegido en Colombia”, pues existen preguntas de fondo con el hecho de que el presidente sea el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, y las posibles consecuencias de la forma en la que se defina la estrategia de seguridad, en especial de cara a lo que se hará con las organizaciones criminales que quedan y los grupos armados.
“Es un reto político porque las Fuerzas Armadas estaban muy relacionadas con el tema de construcción de paz y de la idea de que la victoria era la negociación durante y hasta el gobierno del presidente Santos, pero desde entonces han surgido voces internas y externas, así como críticas que un ministro de Defensa tendrá que abordar”, señaló la analista.
Y añadió que este desafío también se relacionaba con “reconocer la independencia histórica entre civiles y militares en Colombia y estar tranquilos en el sentido de que, en general, los militares colombianos han sido leales al poder civil; pero al mismo tiempo hay un cambio claro en la lectura política que puede generar tensiones en el nuevo ministro”.
Para Rettberg, el segundo reto estaría relacionado con lo organizacional, pues “una de las líneas rojas de las negociaciones en La Habana -y que se mantiene hasta hoy- es no tocar la estructura ni el presupuesto de las Fuerzas Armadas”; este último, según la investigadora, aumentó mucho.
Y dijo que, gracias a eso, en parte, el Estado colombiano ha logrado conquistas y ventajas militares significativas, “pero en la práctica hay una pregunta muy grande sobre si las Fuerzas Armadas tienen la organización, la estructura, los lineamientos y el presupuesto necesarios para el tipo de problemas de seguridad de una Colombia en la cual siguen existiendo organizaciones criminales y claramente el tipo de violencias ha cambiado”, aseguró.
Igualmente, mencionó que se trata de un desafío gigantesco al cual, hasta ahora, ningún ministro de Defensa ha querido dedicarle esfuerzos porque es “muy delicado”. Pero, según Rettberg, es necesario preguntarse sobre el tipo de seguridad que “requiere un país con las necesidades en dicha materia que tiene Colombia hoy, que son claramente distintas a las de hace 15 o 20 años”.
Por último, la experta mencionó el reto económico sobre los recursos que tiene el presupuesto militar en el país, pues “es muy alto en comparación con otros países de la región; probablemente más alto de lo que se necesite, pero sobre eso no ha existido un debate público ni basado en evidencias”, señaló la analista, quien añadió que esa sería otra pregunta que el nuevo ministro de Defensa debería plantearse en el gobierno entrante.
Esmad y fumigación
Por su parte, el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González Posso, puso sobre la mesa otros desafíos que tiene el nuevo jefe de la cartera de Defensa.
Uno de ellos se refiere a la fumigación de cultivos ilícitos que, según el experto, durante el último cuatrenio ha sido un tema de discusión, pues se pusieron unos parámetros muy exigentes que no pudieron ser cumplidos.
“En el próximo gobierno es poco probable que se vuelva a la asperción aérea, la fumigación de manera masiva de matas de coca. Esa ha sido la postura del presidente electo”, señaló González.
También habló de las actividades que adelantan las Fuerzas Militares contra la deforestación en Colombia, con la conocida operación Artemisa, y dijo que podría considerarse la propuesta de conservar Parques Nacionales Naturales y proteger zonas con reservas forestales “con la participación de las mismas comunidades y grupos étnicos”.
“Es una estrategia diferente, enfocada no en despoblar las zonas sino dejarlas libres de máquinas. Aunque no dejaría de lado que, frente a actividades criminales la Fuerza Pública actúe, pero con un enfoque de defensa de los ecosistemas y participación de las comunidades”, explicó González.
Los expertos también se refirieron a la propuesta de reformar al Escuadrón Móvil Antiditurbios (Esmad) de la Policía Nacional.
Para el director de Indepaz, el Esmad “sí necesita una reestructuración muy fuerte en lo que tiene que ver con estas fuerzas encargadas de intervenir hechos que afecten el orden público”, pues considera que debe dejar de entenderse como una fuerza represiva y mas como un “mecanismo de protección -incluyendo el derecho a la protesta”.
Igualmente, señaló que debe regularse el uso de armas consideradas no letales en las intervenciones a las manifestaciones, pero “que terminan siendo letales: usadas de diferente manera sí pueden hacer daño”, dijo González y agregó que se conoce de 68 casos en los que personas murieron por el uso de estos aparatos en el marco de contención de la protesta.
Al respecto, Angelika Rettberg dijo que es común que existan dispositivos de choque en las fuerzas policiales en otras democracias. “Veo muy remota la posibilidad de que se acabe con esta fuerza dentro del repertorio de respuestas de seguridad, lo que sí claramente me imagino es que habrá una discusión de fondo sobre los protocolos de buena actuación”, señaló.
Y agregó que la discusión también sería encaminada hacia la implementación de los protocolos y sobre cómo se generarían responsabilidades para quienes no cumplan con estos.
El futuro de la Policía
Los analistas también hablaron sobre la propuesta de desvincular a la Policía del ministerio de Defensa y a las posibles relaciones que tendrían los militares con el nuevo gobierno.
Hay que hacer una política de fortalecimiento de sus funciones civiles, de protección ciudadana y de los derechos humanos en la Policía: Camilo González Posso, director de Indepaz.
González mencionó que, además de ser una de las recomendaciones del informe final de la Comisión de la Verdad y de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), es una de las propuestas consignadas en el programa del Pacto Histórico.
“Eso sucede en muchos países de América”, dijo González y añadió que para que la división de fuerzas y funciones sean claras, “hay que desmilitarizar la Policía”.
Ya que, para el director de Indepaz, después de tantos años de guerra interna y contra el narcotráfico en Colombia se ha militarizado la institución, entonces “hay que hacer una política de fortalecimiento de sus funciones civiles, de protección ciudadana y de los derechos humanos”, señaló.
De acuerdo con el experto, “es bueno que esté en otro ministerio para que no haya una interferencia en líneas de mando y exista diferenciación entre las funciones militares y policiales”. Y mencionó que las opciones podrían ser el ministerio del Interior o el de Justicia.
Para Rettberg, quienes defienden eso argumentan que la Policía debería ser una fuerza civil -como lo es en otros países- que cumpla roles de mantener el orden, pero no desde el punto de vista del ejercicio de la fuerza física sino desde la promoción de la convivencia y labores de ciudadanía, que no son las mismas que ejerce una fuerza militar.
“Es algo que debería discutirse”, dijo la experta. y agregó que “el tipo de seguridad que necesita Colombia es distinta a la que el país necesitaba hace 15 años“. En ese sentido, habría plantearse qué rol juega cada fuerza armada en el tema de seguridad y si debe abordarse desde una visión integral en el ministerio de Defensa o si se deben dividir esas fuerzas.
Respecto a la relación con las Fuerzas Militares, ambos analistas estuvieron de acuerdo en que pueden existir prevenciones por parte de los uniformados pero últimamente se ha visto una posición de diálogo por parte del presidente electo.
“Hay prevenciones porque los militares nunca han estado inscritos en un gobierno de izquierda“, señaló el director de Indepaz, y agregó que el reto para el nuevo ministro “supone que debe haber una estrategia de construcción de confianza y, sobre todo, del respeto constitucional”.
Además, González indió que en algún momento se habló de la reestructuración del Ejército para épocas de paz, “y si bien no la hemos alcanzado, estamos en un momento de transición y eso requiere redistribuciones muy importantes”, explicó.
En este sentido, Rettberg dijo que la relación con los militares significaba un “reto político”.
“Los temores y el fanatismo que se agudizaron en el debate electoral han afectado a las Fuerzas Militares, pero creo que hay sectores muy tranquilos, centrados y claros en su misión constitucional de servir a los civiles”, dijo.
Añadió que es normal que haya quienes “tengan temor a las políticas del presidente, pero estos se desvanecen con una buena conversación y Petro ha logrado generar un diálogo con otros sectores opuestos -como cuando se sentó con el expresidente Uribe- ,y tal vez haga lo mismo” con los militares, señaló.