Un cuarto de los presos de Hong Kong son mujeres, un porcentaje récord motivado por las “mulas” extranjeras pobres, a menudo engañadas o forzadas a transportar drogas.
En 2016, Caterina, una venezolana, fue sentenciada a 25 años de cárcel luego de que no logró convencer a un jurado de que fue obligada a servir de mula.
Aseguró que fue secuestrada en Brasil tras responder a un falso aviso de empleo. Dijo que fue violada repetidamente y que su familia fue amenazada hasta que accedió a viajar a Hong Kong.
“Me trataban como trapito. Tenía miedo que me mataran”, contó.
Caterina, quien pidió no revelar su nombre real para proteger a su familia, habló con la AFP desde una cárcel de Hong Kong.
Embarazada antes del secuestro, la mujer de 36 años dio a luz a un niño en prisión.
“He trabajado muchos años con gente vulnerable, pero este es un caso que me atenaza”, declaró a la AFP Patricia Ho, una abogada que ha ayudado a Caterina.
“Lo que no logro sacarme de la cabeza es que yo hubiera hecho exactamente lo mismo que ella”, acotó.
Según Ho, uno de los temas que enfrentan los defensores es que Hong Kong reconoce el problema del tráfico humano, pero no tiene leyes que lo prohíben.
Por ello, los fiscales, jueces y jurados raramente toman en cuenta si la mula es víctima de tráfico humano.
“Por la fuerza o la coerción, como quieras llamarlo, ella fue forzada a cometer un delito. Eso para mí calza perfectamente en la definición de tráfico humano”, sostuvo Ho.
Su historia es común en las alas femeninas de las cárceles de Hong Kong, donde hay, además de latinoamericanas, muchas mujeres de países asiáticos y africanos.
Estadísticas oficiales de Hong Kong indican que en 2021 un cuarto de las 8.434 personas presas eran mujeres.
Es la tasa más alta del mundo, según el World Prison Brief, una base mundial de datos penitenciarios de Birkbeck College, Universidad de Londres.
El Servicio Correccional de Hong Kong dijo que 37% de los presos extranjeros son mujeres, pero se negó a comentar por qué había tantos foráneos tras las rejas.
Activistas, voluntarios, abogados y mujeres detenidas con quienes conversó la AFP en las últimas semanas dijeron que la mayoría de las mujeres encarceladas son “mulas” extranjeras.
Hong Kong tiene una ubicación ideal y su puerto y aeropuerto tienen una actividad intensa, por lo que ha sido una base mundial para cualquier tipo de comercio, ya sea legal o criminal.
Las bandas del narcotráfico prefieren usar mujeres como mulas porque creen que llaman menos la atención de las autoridades.
Las mulas son fáciles de detectar para policías y fiscales en Hong Kong, donde una declaratoria temprana de culpa puede reducir en un tercio la sentencia de cárcel.
Intentar evitar una condena es arriesgado dadas las duras leyes antidrogas de Hong Kong. El transporte de 600 gramos o más de cocaína es pasible de una pena mínima 20 años.
Con información de AFP