En el corazón del Donbás, la rica región industrial y carbonífera del este de Ucrania donde ahora se concentra el enfrentamiento con las fuerzas rusas que invadieron el país, un grupo de ex militares occidentales muy experimentados están impartiendo un curso intensivo de formación de 10 días para 40 nuevos reclutas ucranianos que pronto estarán en la primera línea de fuego.
Por Gustavo Sierra | Infobae
La fuerza de combate profesional de Ucrania, que defiende el frente oriental desde 2014, está mermada y agotada. Desde el 24 de febrero cuando comenzó la invasión ordenada por Vladimir Putin, las filas de la defensa requieren cada vez más combatientes experimentados. Pero lo único que reciben son voluntarios con escasa o nula formación militar. Se necesitaba urgentemente crear un grupo de formación de soldados y oficiales.
El ojo avizor de Andrew “Andy” Milburn, un coronel retirado del Cuerpo de Marines que pasó 31 años en el ejército estadounidense, detectó de inmediato esa falla cuando llegó como voluntario a Kyiv. Se contactó con antiguos colegas con los que había luchado en Irak y Afganistán, entre otros escenarios bélicos, y llamó a otros amigos militares con mucha experiencia del Reino Unido, Irlanda y Sudáfrica. Decidieron formar un equipo de voluntarios con financiación privada y pronto apareció un nombre perfecto para identificarse: Grupo Mozart. Es una referencia sarcástica y contrapuesta al famoso Grupo Wagner de mercenarios rusos creado por el Kremlin y financiado por Yevgeny Prigozhin, empresario con estrechos vínculos a Putin. Milburn dice que al principio era “un poco ambivalente sobre el uso del nombre”, pero que ahora “se ha convertido en una marca”.
En una entrevista con WUSF, la radio y televisión pública de Florida, Milburn contó que estaba seguro que Rusia atacaría a Ucrania y que el día de la invasión ya estaba en Kyiv como periodista cubriendo la guerra para el sitio especializado Task & Purpose. “Quería ver la que sucedía, pero sabía que no podía estar allí oficialmente como militar. Me puse la camiseta de corresponsal de guerra y me duró muy poco. Cuando eres militar durante 31 años, mueres con las botas puestas. Así que decidí ayudar en lo que podía y donde había una necesidad enorme que era en el entrenamiento de los jóvenes oficiales”, explicó Milburn.
Hacía poco que se había retirado del ejército estadounidense. Fue el primer marine estadounidense que dirigió una fuerza de operaciones especiales durante la guerra contra el ISIS, el Estado Islámico, en Siria e Irak. Su especialidad es esa, los comandos de elite. Y es el tipo de unidad que está intentando reforzar en Ucrania. “Los rusos son muy buenos en armar sus líneas de defensa. Y muy ineptos en el ataque. Enseguida minan todo el territorio a su alrededor para evitar las incursiones masivas y comienzan a lanzar proyectiles de artillería a mansalva. Para contrarrestar esto se necesitan comandos especiales, pequeñas unidades que usen la inteligencia para acercarse a los rusos y atacarlos por sorpresa”, comentó Milburn al sitio Forces.net.
De los 20.000 voluntarios extranjeros que se enrolaron en el ejército ucraniano en estos casi seis meses de guerra, muy pocos tienen el entrenamiento militar adecuado. “La mayoría mintió sobre sus antecedentes y fueron enviados al frente sin mayor entrenamiento. Tampoco tenían equipos adecuados. Carecían de prácticamente todo, desde drones hasta chalecos antibalas, pasando por radios seguras y botiquines médicos”, dice el ex coronel. Por esa razón, también organizó una red de proveedores de insumos militares y armas que ayudan a financiar la operación. “Esto nos diferencia totalmente de lo que hace el Grupo Wagner”, asegura Milburn.
Desde 2014, el Grupo Wagner opera en países como Siria, Libia y la República Centroafricana, protegiendo los intereses rusos sin tener en cuenta los derechos humanos ni el derecho internacional. “No quiero que nos asocien o comparen con esa gente. No somos una contraparte del Grupo Wagner; lo que hacemos es bastante diferente”, afirmó Milburn en una entrevista dio a The Guardian desde su base de entrenamiento. Se sabe que el Grupo Mozart está financiado en gran parte por donantes privados estadounidenses y formado por voluntarios cuidadosamente seleccionados que también entregan ayuda humanitaria, incluidos productos sanitarios y alimentos, en las poblaciones del frente, y ayudan a salir a las personas vulnerables de las zonas de combates.
En el centro de entrenamiento, los soldados ucranianos reciben cursos intensivos de cinco o diez días de duración sobre el manejo básico de las armas, la puntería, el fuego y las maniobras y las tácticas en el campo de batalla que, en condiciones ideales, tardarían seis meses en enseñarse. Los instructores, entre 20 y 30 que se van rotando, se comunican con los reclutas a través de dos intérpretes. Ya entrenaron a unos 2.500 combatientes ucranianos y otros 300 oficiales de las fuerzas especiales que asisten a un curso especial que les lleva unas seis semanas.
En otra entrevista que dio al New York Times, Milburn se refirió al temor que existe en Estados Unidos a que la presencia de los asesores militares termine involucrando al país en otra guerra. Esa fue la situación en Vietnam del Sur en 1961, unos años antes de la plena participación militar, cuando la presencia estadounidense se limitaba a un “grupo asesor”. “No hay nada en lo que hacemos que vaya en contra de la política de Estados Unidos en referencia a Ucrania”, asegura.
George Beebe, ex analista de la CIA y director del Instituto Quincy de política internacional, cree que las acciones como las de Milburn pueden ser potencialmente peligrosas. “Al igual que en Vietnam, el riesgo es que nos metamos más y más en el asunto, un pequeño paso a la vez”, dijo al NYT. “La diferencia es que lo que está en juego es mayor en Ucrania. Podría desatar fácilmente un conflicto directo entre Estados Unidos y Rusia de enorme gravedad.”
Y recuerda que la traumática participación estadounidense en Vietnam comenzó con un grupo de 300 soldados en 1955 que entrenaron a los combatientes survietnamitas para responder a lo que algunos funcionarios de la época en Washington llamaron “una guerra civil menor”. “Poco a poco, Estados Unidos destinó más hombres y más potencia de fuego, decisiones que, en aquel momento, parecían no sólo razonables sino necesarias”, explicó Beebe. Los instructores empezaron a acompañar a los pelotones survietnamitas en las misiones, y luego a apoyarlos con la aviación. Y poco a poco se iban enviando más tropas hasta que, finalmente, un incidente ocurrido en 1964 en el Golfo de Tonkin llevó directamente a que Estados Unidos declarara la guerra. Todo terminó en un desastre, con 58.000 estadounidenses muertos sin lograr ningún objetivo estratégico. Y dejaron dos millones de vietnamitas, 300.000 camboyanos y 60.000 laosianos muertos. “No estoy diciendo que la escalada en Ucrania sea automática”, aclaró Beebe. “Pero el peligro es que empecemos a cruzar las líneas rojas antes de saber siquiera dónde están”.
Perry Blackburn, un teniente coronel retirado de las Fuerzas Especiales del ejército estadounidense que pasó 34 años de uniforme en Irak, Afganistán, Etiopía, Egipto, Somalia y Jordania, cree que es incomparable la situación de Ucrania con la de Vietnam. Y que “Estados Unidos no tiene más remedio que responder a la agresión de Rusia”. Apenas supo que su ex camarada Milburn estaba entrenando a las tropas en el frente ucraniano, Blackburn unió a él. “Están destruyendo ciudades enteras, matando a civiles indiscriminadamente. Si eso no es escalada, ¿qué es?”, dijo al NYT. “No veo que esto sea como los años anteriores a Vietnam. Para mí, se parece más a los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. La gente se va a preguntar, mirando hacia atrás, por qué no hicimos más antes”.
El peligro expuesto por el analista Beebe es compartido por muchos en el Pentágono y la Casa Blanca, pero hasta ahora nadie se opuso a que ex militares como Milburn y Blackburn asistan a los ucranianos en forma independiente. Hasta ahora, las estadísticas oficiales muestran que ya murieron en Ucrania dos ex marines, otros dos son prisioneros de guerra, uno está perdido en acción y 21 fueron heridos. La guerra también se está llevando la magia de nombres como Wagner y Mozart, que en Ucrania son utilizados para propósitos que ellos hubieran rechazado visceralmente.