La semana pasada el régimen de Nicolás Maduro llegó a un convenio con la compañía estadounidense Chevron para que asuma el control de la producción y exportación de sus empresas conjuntas con Petróleos de Venezuela: Petroboscán, Petropiar, Petroindependiente y Petroindependencia, dijeron fuentes familiarizadas con la negociación.
Acuerdo
“Chevron controlará sus operaciones y las exportaciones de los proyectos asociados y retendrá todos los ingresos de exportación, pero le pagará a Pdvsa al menos 50% por adelantado [del importe de las exportaciones]”, según una nota que describe el “acuerdo de cooperación”.
En junio, el gigante energético estadounidense obtuvo una licencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que le permite “transacciones y actividades necesarias para la seguridad o la preservación de los activos en Venezuela”, incluidas aquellas para garantizar la protección del personal y la integridad de las operaciones, la participación en juntas de accionistas y pagos de facturas de terceros, impuestos locales, servicios públicos y salarios. Además, consiguió la autorización del Departamento de Estado para que el presidente de las operaciones de Chevron en el territorio nacional, Javier La Rosa, y el ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck el Aissami, evaluaran el mecanismo más idóneo para que Chevron pudiese hacerse a cargo de la producción, envío y venta del crudo venezolano.
Préstamo a Petroboscán
La experiencia del préstamo de 2.000 millones de dólares otorgados en 2013 a Pdvsa para incrementar la producción de Campo Boscán, en el estado Zulia, fue negativa para la compañía norteamericana porque la petrolera estatal venezolana no cumplió con el cronograma de pago.
La estructura del préstamo era la siguiente: la unidad financiera de Chevron en Holanda facilita el monto a Petroboscán en una cuenta fiduciaria en un banco de Panamá (Offshore). Pdvsa cancela la deuda con 2 despachos de petróleo de 780.000 barriles al mes a Chevron Products Company (Estados Unidos), como offtaker, o a otro autorizado por ambas partes. El offtaker paga la factura a Pdvsa en la cuenta de depósito no fiduciaria en el banco fiduciario panameño. El banco panameño, entonces, transfiere los fondos a la cuenta de Cobros Offshore, de acuerdo con el contrato de Fideicomiso Offshore suscrito entre los socios de Petroboscán. Los depósitos en la cuenta offshore cancelan los gastos (OPEX) e inversiones (CAPEX), pagos de capital e intereses del préstamo, y dividendos a los socios de la empresa mixta. El remanente es depositado en la cuenta en dólares en el Banco de Venezuela para pagar las regalías y otros impuestos y dividendos a la Corporación Venezolana de Petróleo.
Este préstamo a largo plazo, pendiente con Petroboscán, presentaba un saldo (capital e intereses) de 560 millones de dólares a finales de 2021, siendo provisionado ese año, según los estados de pérdidas y ganancias de la empresa energética estadounidense.
Asimismo, Chevron “redujo totalmente el valor de sus inversiones en sus filiales Petropiar y Petroboscán a partir del 1° de julio de 2020, cuando comenzó a contabilizar estas empresas como una inversión sin método de participación”.
Licencia General No.8 y autorizaciones
Ante esta situación, solo el control de las operaciones y las exportaciones de petróleo sintético de Petropiar y pesado de Petroboscán por parte de Chevron permitirían la modificación de la Licencia General 8 que prohíbe “cualquier transacción o trato relacionado con la exportación o reexportación de diluyentes, directa o indirectamente, a Venezuela” por sociedades y ciudadanos estadounidenses con empresas que Pdvsa tenga 50% o más de las acciones.
Además, el espíritu de las recientes autorizaciones por parte de la administración Biden a la petrolera española Repsol e italiana Eni para recibir cargamentos de crudo es para saldar deudas pendientes y dividendos atrasados. “Pdvsa no se beneficiaría financieramente de estas transacciones sin efectivo”. Asimismo, el crudo debe ir a Europa. Y no puede ser revendido en otro lugar.
El acuerdo de La Rosa y El Aissami cambiaría la intención de las sanciones secundarias a Pdvsa bajo el argumento de que la Casa Blanca quiere “maximizar la oferta de crudo en el mercado internacional” para que el precio del barril de petróleo no afecte el desempeño de la gestión de Biden.
Efectos de la solución Chevron
En el caso del régimen de Maduro, la solución Chevron le da un tanque de oxígeno en estos momentos cuando el petróleo ruso, sancionado por la Unión Europea, incrementa su oferta en el mercado chino, lo que desplaza al crudo venezolano. Además, recibiría Maduro divisas (50% por adelantado) para seguir financiando el aparato represivo y la corrupción que lo sostienen en el poder.
Lo acordado con Chevron deja el camino abierto para que las empresas no estadounidenses puedan regresar a Venezuela a iniciar sus negocios. En consecuencia, Maduro se adelantó al no enviar crudo por deuda a Europa, según la agencia Reuters. Busca canjearlo por productos refinados ante la necesidad de incrementar el suministro de combustible al régimen cubano. Las refinerías venezolanas no logran aumentar la producción -Irán desistió de la puesta en marcha de la refinería El Palito-.
La solución Chevron le dará cash a Maduro y combustible a Cuba y países de Petrocaribe. Chevron tendrá el crudo Boscán para hacer el asfalto que requiere el plan de infraestructura de Biden (carreteras en mal estado) y la comercialización del petróleo venezolano para las refinerías estadounidenses del Golfo.