La economía de Estados Unidos se contrajo el 0,1 % en el segundo trimestre del año, una décima menos que la cifra inicialmente estimada.
La Oficina de Estadísticas Laborales (BEA) también ha revisado el ritmo anual de caída, que ahora calcula fue del 0,6 % frente al 0,9 % estimado antes.
El nuevo cálculo se explica por las revisiones al alza del gasto de los consumidores, la inversión en inventarios privados y el gasto de los gobiernos estatales y locales, que se compensaron en parte con las revisiones a la baja de la inversión fija residencial, el gasto del gobierno federal y las exportaciones.
Las importaciones fueron revisadas a la baja, señaló la BEA.
Los datos, en cualquier caso, mantienen la estimación de un segundo descenso consecutivo del PIB, lo que tradicionalmente se considera una recesión técnica.
Un análisis que no comparte el Gobierno estadounidense, que no cree que el país se encuentre en un escenario de recesión dada la robustez de su economía.
El dato del segundo trimestre de 2022, la segunda de las tres estimaciones que hace el Ejecutivo estadounidense, se produce después de que en el primer trimestre la economía se contrajera el 0,4 %.
La caída del PIB se produce en un momento de elevada inflación, que ha llevado a varias subidas consecutivas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, y en un contexto global marcado por los problemas que persisten en la cadena de suministro derivados de la pandemia y por los efectos económicos de la guerra de Ucrania.
La economía estadounidense, no obstante, sigue gozando de un bajo desempleo, con una tasa de solo el 3,5 % el pasado mes de julio.
Los buenos datos del mercado laboral son una de las medidas por las que el Gobierno de Joe Biden descarta que la economía se esté dirigiendo a una recesión.
EFE