El mandatario no ha confirmado su presencia, pero se mostró más abierto a participar del encuentro televisado: “Creo que sí, voy a ser fusilado”. Se espera que sea uno de los momentos más decisivos de la campaña con miras a la votación del 2 de octubre.
Por infobae.com
Los candidatos más populares en las presidenciales de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, son esperados este domingo para el primer debate de la campaña para las elecciones de octubre, tras días de incertidumbre sobre su presencia en el evento.
De no mediar sorpresas, será la primera vez que los dos archirrivales, figuras centrales de la historia reciente de Brasil, se miden cara a cara, en la que es considerada la elección más polarizada desde el regreso a la democracia en 1985.
Al debate han sido invitados los seis principales candidatos a la Presidencia y, de momento, el único que no ha confirmado su asistencia de forma oficial es Bolsonaro, pero se espera que también comparezca, según fuentes de la campaña citadas este sábado por varios medios locales.
El viernes, Bolsonaro dijo que debería “estar” en el debate. “En un momento creí que no debía ir, ahora creo que sí. Voy a ser fusilado, van a dispararme todo el tiempo (…) pero creo que mi estrategia va a funcionar”, afirmó el mandatario en una entrevista con la radio Jovem Pan.
Por su parte, Lula aseguró su presencia el sábado. “Nos vemos en la Band [emisora Rede Bandeirantes] mañana a las 21H00? (00H00 GMT del lunes), tuiteó el ex mandatario, junto a una imagen de un calendario digital con el compromiso agendado.
El debate, organizado en San Pablo por un conjunto de medios brasileños, entre ellos la Rede Bandeirantes y el periódico Folha de S. Paulo, es el primero del calendario de campaña con vistas a los comicios del 2 de octubre. Posiblemente sea el único, por lo que es visto como uno de los momentos más decisivos del proceso.
El izquierdista Lula, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, lidera la carrera electoral para el 2 de octubre, con 47% de la intención de voto contra 32% de Bolsonaro, según una encuesta del Instituto Datafolha publicada el 18 de agosto. Otros sondeos también ubican a Lula en la delantera, aunque con una ventaja menor.
Además de invitar a Lula y a Bolsonaro, los organizadores del debate convocaron a otros cuatro candidatos, entre ellos el exministro de Hacienda Ciro Gomes (PDT, centroizquierda); y la senadora Simone Tebet (MDB, centro), tercero y cuarta en los sondeos, así como Luiz Felipe d’Avila (Novo) e Soraya Thronicke (União Brasil).
En 2018, cuando ganó las elecciones, Bolsonaro participó solo en los dos primeros debates presidenciales. Faltando un mes para la primera vuelta, fue apuñalado durante un acto de campaña y tras pasar por una cirugía, no volvió a debatir, y se volvió clave su presencia en redes sociales.
Ni Lula ni el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (PSDB, centro) participaron en debates antes de la primera vuelta cuando buscaron la reelección en 2006 y 1998, respectivamente. Así, la última participación de Lula en un debate fue en 2006, frente a quien hoy es su candidato a vicepresidente, Gerardo Alckmin.
Propaganda en radio y TV
A pesar de lo ocurrido en 2018, la televisión y la radio continúan siendo claves para alcanzar a la población pobre, y en especial en las áreas rurales, donde la penetración de internet todavía está lejos de la media del país.
En vísperas del debate, Bolsonaro y Lula estrenaron este sábado sus anuncios de campaña por radio y televisión, centrados principalmente en la economía.
Lula criticó la inflación y el avance del hambre, que afecta a más de 33 millones de brasileños. En la voz del cantante Gilberto Gil, el anuncio afirmó que “democracia no combina con odio y violencia, ni con autoritarismo o ‘fake news’”.
Lula, con el apoyo de diez partidos, cuenta con un minuto de televisión más que Bolsonaro (3,39 minutos) y usó su tiempo en pantalla para denunciar que “millones de hermanos y hermanas brasileños no tienen qué comer”. Sin citar a Bolsonaro, Lula se preguntó “¿cómo un país tan rico pudo retroceder tanto?” y “¿cómo puede no importarle a un gobernante el sufrimiento de tanta gente?”.
Bolsonaro, por su parte, atribuyó la inflación a la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía, al tiempo que prometió mantener en 2023 el programa asistencial Auxilio Brasil, que transfiere mensualmente unos 110 dólares a 20 millones de familias.
Tratando de llegar a ese electorado, en su primer programa de radio, este sábado, la campaña de Bolsonaro se sirvió un locutor con un marcado acento del noreste de Brasil, la región más pobre del país y donde Lula cuenta con una mayor ventaja en los sondeos.
Además de apelar al patriotismo con la bandera y el himno nacional, intentó presentarse como una persona sensible. “Bolsonaro es directo, dice lo que piensa y lo que siente. Y cómo siente”, proseguía el anuncio, mostrando al mandatario tomado por las lágrimas durante un acto reciente de campaña.
Bolsonaro causó controversia el viernes, al negar que en Brasil haya “hambre de verdad”, alegando que no ve a gente pidiendo pan a las puertas de las panaderías.
Ambos candidatos fueron entrevistados esta semana en el noticiero más visto de Brasil, considerado un momento importante de la campaña que se inició el 16 de agosto.