Los patios, garajes y los mismos vehículos son usados para la preparación de cadáveres por las funerarias ilegales que han proliferado en Táchira tras la pandemia. A la fecha, al menos 15 establecimientos funcionan a expensas de la Ley para la Regulación y Control del Servicio Funerario y Cementerios, convirtiéndose en una amenaza sanitaria para la comunidad y una competencia desleal para el sector funerario.
Por Jhoanna Suárez | La Prensa del Táchira
A nivel nacional, la Cámara de Empresas Funerarias registra al menos 200 establecimientos legalmente conformados y todos ellos están regidos por una ley que especifica las normas ambientales, sanitarias y civiles, relacionadas con este negocio. Sin embargo, en 2020 comenzaron a surgir firmas que ofrecían servicios funerarios, sin ningún tipo de garantía.
El presidente de la Cámara de Funerarios, Édgar Hernández, fue quien alertó sobre la proliferación de estas funerarias ilícitas en el país y denunció en una entrevista por la emisora Onda Superestación, la insalubridad que acompaña a estos locales, donde además no cuentan con el personal capacitado.
Ambulantes
En Táchira la situación es similar al resto del país. El propietario de una funeraria en San Cristóbal, quien prefirió no identificarse, explicó que la presencia de “funerarias ambulantes o ilegales” no es una novedad en la entidad; sin embargo, nadie le ha prestado la atención que merece.
“Han venido conformando firmas personales y sólo con ello ofrecen servicios funerarios, sin contar con instalaciones adecuadas o vehículos de traslado apropiados”, dijo.
Ninguno de estos establecimientos tiene sala de preparación. Suelen preparar el cuerpo dentro de la misma camioneta donde lo transportan o en estacionamientos, patios o garajes, e incluso dentro de la misma urna, sin contar para ello con personal capacitado, lo que sin duda representa un riesgo sanitario importante.
Aunque no hay una denuncia formal que permita actuar sobre este flagelo, los rumores ya han alertado a los entes competentes. Se pudo conocer que la Controlaría Sanitaria ya ha iniciado las labores de supervisión que le corresponden, a fin de encaminar el funcionamiento de estas empresas.
Incluso, el ente contralor estaría preparando una reunión con las empresas funerarias, con el propósito de fijar los parámetros de funcionamiento para cada una de ellas, pues no todas tienen condiciones para preparar cadáveres, otras sólo están aptas para funcionar como capillas velatorias y otras sólo para similares y afines, es decir, para vender ataúdes, alquilar sillas y accesorios.
Desleal
Para el sector funerario, la presencia de estas empresas de maletín es, por mucho, una competencia desleal. A juicio del empresario funerario, muchas de estas empresas sólo cuentan con una firma personal, no tienen una estructura, no pagan impuestos y por eso ofrecen servicios económicos que a la final terminan siendo una oferta engañosa.
“Una empresa legalmente establecida cobra un servicio en 800 mil pesos, estas funerarias ilegales van a ofrecer 600 mil. Pero a la larga empezarán a cobrar por infinidad de cosas, el registro, la preparación, la impresión de las lágrimas, la mayoría de las personas terminan pagando más de lo que le pidió la empresa legal”, añadió.
Aunado a todo ello, las denominadas “funerarias de maletín” ofrecen un pésimo servicio. “Los ataúdes son de un material de baja calidad.
Como no cuentan con espacios adecuados, mucho menos con insumos de calidad, entonces las preparaciones no están garantizadas y el cadáver presenta mal olor a sólo horas de la preparación”. Incluso, los dueños de cementerios se han quejado del estado en que están llegando los cuerpos.
Peligro inminente para la salud
La Ley para la Regulación y Control de la Prestación del Servicio Funerario y Cementerios, establece en su artículo 13 que “la manipulación de los cadáveres será efectuada por personal formado para tal fin”.
En Táchira, ante la proliferación de funerarias ilegales, las preparaciones están quedando en manos de personas que no tienen ninguna formación; son empíricos. Sergio Ontiveros, patólogo y experto en Tanatopraxia, explicó que en la región hay una carencia de personal capacitado y por ello quienes realizan esta tarea lo hacen de forma inadecuada y terminan profanando el cuerpo.
A juicio del experto, es preciso que se capacite a más personas en esta área. “Están trabajando con total desconocimiento y están realizando un trabajo sin cumplir las normas sanitarias, poniendo en riesgo la vida del trabajador, su entorno y la salud de toda una comunidad”.
Total desorden en el hospital
Gustavo es funerario con largos años de trayectoria. Aseguró que la situación de los ilegales se da por el desorden que se vive en el Hospital Central. “Cuando hay un muerto en el hospital aparecen como 30 personas para ofrecerles el servicio funerario, por eso se les llama zamuros porque todos caen sobre el muerto”.
De este grupo, explicó, al menos 20 son conocidos, el resto son nuevos que no se sabe cómo trabajan y que terminan ofreciendo servicios de baja calidad y sin ningún tipo de garantía. A juicio del funerario, quien prefirió mantener su verdadero nombre en reserva, hay un desorden evidente y cualquier persona puede movilizar un cadáver así no tenga permisos.
Transporte fuera de toda norma
Un trabajador del sector funerario comentó también que las “funerarias de maletín” no cuentan ni siquiera con un transporte adecuado para los cadáveres.
“Podemos ver camionetas que no son aptas para el traslado de ataúdes. Queda por fuera una parte del cajón y lo amarran con mecate para que no se salga. Incluso, trasladan los ataúdes hasta en moto y no hay quién ponga freno a esta situación”, dijo.
Se deberían exigir todos los permisos. “Es una forma de sanear el sector funerario, porque están haciendo lo que quieren”.
A “poner en cintura” al sector
Para los funerarios hay una necesidad de que se realice un censo en el sector, esto para poder depurar y finalmente detener el trabajo que vienen haciendo las “funerarias de maletín”.
La Controlaría Sanitaria es el ente encargado de “poner en cintura” al sector funerario. Se conoció de forma extraoficial, que el ente ya ha iniciado una serie de operativos dirigidos a inspeccionar cada uno de estos establecimientos, pues no todos están aptos para funcionar como lo están haciendo.
Cada una de las empresas tiene un permiso y deben ajustar sus servicios a este. Son capilla velatoria, sólo venden ataúdes o pueden hacer preparaciones.
“Difuntos merecen respeto”
Para Sergio Ontiveros, patólogo de la región y experto en tanatopraxia, existe una falta evidente de personal capacitado para preparar cadáveres, lo que ha proliferado el ejercicio ilegal de esta práctica, es decir, cualquiera sin el más mínimo conocimiento manipula un cuerpo.
“Hay quienes le sacan hasta las vísceras cuando es algo inaceptable, otros sólo le inyectan formol en varias partes del cuerpo y creen que están haciendo un buen trabajo, pero lamentablemente se está profanando el cuerpo y están poniendo en riesgo de contaminación toda una comunidad”, dijo.
Ontiveros inauguró hace una semana el primer tanatorio del país, el lugar cuenta con todas las condiciones exigidas por la ley para hacer preparaciones.
“El tanatorio surge como la alternativa para que todos quienes hacen vida en el sector funerario puedan encaminarse, particulares y funerarias pueden solicitar la preparación del cadáver y se hace cumpliendo con toda la normativa, respetando el cuerpo y al familiar”, agregó.
El costo de preparación de un cadáver en este establecimiento es de 30 dólares.
El cuerpo sale preparado para tres días, maquillado, vestido y hasta en el ataúd. “La gente no lo sabe, pero hasta para meter un cuerpo en un ataúd hay que seguir un procedimiento, por ello es que es tan importante que la manipulación del cadáver sea hecho por una persona especializada en el tema”.
Sin traumas
El patólogo está preparando junto a Controlaría Sanitaria un diplomado que será dictado en los meses próximos, dirigido a capacitar a las personas en tanatopraxia y poder ir combatiendo este flagelo de ilegalidad que crece sin control en el estado.
“No hay personas capacitadas y por eso es que vemos tantos casos de cuerpos mal preparados, que hasta terminan creando un trauma psicológico en sus familiares”. Además de ello, el experto recalcó el impacto que puede tener sobre la comunidad la preparación de estos cadáveres de forma inadecuada. “Es un tema delicado, estamos en riesgo de contaminación”.