La despedida de Serena Williams dejará un vacío en el tenis que quizá nunca se llene del todo, afirma a la AFP su exentrenador Rick Macci, que aún recuerda su asombro al verla jugar por primera vez en las calles de un peligroso suburbio de Los Ángeles.
Macci, quien formó a la joya estadounidense entre los 9 y los 14 años, se encontró con una niña con un “físico extraordinario” que, impulsada por un “espíritu de luchadora callejera”, se convirtió en “la deportista más fuerte mentalmente jamás vista”.
El encuentro en Compton
“Cuando fui a Compton (Los Ángeles) en 1991, ella tenía nueve años. Yo entonces me preguntaba qué estaba haciendo allí, porque antes de ella había entrenado durante tres años a Jennifer Capriati, que a los 14 estaba entre las 10 mejores del mundo. Pero cuando vi a Serena y Venus, cuando vi sus físicos, me quedé asombrado”.
“En un momento, Venus preguntó: ‘Papá, ¿puedo ir al baño?’ Los primeros cinco metros los recorrió caminando con las manos. En los otros cinco dio una voltereta hacia atrás. Mientras tanto, yo estaba sentado imaginando el futuro. Me proyectaba como entrenador, preguntándome qué tamaño tendrían cuando tuvieran 17, 18, 19 años.
“Yo asumí un gran riesgo. Pero lo que vi me convenció de apostarlo todo por ellas. Lo financié todo”.
El descubrimiento de una fenómeno
“Sus brazos, piernas y cabello se movían en todas direcciones pero la preparación de sus golpes y su juego de pies eran muy buenos, aunque todavía había muchas cosas de orden biomecánico y técnico que perfeccionar”.
“Les pedí jugar unos puntos. Serena y yo contra Venus, porque ella entonces era mejor, más poderosa. Serena se destacó. Sabía dónde ibas a golpear la pelota antes de que lo hicieras. Era algo innato”.
“Sobre todo había algo que nunca había visto: una rabia, un deseo ardiente de atrapar la pelota, especialmente Serena. Aunque la pelota estuviera a cuatro metros de distancia, y nadie pudiera atraparla, corría por ella. Es una cualidad única”.
“Me dirigí a su padre, Richard, y le dije: “Tienes a la próxima Michael Jordan”. Él me rodeó con su brazo y me dijo: ‘No, hermano. Tengo a las dos siguientes”.
El espíritu de lucha
“Nunca volveremos a ver a una jugadora como Serena. Ella cumple con todos los requisitos: talla, velocidad, fuerza, agilidad… Tácticamente, golpea la pelota de forma muy limpia y moldeó el mejor servicio de la historia. Pero al final lo que la hace fuerte es ese espíritu de lucha callejera de Compton, donde muchas cosas la hicieron a prueba de balas. Es como un ‘pitbull’ que cuando te tiene, no te suelta”.
“No tiene debilidades. Siempre se puede objetar sobre esto o aquello, su liftado o lo que sea, pero hablamos de alguien que jugó durante 25 años y fue número uno del mundo a los 35, que dominó tanto, que ganó 23 Grand Slams en individuales, 14 en dobles… Y lo más increíble es que no jugó todos los torneos grandes que podía, ya fuera porque se lesionó o fue madre. Podría haber ganado 30 Grand Slams”.
La más fuerte mentalmente
“Cuanto más importante es el punto, más importante es el momento, más se esfuerza. Es la deportista más fuerte mentalmente de la historia. Su confianza interior la convierte en la mejor tenista de todos los tiempos y en la mejor deportista de la historia”.
“Debe ser entronizada en el Monte Rushmore, no solo por su capacidad de dominar a cualquiera, sino porque cuando Serena juega, todo el mundo corre a verla”.
“¿Habrá un vacío? Sí. Nunca habrá alguien que influya en tantas personas, en el mundo entero. Es normal que una mujer muestre sus emociones, su intensidad, su competitividad. Ella inspira a mucha gente, no solo a la comunidad afroamericana o al mundo del tenis. Con ella es: ‘Si yo puedo hacerlo, tú puedes hacerlo”. /AFP