El descenso de las aguas de ríos y embalses ha dejado al descubierto tesoros arqueológicos en las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates a su paso por Irak y Siria, cuna de varias de las civilizaciones más antiguas del mundo y escenario en los últimos años de una persistente sequía.
Al igual que en otras partes del mundo, donde la bajada del nivel de ríos y embalses ha dejado al descubierto pueblos íberos en España, estatuas budistas en China o huellas de dinosaurios en EE.UU, en la zona de Mesopotamia, una de las más afectadas por el cambio climático y la sequía están reapareciendo tesoros arqueológicos inesperados.
El descenso del caudal del Éufrates ha destapado en el norte de Siria varios sitios arqueológicos, incluidos algunos cementerios, pertenecientes a periodos históricos que se remontan hasta hace 11 milenios y que estaban sumergidos bajo las aguas del embalse de Al Asad, construido a principios de la década de 1970.
Entre estos sitios destaca el de la colina de Tel Qamluq, donde surgieron varios yacimientos del tercer y el cuarto milenio antes de Cristo, explicó a Efe el director general de Antigüedades y Museos sirio, Mohamed Nazeer Awad.
Awad reconoció que su departamento no ha tenido acceso directo a estos hallazgos, dado que se encuentran en una zona controlada por las Fuerzas Democráticas Sirias, una alianza conformada principalmente por kurdosirios que, raíz del conflicto armado iniciado en 2011, ha proclamado una administración autónoma en parte del norte y noreste del país.
Sin embargo, añadió, han recibido informes e imágenes de técnicos y arqueólogos de la región.
RESTOS DE 11.000 AÑOS
Los yacimientos ya habían sido explorados antes del llenado del embalse en el marco de una campaña internacional para salvar el patrimonio que iba a ser cubierto por las aguas tras la construcción de la presa.
Con el retroceso del área inundada también ha surgido el sitio de Tel Meribet, con restos del noveno milenio antes de Cristo y donde se construyó la que es históricamente considerada la primera muralla siria en la zona, de unos 11.000 años de antigüedad.
Más sorprendente es la ciudad que ha emergido en el Kurdistán iraquí, en las orillas, ampliadas por la escasez de agua, del embalse de la presa de Mosul.
Se trata de la ciudad de Zajiko, un importante centro cultural del antiguo reino de Mitani, que se desarrolló entre los años 1550 y 1350 antes de Cristo.
En Irak la sequía lleva tres años, entre acusaciones de Bagdad a los países de la cuenca de sus dos principales ríos, principalmente Turquía (donde nacen tanto el Éufrates como el Tigris) e Irán (de donde proviene el Karun, un importante afluente del Tigris), de no cumplir los acuerdos en cuanto a las cuotas de agua.
REFERENCIAS BABILÓNICAS
El director de Antigüedades y Patrimonio de la provincia kurdoiraquí de Dohuk, Bex al Brefkani, apuntó a Efe que Zajiko, que aparecía mencionada en antiguos textos babilónicos pero de la que se desconocía su ubicación exacta, resurgió de las aguas por primera vez en 2018, pero el continuo receso de estas permitió el año pasado descubrir muchas partes de la ciudad.
Entre ellas, sostuvo, edificios residenciales y administrativos de dos plantas, un lugar para la fundición de metales, grandes muros de hasta seis metros de ancho y torres.
Además, se han encontrado en este yacimiento arqueológico devuelto por el embalse a unos tres kilómetros de la localidad de Komuna múltiples muros de ladrillo, sellos, cerámica, textos cuneiformes y una sección de muros de un edificio con restos de su color original.
El nivel del embalse está permitiendo llevar a cabo unas excavaciones en el lugar supervisadas por la Dirección de Antigüedades y Patrimonio kurdoiraquí en Dohuk y las universidades alemanas de Tubinga y Friburgo.
EFE