“Todo comenzó desde que soñé con mi hijo y se lo comenté a mi mamá. De una vez lo tomaron (las personas que convencieron a las familias de ir a la montaña) como un mensaje de la virgen”, dijo al equipo de La Patilla, un familiar directo de los desaparecidos.
Por Luz Dary Depablos / LaPatilla.com
“Pedro”, nombre ficticio del familiar directo que pidió no ser identificado, porque forma parte de la investigación, dijo que oficialmente son 16 las personas desaparecidas, entre ellas 5 menores de edad. Nueve son sus familiares directos y siete del entorno de la líder del grupo carismático.
Contó que hace más de 5 años, su hermana habría presentado “conductas anormales”, por lo que acudieron a la “señora Rosa García”, a quien conocieron en la iglesia católica de la corriente carismática.
Al parecer, Rosa García junto a un hombre que identifican como Adolfo Peña, acudieron a su hogar donde hicieron oraciones sobre la joven para supuestamente “sacar un demonio”, lo que habría logrado “devolverle la paz y llevar una vida normal por los últimos 5 años”. Esto convenció a la familia de creer en Rosa y Adolfo.
“Pedro”, quien también formó parte del grupo de oración, asegura que en los últimos tres meses “la señora Rosa” comenzó a presentar actitudes “muy extremas y nada normales”, por lo que contactó de manera individual a los miembros de su familia para que “abrieran los ojos y disolvieran ese grupo”.
Buscó ayuda con al menos tres sacerdotes, a quienes les confesó la situación que vivían en casa, por lo que los párrocos al escuchar su testimonio, decidieron apoyarlo e intentaron ir hasta la casa para hablar con la familia.
Sin embargo, su mamá, sus hermanas y hasta su esposa le pidieron que se marchara de la vivienda, porque era “un maligno” enviado “por el demonio” para impedir que ellos lograran “salvarse del fin del mundo”, pues según Rosa, ellos eran los últimos “elegidos” de un supuesto movimiento que se estaba desarrollando en todo el mundo, que “ni el Papa entendería lo que ellos estaban haciendo para salvarse”.
El familiar también dijo que su cuñado habría gastado más de 3.000 dólares comprando alimentos como para ocho meses. Sin embargo, no se llevaron toda la reserva de comida y cree que cargaron con una cantidad que les alcanzaría hasta el mes de diciembre. Ellos comentaron que se irían a un retiro de 15 días, pero ya han transcurrido 21 días.
Además, Pedro enfatizó que Rosa había convencido a su familia de que a mediados de este mes de septiembre sería “el fin del mundo” y que habría una limpieza, primero la iluminación de consciencia, y luego los hombres serían perseguidos y reclutados para una guerra. Después de esa supuesta guerra vendrían “destrozos naturales”.
Al escuchar estas incoherencias, Pedro empezó a investigar por cuenta propia lo que le ocurría a su familia y entendió que sus parientes estarían sufriendo de “delirio místico”, por lo que ha pedido a los funcionarios que buscan a sus seres queridos “respeto y profesionalismo”, pues está consciente de que los desaparecidos requieren de atención psicológica y hasta psiquiátrica.
Pedro siente que su familia está bien, aunque le preocupa la salud de su madre, que tiene un marcapasos, y la de los niños, principalmente su hijo de 14 años. Tiene la esperanza de que su cuñado o su hijo entiendan que algo está mal y logren escapar del grupo para alertar sobre el lugar donde se encuentran.
Pidió a los grupos de búsqueda incorporar un equipo de psicólogos para que al regreso, sus seres queridos no sufran más traumas.
Entre tanto, al menos 160 funcionarios de diferentes organismos de seguridad continúan el segundo día de búsqueda utilizando drones en los páramos de la zona montañosa del estado Táchira, donde han encontrado testimonios de algunos lugareños que habrían visto a Adolfo en una finca, pero sin las familias.
