Los talibanes han lanzado una campaña para limpiar las calles de Kabul de mendigos, con registros biométricos, ayudas económicas para los “no profesionales” y penas para los reincidentes, en un intento de reducir la marea de niños y adultos que piden limosna en Afganistán, bajo una grave crisis humanitaria.
La primera imagen al salir del aeropuerto internacional de Kabul es la de un vendaval de niños que se cuelgan de las ventanillas del coche, del capó, y no bajan hasta que reciben un billete de afganis, de unos pocos céntimos de euro, preparado ya en la guantera.
Afganistán atraviesa una grave crisis desde la llegada de los talibanes al poder hace algo más de un año, cuando se cerró de golpe el grifo de la ayuda internacional y se congelaron las cuentas en el extranjero, que se sumaron a dos décadas de guerra en el país.
De los 40 millones de habitantes en Afganistán, unos 19 millones sufren niveles graves de inseguridad alimentaria, y de ellos seis millones están en riesgo de hambruna, según datos de la ONU. Más de la mitad de la población necesita algún tipo de ayuda humanitaria.
Además se estima que unos 3 millones de niños sufren malnutrición severa, incluidos alrededor de un millón de casos muy graves, en los que la vida del menor corre peligro, y ocho de cada diez afganos bebe agua contaminada, lo que multiplica el riesgo de enfermedades.
Ante esta situación, mendigar se ha convertido para muchos en el único modo de sustento.
CALLES LIMPIAS
Pero los islamistas no quieren que el nuevo Afganistán sea un país de mendigos, y empezando por la capital han lanzado este proyecto que consiste en el registro primero de los datos biométricos de los que viven de la caridad, adjudicando ayudas económicas solo a aquellos que se consideran realmente necesitados.
Los resultados del registro, anunciados esta semana por los talibanes, revelan que una inmensa mayoría de los mendigos son mujeres y niños. De los 3.048 fichados en diferentes áreas de la capital, 656 son menores y 2.109 mujeres, relegadas bajo el régimen islamista a sus hogares sin poder en muchos casos trabajar.
El comité creado para llevar a cabo esta iniciativa señaló sin embargo que solo 958 de estos mendigos practican la mendicidad por necesidad, mientras que el resto son profesionales de la caridad. Solo los primeros recibirán un sustento mensual.
La Sociedad Afgana de la Media Luna Roja (ARCS) se encargará de entregar al mes 2.000 afganis (unos 22 euros) por cada miembro de estas familias de bajos recursos.
Esta “es una cantidad suficiente para el sustento de una persona y una familia” a día de hoy en el país, indicó a Efe el portavoz de la Sociedad de la Media Luna Roja Afgana, Irfanullah Sharafzoy.
Además, tras el proyecto piloto en la capital, desde la Media Luna Roja quieren ampliar este sistema de registro y donaciones al resto del país, cuyos cultivos han padecido durante el último año el efecto de las sequías y las inundaciones.
“Tenemos un plan para extender este proceso para todas las provincias” del país, y ofrecer la misma cantidad de dinero a los mendigos con el objetivo de que abandonen las calles, señaló Sharafzoy, que espera que los talibanes den el visto bueno.
POR NECESIDAD
Mohammad Rahim y su hijo de 5 años Tariq mendigan todos los días en el barrio capitalino de Shahr-e Naw para tratar de recaudar lo suficiente para alimentar a los ocho miembros de su familia. Son unos de los miles de mendigos con sus datos biométricos registrados.
Con 15.000 afganis mensuales (unos 170 euros) Rahim dice que podría alimentar a su familia y dejar de mendigar, una práctica con la que recolecta unos 250 o 300 afganis al día (unos 2,8 – 3,4 euros) tras pasar “día y noche en las calles”, algo insuficiente.
Pero a pesar de estar registrado desde hace una semana y haber sido identificado como “elegible” para la ayuda, aún no ha podido cobrar la asignación mensual, por lo que sigue mendigando.
“Me preocupa si en el futuro no recibo el dinero a tiempo. No tengo otra manera (de ganar dinero) más que mendigar, y tengo una familia e hijos que alimentar”, dijo a Efe.
Otros mendigos registrados lamentan sin embargo que no se encuentran entre los elegidos para recibir la ayuda, como el adolescente Milad, de trece años, que fue rechazado a pesar de que son nueve miembros en su familia, incluido su padre discapacitado.
“No sé por qué dijeron que no soy elegible para recibir el pago. Si la razón es que tengo un hermano mayor que yo, él solo no puede mantenernos, así que también tengo que hacer algo”, aseguró a Efe.
ARRESTOS POR REINCIDIR
Pero la Policía ha advertido a todos los mendigos registrados, hayan sido elegidos para recibir ayuda o no, que si regresan a las calles a pedir limosna serán arrestados.
“Si se ve a cualquiera de ellos pidiendo limosna será llevado a la policía del distrito donde le instruirán. Si reincide, su expediente será preparado y enviado a la corte para recibir su castigo”, dijo a Efe el portavoz de la policía de Kabul, Khalid Zadran.
Con este sistema unos 2.000 mendigos quedan ahora en el limbo, sin ayuda ni limosna para subsistir.
EFE