Cien y más de la oposición volando. Ambiciosos sin fundamento ni explicación, deseosos de figuración pueden que logren paisajes de complacencia, consigan un espectáculo de satisfacción, obteniendo delite para sus egos. Sin embargo, el que tiene la avecilla es el régimen castrista, opresor y arbitrario. Ave que derrocha plumas y destiñe colores. Heredero, usurpador y reconocido profesa espíritu, que da vueltas a la cabeza de quien no terminaba de ser, porque sucede que el difunto parece germinar, y un pajarito regocijado, confuso entre ruidos y aleteos florece. La política solidaria y comprometida debe recordar que hay más en las interrelaciones humanas que la lucha por el poder.
Osar en decir, no era el aura populista y demagoga, desgajado del infierno al cual llegó con la curiosidad del primerizo. Un tocororo, especie de ave, habitual de Cuba, con plumaje colorido, enviada por el malandrín castrista a recordar fue único e irrepetible, que no tiene fiduciario y su función es sólo de vigilante encomendado. El hermano consanguíneo, sin carisma, alcohólico y rancio, en La Habana preocupado por el futuro con el águila calva, pico y garras surcando sigilosa, con cautela, vigilante los cielos caribeños, azules y hermosos, a veces con tiempos borrascosos de tormenta, dejando víctimas y estragos a su paso.
En Venezuela terminó convertido en periquito criollo de hablar sin entender y pajarear sin decidir, haciendo creer ingenios que no se tienen y liderazgos que no pasan de gritos enclenques e inseguridades enfermizas. Resulta y acontece que será llamado al otro lado, quedando a cargo de las miserias y represiones, un dúo del “apparátchik”, “agentes del aparato”, -término coloquial ruso para el funcionario del partido comunista y por extensión, de la administración soviética-; y de escuelas similares, acostumbrado a pobreza, hambre y mentira (las que veía a su alrededor, el cogollo que en los países tiránicos llaman “privilegiados”) lo pasan mejor que las mayorías a las cuales deben controlar, reprimir y manipular para estafarlas, arrastrarlas al abismo.
Los que desean la desaparición de la democracia, asumen que la política seria, responsable, rendidora de cuentas, cumplidora de la palabra empeñada, es la enemiga; y para que la sociedad avance precisa destrucción creativa, para, de las cenizas de la democracia, el estado de derecho, los mercados libres, surja una sociedad de bienestar y justicia.
Hoy en Venezuela, cada día son más, los arrendajos iraníes, ya no vuelan ni guacamayas ni pericos, sólo perjuros tocororos de rubores desvalidos, que desesperados se pasean entre La Habana y Caracas.
Al celebrar la patria no debe arriesgarse lo construido por antepasados. El gran reinicio exige arraigo, cambio político, económico y social. Pero hay que realizarlo con sumo cuidado a fin de no lastimar ni debilitar fortalezas. La democracia, e imperfecciones, es por mucho, el sistema que da a la sociedad mayor progreso, demostrando utilidad, otorgando éxito y alcanzado bienestar material, paz, justicia y vigencia de los Derechos Humanos.
Los seguidores del socialismo siglo XXI o “compañeros de viaje” del patético Foro de Sao Paulo y perverso Grupo de Puebla, tienen una visión estrecha, delincuencial del futuro. La filosofía ética, moral y política, son imprescindibles en un sistema de libertades. Las sociedades son complejas y múltiples factores inciden en el resultado de las acciones individuales y colectivas. La experiencia histórica demuestra que la destrucción lejos de ser creativa de bienestar, es madre de injusticias, pobreza y atraso.
El mensaje implícito del refrán “Más vale pájaro en mano que ciento volando” hace referencia al hecho de que en la mayoría de casos es mejor tener posesión de algo en específico, que otras cosas que en realidad no tienes el poder de tener. En otras palabras, es mejor tener algo ya seguro que nada. Por otra parte, nos advierte, no se debe contar con cosas que no se tienen en las manos en el momento, es preferible algo seguro que incierto.
Por eso, el libre mercado, la democracia liberal, el estado de derecho, la independencia de los poderes, la opinión sin restricción y el respeto a los Derechos Humanos, son garantía de una mejor calidad de vida y de un futuro promisor.
@ArmandoMartini