Las microfinanzas ofrecen inclusión y transformación social al campo colombiano al mejorar el acceso a servicios financieros a campesinos y habitantes rurales, según la Asociación Colombiana de Instituciones Microfinancieras (Asomicrofinanzas).
La presidenta ejecutiva de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, dijo a Efe que “las microfinanzas rurales son el mecanismo de inclusión que ofrece una transformación social a través de la opción de incorporar a la economía formal a personas”.
Precisó que se focalizan en campesinos y habitantes rurales que “no tienen las garantías suficientes” para ingresar al sistema financiero tradicional.
Las microfinanzas en el país -explicó la experta- conforman una “oferta” de productos y servicios financieros y no financieros, que tienen entre sus fines facilitar el acceso a microcrédito a la población que está “por fuera” del sistema financiero formal.
Este enfoque en el sector agropecuario, según Hoyos, debe traducirse en una “mejor calidad de vida” para quienes están inmersos en él.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la pobreza multidimensional golpeó tres veces más al campo colombiano durante la pandemia, al pasar de 34,5 % en 2019 a un nivel de 37,1 % en 2020.
LLEGAR A DONDE NADIE LLEGA
La experta manifestó que las microfinancieras y entidades asociadas a este gremio juegan una “labor crucial”, al tener entre sus fortalezas “llegar hasta donde no llega nadie más”, en este caso con productos “acordes” a las necesidades de agricultores y campesinos que habitan las zonas rurales y veredales.
Hoyos, además, reportó que el 36,3 % de las operaciones de microcrédito son realizadas en municipios rurales, lo que evidencia la “experiencia” y “herramientas” con las que cuentan este tipo de entidades para atender a este segmento en sus diferentes proyectos productivos.
“Un microcrédito permite que un campesino, pequeños productores y microempresarios o habitantes de la ruralidad puedan aumentar la productividad de sus negocios rurales”, afirmó la directiva gremial.
UN EMPUJÓN PARA AGROEMPRESARIOS
Los créditos han sido un “empujón” para Juan Pablo Guerra, propietario de la avícola Las Juanas, ubicada en el municipio de San Pedro de los Milagros, que atiende a pequeños productores del departamento de Antioquia (noroeste) con la producción de aves de postura.
En la finca La Palma empezó con su padre un proyecto productivo con un cultivo de papa, que después de varios intentos no prosperó.
“Por 12 años traté de emprender con ese cultivo, pero es muy difícil”, contó a Efe Guerra, de 32 años, quien en 2019 se aventuró a armar unos galpones para empezar “desde cero” con las aves, una opción que tenía “en remojo” desde tiempo atrás.
Empezó “sacando 2.000 pollas cada cuatro meses porque requiere de mucho capital”, pero debido a la buena calidad de sus aves aumentaron los clientes y necesitó buscar alternativas para responder a la demanda del mercado.
“Todavía no doy abasto, me falta capital”, dice el agroempresario, que logró reforzar su emprendimiento con créditos entregados por Interactuar, una corporación de desarrollo social que atiende a más de 49.000 empresarios y emprendedores del país.
Esos recursos, según su relato, le permitieron aumentar la producción y crecer tras invertirlos en compra de aves.
“Los créditos son como el último empujón para poder sacar mis animales”, comentó Guerra, y agregó que va en camino a tener “una producción estable” con 2.000 aves mensuales para responder al mercado y empezar a proyectarse como “líder en mi agroempresa, con libertad financiera y buena calidad de vida”.
EFE