En los últimos años la crisis hídrica se ha agravado a escala mundial debido a que el consumo humano de agua dulce ha crecido a mayor ritmo que la producción natural del recurso. Esto podría causar que en ocho años la demanda global del líquido supere en 40% la capacidad de abastecimiento que se calcula tendrán los cuerpos naturales de agua para ese entonces, ha advertido la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Por Tal Cual
Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que contempla el organismo es lograr que para el año 2030 haya disponibilidad de agua para todos, y que sea saneada y gestionada de forma sostenible. Sin embargo, alcanzarlo parece cada día más cuesta arriba, pues actualmente, en el mundo, de los 359 mil millones de metros cúbicos de aguas residuales que se producen anualmente — equivalentes a 144 millones de piscinas olímpicas, las cuales albergan 2.500.000 litros de agua— solo el 20% de ellos está siendo tratado antes de ser devuelto al medioambiente. El 80% restante, todavía contaminado, es vertido en ríos, lagos y playas, lo cual ha empeorado la contaminación hídrica, que, a su vez, ha profundizado el deterioro de la calidad y disponibilidad de las aguas.
Un informe del Programa Mundial de los Recursos Hídricos, dependiente de la ONU, determinó que la proporción de aguas servidas tratadas varia según la renta percibida por los Estados. En naciones ricas es del 70% y desciende a 38% y 28% en aquellas con ingresos medios-altos y medios-bajos, respectivamente. Mientras, en los países pobres ese porcentaje se reduce aún más para llegar a un 8%.
Venezuela, en 1999, saneaba el 34% de las aguas servidas que generaba, es decir 45.000 litros por segundo eran tratados antes de caer a las cuencas hidrográficas. Sin embargo, más de dos décadas después, «ya no trata ni un litro de agua por segundo», aseguró en entrevista con TalCual Norberto Bousson, exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital, la empresa estatal venezoalana que controla los sistemas de agua y residuos.
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