El verano es una época en la que nos exponemos al sol, normalmente más de la cuenta y sin ser conscientes del peligro que esto conlleva para la salud de nuestra piel si no nos protegemos. Un lunar, una imperfección, una marca o cambio inusual en el aspecto de nuestra piel podrían ser indicativo de melanoma u otro tipo de cáncer de piel. En nuestro país es bastante frecuente este tipo de cáncer, producido por el crecimiento anormal y descontrolado de las células de la piel que se han alterado tras esa sobreexposición a los rayos ultravioleta.
Por La Razón
“Si bien los especialistas de medicina familiar son fundamentales en la primera línea de cribado de casos sospechosos, el dermatólogo es el especialista que diagnostica y aplica el tratamiento de los mismos. Dependiendo del tipo de melanoma los riesgos pueden ser mayores o menores”, aclara el doctor Juan José Andrés Lencina, dermatólogo de la Unidad de Dermatología de Quirón salud Alicante, en España.
Es fundamental un diagnóstico precoz
En general, destaca este experto que un paciente con un lunar maligno o melanoma tiene un riesgo aumentado de tener otro melanoma, y en casos de diseminación o metástasis a distancia puede tener riesgo incluso vital. “Por ello, es muy importante concienciarse del problema y ante la duda acudir al dermatólogo para intentar un diagnóstico lo más precoz posible”, advierte.
A su juicio, en consecuencia, es importante revisar los lunares y las manchas que van apareciendo en nuestra piel: “Si tras leer este artículo has detectado alguno de los síntomas, te recomendamos que consultes con un especialista en dermatología, ya que el diagnóstico precoz puede ayudarte a evitar problemas en un futuro”.
Un lunar es una mancha o nódulo de color marrón compuesto por nidos de células (melanocitos o nevocitos), según detalla, al tiempo que indica que los lunares o nevus son comunes en la mayoría de las personas y son normalmente inofensivos.
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