Mas allá de lo imaginable. Hace 47 años (1975), se vio nacer el primer embrión o núcleo, del Sistema Nacional de Orquestas y Coros, Juveniles e infantiles de Venezuela, concebido por el maestro José Antonio Abreu Anselmi (+2018). Jamás hubiésemos pensado, ni remotamente imaginado, que Venezuela -un país del nuevo mundo-, tres décadas después, transformaría y reimpulsaría, a nivel mundial, el menguante género de la música clásica.
El mundo musical, que un Mozart (+1791), Beethoven (+1827), Chopin (+1849) y muchos otros reconocidos genios compositores evangelizaron, para el disfrute de la realeza europea y por siglos, para la élite y sociedad aristocrática. Que más de 1 millón de jóvenes venezolanos, de los estratos medios y bajos, se formarían y crecerían bajo el sistema. Que un violín, flauta o contrabajo, se convertirían en sus herramientas y sustento de vida. Que un Gustavo Dudamel (41), nuestra estrella más prometedora, se consagrara como uno de los directores de orquestas más aclamados y cotizados del mundo. El planeta entero ovaciona esta hazaña.
Han transcurrido más de 4 años desde la partida física del maestro Abreu y muchos nos preguntamos: ¿quién lleva ahora la batuta y responsabilidad de continuar su legado? ¿qué representa para el país el Sistema?, ¿qué enseñanzas podemos extraer de este prominente líder, sobre su método y estilo gerencial?, ¿cómo funcionaria el mundo, bajo la mirada de un director de orquestas?
El sistema ha sido la mejor noticia, que ha ocurrido en nuestro país en muchos años. Ya no solo somos -o fuimos- referentes de petróleo, reinas de belleza y peloteros famosos. Somos un milagro musical de transformación social. Nuestro orgullo más unánime -aún por descubrir por muchos compatriotas-. La gran hazaña, ha sido la de lograr que, en los barrios más pobres de este país, muchos de sus niños crezcan con un instrumento musical, llámese violín, clarinete o trombón. Que reciban una formación transformadora e integral para la vida. Que en más de 70 países se esté replicando este modelo y revigorizando, a nivel mundial, el género de la música clásica. Que ahora le pertenece al mundo entero. Que no forma parte de un lugar específico, ni de una cultura específica.
Sobre su legado. Se fundó con la intención de rescatar a jóvenes de origen humilde, que vivían en ambientes propensos a llevarlos a la violencia y las drogas. El propio maestro, describe su método o modelo como: “una metodología que en el fondo es igual a la de todo el mundo, la excepción importante era que impulsa la práctica orquestal desde el principio, a una temprana edad, porque crea una dinámica de superación individual y de grupo fundamental”. Allí marco la diferencia y fueron las bases de su visión.
Fueron innumerables los reconocimientos y premios por el cual, a lo largo de su vida, el maestro fue galardonado -sólo le faltó el del premio Nobel de la Paz-. Cabe recordar, un discurso extraordinario (ver:https://www.ted.com/talks/jose_antonio_abreu_the_el_sistema_music_revolution?utm_campaign=tedspread&utm_medium=referral&utm_source=tedcomshare) que merece ser escuchado muchas veces, para entender profundamente las raíces de su visión, y fue el que dio en el año 2009, tras recibir el premio TED -siglas que abarcan las áreas Tecnología, Entretenimiento y Diseño-. Este laurel, proviene de una muy distinguida y reconocida organización sin fines de lucro, cuyo objetivo principal es difundir por el mundo las mejores ideas -de todas las áreas posibles- que tengan un impacto positivo en la sociedad.
En él, se refiere de manera clara y concisa, sobre el poder de transformación social que tiene la música. La magia que se logra al enseñarle a los niños a cantar y tocar juntos. “Significa, convivir de manera entrañable, en ánimo de perfección y afán de excelencia, en una rigurosa disciplina de articulación y de concertación, para buscar la armónica interdependencia entre voces e instrumentos. Así, se forma un espíritu entre ellos solidario y fraterno, se desarrolla su auto estima y se cultivan los valores éticos y estéticos, que están vinculados al quehacer musical”. Subraya el maestro: “La estructura del Sistema está basada en un estilo gerencial nuevo, flexible, novedoso, adaptado a las características de cada comunidad y de cada región”.
También, como concepto de inspiración, en su discurso, hace una mención especial a la Madre Teresa de Calcuta, figura mundialista (+1997) y premio Nobel de la Paz (1979), por su trabajo con la pobreza extrema en la ciudad de Calcuta en la India. Ella decía: “la pobreza, no se trata de algo material, que es la falta de dinero o de posibilidades. Lo peor de ser pobre es ser nadie, nadie en la sociedad. Estar excluido es lo peor”. Es por ello, destaca el maestro, “que el desarrollo del niño en la orquesta y el coro, lo proyecta con una identidad noble. Lo convierte en un modelo para su familia y para su comunidad, lo convierte en un mejor estudiante en sus estudios regulares, porque le infunde un sentido de la disciplina, de la constancia, de la puntualidad, que lo ayuda enormemente en sus estudios y a la forja de valores”. Ese pensamiento, el Sistema lo lleva en su ADN, en su axioma de vida, en el camino que ha dejado iluminado.
A la fecha, más de 1 millón de jóvenes venezolanos se han formado bajo la estructura del sistema. Actualmente en el país, existen 443 núcleos y 1.700 módulos en las escuelas públicas, donde se forman más de 250.000 jóvenes. Esto representa un alcance alrededor del 6% de nuestra población estudiantil juvenil -de un total de 27.000 escuelas públicas aprox. registradas en el territorio-. En ese ecosistema, conviven y le dan vida al sistema, decenas de docentes, más de 20 agrupaciones orquestales profesionales y numerosísimos coros y orquestas formativas. Al menos una en cada ciudad del país -justo como soñó su precursor-.
Ellas interpretan un amplio repertorio que va desde la música Clásica, la Afro Caribeña al Rock Sinfónico. Ostentamos el récord Guinness (2021) de orquestas más grande, con 12.000 músicos tocando a la vez. Cuenta también con un programa de educación especial para niños y adolescentes, con dificultades de aprendizaje y/o discapacidad. Esta atiende a unos 1.595 jóvenes- entre ellas, brilla el Coro de Manos Blancas-. El Sistema, al ser un programa del Estado, su conducción está integrada por jóvenes profesionales muy calificados egresados de su estructura y representantes del gobierno. Se mantiene a través de subvenciones gubernamentales y privadas aportadas de todas partes del mundo. Fuera de nuestras fronteras, 77 países ya han adoptado este formato, con distintos niveles de implementación. Ha sido toda una revolución musical.
Cabe destacar, que hoy por hoy, el sistema, es de los muy pocos programas sociales – probablemente el único en el país- que se ha sostenido en el tiempo, desde su fundación. Hasta en los lugares más recónditos del país, su modelo y milagro continúa tomando cuerpo. No como fábrica de músicos, sino como constructores de seres humanos y espirituales.
De lo más asombroso de esta historia, es como un ilustrado ejecutante de la música, logra, con su perseverancia, ambición -en el buen sentido-, genialidad y astucia, ir tejiendo esta hazaña y probarle al mundo, el poder transformador de la música. ¿Cómo lo hizo?, ¿qué habilidades contribuyeron con su éxito?
Mente maestra. Aparte de su vocación como docente, profesor de economía, fue ministro de la Cultura (1988-1994) y un gran director de orquesta. El maestro también demostró una gran habilidad manejándose en la política. Logró, a lo largo de su vida profesional, que nuestros distintos gobiernos – 9 periodos presidenciales-, sin importar su tinte o ideología, financiaran esta iniciativa y sus proyectos. Se podría decir, que lo hizo tal cual como tocar el violín. Lo agarraba con la izquierda y tocaba con la derecha.
La máquina de su idealismo, llevo a centenares de estos jóvenes músicos a presentarse en giras mundiales y a exportar este fenómeno del Sistema. Europa, con la vista embelesada, vio en nuestro país, el lugar idóneo para darle un nuevo vigor al legado de Mozart, Wagner, Bach. En sus presentaciones lograba una conmoción y sintonía profunda emocional con su público, en particular con la audiencia joven. No es casualidad, que Gustavo Dudamel, oriundo de la ciudad de Barquisimeto – Edo Lara, haya estado al mando de la Filarmónica de Los Ángeles (2009-2020) y actualmente de la Orquesta de la Opera Nacional de Paris (2021). No fue por el azar, que un Edicson Ruiz, joven de una parroquia de Caracas, haya llegado a ser miembro principal de la fila de Contrabajos de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Y así, muchos más músicos de alto calibre, integran de las mejores orquestas del mundo.
Tiempos turbulentos. El maestro no escapo de haber sido criticado por sus relacionamientos políticos, especialmente durante los años de mayor tensión y afectación social, que ha sufrido el país. Asimismo, vivió buena parte del drama de nuestra diáspora – según cifras recientes publicadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unos 6.1 millones de venezolanos han emigrado-, que tampoco ha perdonado a nuestros jóvenes músicos. Muchos, con gran valentía y resiliencia, se fueron yendo por el mundo, en búsqueda de un futuro más prometedor. La música ha sido su refugio. Puedes encontrarlos tocando en cualquier parte del mundo. En un restaurante, en un parque o calle concurrida de cualquier capital o metrópolis. En iniciativas privadas en el exilio o conformando una camerata -formato reducido de orquesta- donde continúan representando a nuestra bandera y persiguiendo su pasión. Esas cicatrices que ha dejado el desarraigo y nuestros problemas siguen presentes, no obstante, no solo somos recordados por ellos, sino también por lo que hemos alcanzado a través de la música.
¿Y si el mundo funcionara como una orquesta?. Son tantos los aspectos positivos que podemos extraer de esta historia y en el contexto de estos tiempos retadores, donde la diversidad de opiniones cobra fuerza, los puntos de desencuentros aumentan y los niveles de conflictividad entre países -y personas- son cada vez mayores -hasta se habla de crisis de espiritualidad-, bien vale la pena reflexionar y pensar, en cómo poder aplicar el modelo –visto inclusive como estilo gerencial- del director de orquesta, en los distintos ámbitos de nuestra vida personal y laboral. El director es esa conexión entre el compositor y la orquesta. Todo depende de esa comunicación. De esa magia, que se prepara y se cultiva.
Al respecto, Dudamel, en distintas entrevistas y grabaciones ha acotado: “Hay que estar abierto a ideas de la orquesta. La orquesta es un instrumento caprichoso que depende del momento y de nuevos rostros. No es imposición, es entrar, concertar y hacer. Llegar a acuerdos” … “Se trata de liderar un grupo donde son individuos, donde cada quien tiene su realidad y se unen para crear una realidad, en el medio de muchas realidades” … “Si el mundo funcionara como una orquesta habría más entendimiento, más armonía, porque no todos tenemos que estar de acuerdo, para llegar a un acuerdo”.
Imaginemos entonces cuantos futuros Dudamel y Ruiz, estarán naciendo en este momento en nuestros barrios o parroquias. Imaginemos que este milagro musical se convierta en epidemia. Somos la vanguardia de la enseñanza musical en todo el mundo. De los acontecimientos pedagógicos más importantes conocidos. Para funcionar como una orquesta, nos toca entonces conectarnos mejor, los unos con los otros. Potenciar esa acción de escuchar, de vivir en armonía, de concertar, por más disimiles que sean nuestros pensamientos. Nos toca ser una mejor versión de lo que somos. Señores y señoras: ¡la batuta está en nuestras manos!.
@Luiseloy4sports