“Aquí no hay sueldo” es el anuncio que se lee en una “valla” rudimentaria que instalan un grupo de personas en la vía hacia los municipios de la zona montañosa del estado Táchira.
Por Luz Dary Depablos / LaPatilla.com
Con ese anuncio estos tachirenses alertan que trabajan por cuenta propia quitando el monte en un tramo de la carretera, modalidad con la que se ganan la vida y ofrecen una solución temporal a los conductores ante el pésimo estado de la vialidad.
Por la falta de empleo y la necesidad de llevar alimentos a su hogar, Pablo Mora, junto a varios integrantes de su familia, desde hace seis años decidieron desmalezar vías a cambio de propinas que generalmente son en pesos colombianos, pero que no superan los tres dólares diarios.
“Mire como está la calle de desbaratada, y el gobernador pasa por aquí como si no pasara”, enfatizó Mora, señalando los huecos de la carretera que comunica a los municipios José María Vargas (El Cobre) y Jáuregui (La Grita), una de las vías agrícolas más importantes del suroccidente de Venezuela y una de las más deterioradas de Táchira.
Contó que ha enviado solicitudes de ayuda de manera formal a las autoridades para el mantenimiento de las vías, incluso al gobernador Bernal le habría enviado cinco carpetas con más de 400 firmas de los habitantes de varias comunidades y aún siguen esperando por respuesta.
“El gobernador dice que tiene el 40 % de las calles limpias… ¡Mentira!, ¿cuáles 40? Eso lo tengo limpio soy yo”, dijo Pablo Mora, además de acotar que ni para los días previos y posteriores a las celebraciones de Santo Cristo de La Grita, las autoridades regionales realizaron mantenimiento en esta vialidad.
Manifestó que algunos “ferieros” (quienes transportan hortalizas y legumbres hacia el centro del país), colaboran con él dándole alimentos
Sin embargo, no son suficientes para llevar a su hogar.
Dijo que hace poco uno de los productores le entregó “una pala, un canalete, dos machetes y un rastrillo”, pero requiere de más herramientas. “Yo necesito conos. Aquí ni asfalto, aquí no hay nada, aquí esto se acabó”.
Espera que algún día las autoridades escuchen sus súplicas para que mejoren las vías por donde sale más del 60 % de hortalizas y legumbres que se distribuyen y se consumen en toda Venezuela.
Además, espera ser contratado de manera formal con un sueldo que le garantice calidad de vida a él y a su familia.