Para entender a la secta Escuela de Yoga Buenos Aires, primero hay que entender su dinámica interna. Se percibían a ellos mismos como una familia. Separar a sus víctimas de su familia real, su familia biológica, era una constante en su retórica. Que una discípula visite a su madre y a su padre, o decida gastar su propio dinero libremente, podía convertirse en un problema. Por default, toda familia tiene su casa. La secta tenía la suya, un edificio completo en la calle Estado de Israel al 4000, con una fuerte puerta de madera y nueve pisos de alto, una suerte de residencia, de internado.
Por Federico Fahsbender | Infobae
Los miembros que adoraban al líder Juan Percowicz, al que llamaban “papi”, vivieron allí durante décadas, al menos desde mediados de los 90s. A comienzos de siglo, María Susana Barneix, la abogada del grupo, arrestada junto a Percowicz, fue acusada de fraguar documentos para inventar a favor del consorcio una deuda en dólares de una mujer muerta aproximadamente en 1995. Marcelo Guerra Percowicz, hijo del líder, hoy prófugo de la Justicia, figura en documentos judiciales como el administrador del lugar. Barneix resultó sobreseída por la Cámara en dos ocasiones a pesar de las quejas del fiscal general del caso y la querella de la víctima, la última a mediados de 2008, todo por el simple motivo de prescripción. El lugar también funcionaba como escuela. Las clases del grupo se daban en el “café” de la planta baja.
Así, el edificio fue el blanco principal de la ola de redadas que derribó a cargo de la división Trata de Personas de la Policía Federal, bajo ordenes del juez Ariel Lijo. La acusación de trata de personas es la principal en el expediente, investigada por la PROTEX con los fiscales Alejandra Mangano y Marcelo Colombo. Se cree que la secta había montado un sistema de “geishado”, el eufemismo para captar a mujeres jóvenes para prostituirlas con hombres ricos y así controlarlos, a ellos y a su fortuna. Documentos judiciales establecen la sospecha que los encuentros sexuales ocurrían en un conocido hotel porteño y en el noveno piso del edificio, irónicamente llamado “el museo”.
El “museo” fue allanado. Estaba montado como un hotel alojamiento. Tenía una cama principal, luz tenue y un cómodo living, decorado con una pintura de un trío sexual de dudosa calidad pictórica.
En Estado de Israel, también cayeron casi todos los jugadores importantes. Allí, por ejemplo, los detectives encontraron a Susana Mendelievich, alias “Mendy” y a Marcela Argüello, las supuestas líderes del esquema de prostitución VIP. El organigrama trazado por la Federal establece que “Mendy”, una miembro histórica de la Escuela de Yoga, con diálogo directo con el jefe, sería la encargada de regentear el esquema. Argüello estaría a cargo del control de las víctimas, con seis mujeres identificadas. “Mendy”, de 75, fue identificada en audios hablando largamente de llevar al “museo” a un hombre rico en particular.
También, arrestaron en la residencia al mago e ilusionista Carlos Barragán, otro habitué de la Escuela de Yoga. Solía dar clases en el café del lugar, charlas introductorias. El organigrama lo ubica directamente junto a “Mendy”, en un rol por encima de Argüello, con una tarea casi tan perturbadora. “Los encuentros sexuales y los ingresos al edificio de la calle Estado de Israel eran grabados, y las filmaciones se guardaban en el domicilio de la calle Castro Barros correspondiente a Carlos Barragán”, afirma un documento de la causa que contiene la imputación hasta el momento al que accedió Infobae.
Los presuntos videos estaban. La división Trata de Personas fue luego a allanar la casa de Castro Barros. Los encontraron dentro de un camión utilitario. “Son muchos”, dice un detective. Curiosamente, la Federal no encontró cámaras montadas sobre la cama del noveno piso.
Esta semana, la PFA enviará al Juzgado Federal N°4 parte de la documentación secuestrada. También recibieron la orden de que los teléfonos, computadoras, tablets y notebooks sean analizados por el Departamento de Ciberdelito de la Superintendencia de Investigaciones Federales, que concentra el caso. Ver esos videos y analizaros será una tarea larga.
La otra acusación principal contra el grupo es la de lavado de dinero, con una capacidad de quitarle a sus víctimas “sobres” de hasta 10 mil dólares mensuales y una capacidad de lucro también mensual de medio millón en moneda estadounidense. Esa pista, que apunta netamente a Estados Unidos, puede ser sumamente compleja.
El martes, el juez Lijo libró una orden de captura internacional contra cuatro jerarcas de la secta que podrían haberse fugado del país. Entre ellos estaba Gabriel Sorkin, hermano de Marcela, “La Leona”, una de las principales jefas, acusada de regentear la escuela BA Group de coaching ontológico, una trampa de moscas para capturar futuros miembros con una sede en la calle Bulnes de Villa Crespo donde también guardaban un archivo de videos de porno sadomasoquista. El grupo tiene operaciones en Estados Unidos, filiales de la propia Escuela de Yoga o cáscaras para representar a CMI Abasto, su clínica trucha sospechada de administrar “curas del sueño” para disciplinar a miembros críticos. Gabriel Sorkin fue señalado en el organigrama del caso como el supuesto regente de la filial New York.
Anoche, Sorkin fue arrestado por Prefectura. No estaba en Manhattan, perdido entre la multitud. Irónicamente, lo encontraron tomando cerveza en un kiosko de Berazategui.
Los investigadores sospechan que la secta enviaba psicofármacos y mujeres a Estados Unidos, pero los documentos del expediente hablan de una jugada final mucho más jugosa para el dinero captado: la compra de propiedades en zonas como Las Vegas. Hay una escucha que ilustra el punto, que es parte de esta nota. El diálogo ocurre entre Juan Percowicz y un miembro todavía desconocido.
Se discute la compra de dos grandes inmuebles, en medio de la herencia de una posible víctima. El discípulo le advierte al maestro, casi profético: “Problemas, de movida, hay”.