Tovar me ha reclamado que escriba sobre él sin su consentimiento. Le respondí –no sin amabilidad cuidadosa– que él como figura pública es susceptible de opiniones públicas y la mía también lo era. Por un lado, los muchachotes de Armando.Info lo mitifican como el delirante creador del movimiento estudiantil y por otro Chávez, Maduro y Diosdi lo satanizan como el genio maligno de la conspiración. Alguien, más cercano a la poesía o la ficción, debe mostrar su verdadero “ego”.
Lo egocéntrico es un tema estilo: incitar, molestar, ironizar; pese a la dictadura y la atrocidad histórica, el estilo no se debe perder jamás.
¿No te parece?
El cachifo
Así que Tovar empecinado como está con la libertad de Venezuela ha decidido despreciar –que es el más grácil de los insultos– a todo aquel que asegura que con Maduro y Diosdi se puede cohabitar y convivir. A los que así opinan, Tovar los ha llamado esclavos postmodernos: silenciados ciudadanos incapaces de afectar sus realidades sociales o políticas, autómatas enmascarados del socialismo del siglo XXI: cachifos del chavismo.
Cada día son menos los cachifos, gradualmente se dan cuenta de su propia condición y aunque la asumen con resignación, en su fuero interno se detestan.
Quieren un cambio, el país está jodido.
El siniestro
No hay inversión sin confianza ni seguridad jurídica, no hay producción sin inversión, no hay empleo sin producción. ¿Quién tiene confianza en la tiranía chavista? Nadie. Por eso en Venezuela no hay (ni habrá) inversión, producción ni empleo mientras esté el chavismo en el poder. Las ingentes sumas de dinero provenientes del narcotráfico dan una apariencia falsa de mejoría económica, pero incluso esas sumas sólo afectan a unos pocos, cada día menos, mafiosos, enchufados y corruptos. Venezuela está en quiebra.
Tovar –siniestro como es– se ríe tanto de los cachifos del chavismo como de los mafiosos que lo dirigen. Lo amonesto por hacerlo, pero no hace caso.
Tovar no tiene salvación.
El tozudo
Es difícil hacer entrar en razón a Tovar, sus mejores aliados (tú entre ellos), pese a los descomunales errores de la oposición, siguen creyendo en Venezuela. ¿Cómo? ¿Por qué? Yo –que esto relato– no me explico cómo después de tanta decepción, fracaso y frustración personas cómo tú (y como el tozudo Tovar) siguen creyendo en el país. Pienso y escribo: “cada loco con su tema”, pero también concibo que tan ingente idealismo es lo que ha transformado naciones y civilizaciones. No lo niego, es contagiosa su capacidad de creer.
¿Será posible que podamos liberarnos de la mafia chavista y volver a ser una nación creativa, próspera y productiva? ¿Volverá la inversión?
Sí, sí es posible.
El excéntrico
El egocéntrico Tovar también es un excéntrico. Cuestión de estilo, lo egocéntrico en su caso es excéntrico. El nihilismo lo ha convertido en un marginado de la política (igual que tú). No creer en nada ni en nadie le permite escucharse a sí mismo y a ti que también rechazas lo que estás viendo. Tovar no es un cachifo del chavismo ni tú tampoco, mantienen su individualidad, su egocentrismo por eso están fuera del centro opositor (¿cómo es que le llaman: G4?), por eso son excéntricos.
Que se sepa ante la historia que tú y Tovar, egocéntricos excéntricos, no creyeron jamás en el chavismo y que lo abominaron con toda la fuerza de su conciencia.
Que se sepa que ustedes no fueron sus cachifos.