Desde que inició la crisis económica y social en Venezuela en los inicios de la década de 2010, la migración de sus nacionales no se detiene, hasta la fecha, cientos de personas siguen huyendo de este tipo de situaciones que disminuyen la calidad de vida de muchas familias en el país hermano.
Por Proyecto Migración Venezuela
Asimismo, cuando se cerró la frontera entre Colombia y Venezuela en el año 2015, la stuación empeoró e hizo que las personas recurrieran a vías irregulares para cruzar a suelo cafetero y posteriormente, emprender camino hacia otro país de Suramérica o Centro América.
En este sentido, miles de migrantes venezolanos siguen llegando hasta Necocolí y Arboletes, en la zona del Golfo de Urabá, para adentrarse en la peligrosa selva del Darién, ubicada en Panamá, en plena zona fronteriza con Colombia, y así, salir de esta parte del continente.
Las personas que logran pasar el Darién, después de enfrentarse a una gran cantidad de riesgos como condiciones climáticas extremas, violencia xenofóbica, ahogamientos y ataques de animales, llegan hasta países de Centro América para luego, cruzar hacia Estados Unidos.
Sin embargo, para poder llegar hasta el Tapón, los migrantes venezolanos y de otras nacionalidades, seún reportes de las autoridades migratorias, tienen que pagar en promedio entre 500 y mil dólares para poder realizar la travesía. Esta “vacuna” es cobrada por los “coyotes”, quienes, con engaños, transportan hasta cierto punto a las personas que pagan el valor.
Las tarifas varían y se incrementan dependiendo de la cantidad de personas que viajan por familia, de si ese grupo incluye niños o adultos mayores, y de si los denominados coyotes les proveen alimentos y agua para la penosa travesía.
En ese sentido, y a pesar de que ninguno de ellos les da la plena garantía de cruzar la selva del Darién con éxito, las autoridades tienen reportes de pagos de hasta 3 mil dólares por persona, y cuentan solamente con el acompañamiento de un guía, que no les garantiza su ayuda en caso de que encuentren grupos criminales en el camino.
Para seguir leyendo, clic AQUÍ.