Todos dormían cuando el silencio y la oscuridad se apoderaron de la comunidad. Sus principales temores se hicieron realidad con el pasar de las horas. Era evidente que la energía eléctrica no iba a llegar pronto. A su calvario se les sumó el quedar incomunicados, ya que la señal de Movistar y Movilnet también se esfuma cuando falla la electricidad. El Palmar es tan solo una prueba de que no todo lo que brilla es oro al sur del estado Bolívar.
Por Pableysa Ostos/ Corresponsalía lapatilla.com
La energía eléctrica se fue el domingo 9 de octubre a la 1:00 de la madrugada. Luego de más de 50 horas sin el servicio, este regresó en horas de la tarde del miércoles 12 de octubre. Minutos después se volvió a ir. Mientras, la población sigue sin respuestas, sin entender por qué constantemente son expuestos a esa calamitosa situación en un estado que genera energía eléctrica.
“¿Quién responde por los daños? Por los alimentos perdidos, los enseres dañados. Son años en que la población está en estas condiciones inestables con la energía eléctrica”, comentó una habitante de El Palmar, mientras que una mujer allegada a una habitante de la población destacó algo que para algunos puede resultar insólito: “Me comentaron mis familiares que tuvieron que salar la carne para que no se pudriera, cocinar y regalar algunas cosas, porque daba lástima ver perder los alimentos”.
Denunciaron que la situación provocó que “toda la comida se dañara y cientos de personas se vieran afectadas. Fueron más de 50 horas sin servicio eléctrico y es algo totalmente inhumano que ese pobre pueblo sufre en silencio por culpa de una mala gerencia”.
“Estoy sumamente preocupada por mis abuelas y familiares que viven allá. Muchos de mis familiares tienen problemas de salud, asmáticos, diabéticos, etc. y para ellos el servicio eléctrico es indispensable”, añadió una pariente de las afectadas.
Destacan con tristeza que “la alcaldía no se retrasa en los cobros de impuestos a los comerciantes, emiten un aviso y pasan cobrando. Pero no se ve la inversión”, y se preguntan: “¿A dónde van los impuestos? Lo que se ve son las pérdidas por las fallas de energía eléctrica”.
Un integrante de la Cámara de Comercio de El Palmar comentó bajo anonimato que “nuestros comerciantes o agremiados muchos tuvieron pérdidas. Sin embargo, no pasaron un reporte como debe ser. A muchos se le dañaron los pollos y carnes, a otros helados; en cambio, otros solucionaron con plantas eléctricas, pero eso le generó pérdidas por el costo del combustible, es decir, nadie se quejó y nosotros como gremio no hemos podido hacer nada, ya que no hay denuncias como tal. Es lamentable, pero este gobierno nos tiene amarrados”.
Carrera en mal estado
Los troncos no fueron cortados para leña, mucho menos para una fogata. Cada uno de los troncos cortados tenía una misión: ser parte de la reconstrucción del puente Curaima. No fue la gobernación, tampoco la alcaldía, fue la misma gente de El Palmar, que debió buscar una solución para una problemática que ya tenía más de 2 meses y que los había dejado incomunicados.
El presidente de la Asociación de Ganaderos de El Palmar (Asogapal), Julio Malavé Colmenares, alertó hace dos meses sobre el colapso de la vieja estructura por las lluvias y el olvido del chavismo.
Curaima es un pequeño poblado que alberga unas 1.200 personas y genera diariamente 3.000 litros de leche y más de 900 kilogramos de queso. “La gente se organizó, los productores y los habitantes de Curaima cansados de esperar, se unieron y levantaron un puente, que es un ejemplo de lucha, dignidad y trabajo”, comentó Malavé.
“Se cortaron grandes árboles, entre todos se trasladaron y se levantó un puente que une a Curaima con el resto del país, representa la supervivencia de productores y más de 1.200 familias. Este puente hoy nos une”, sumó.
En el olvido
Hace tan solo unos días, El Palmar, ubicado en el municipio Padre Pedro Chien, cumplió 276 años de su fundación. Se hicieron actos protocolares por parte de la gobernación, sin escuchar a la población o recorrer el pueblo.
“Hacemos un llamado a la Gobernación a no solo hacer actos protocolares. El Palmar necesita atención urgente. Somos una población ganadera, productora de alimentos necesarios, no podemos seguir con tanta incertidumbre”, pidió uno de los afectados.
Otro sector golpeado es Puchima. El puente está bastante deteriorado y representa un riesgo para quienes transitan por el lugar.
“Hay un poste de madera ubicado en la calle Ricaurte, al lado de la escuela Fernando Chirinos. Solo lo sostienen las guayas de metal. Se hizo la denuncia por la VenApp y la registraron como un caso solventado, pero el poste sigue igual. Se gestionó con la misma población conseguir el de metal, pero se espera por parte de la alcaldía el apoyo con los demás materiales para poder reemplazarlo”, sumaron.
Con respecto a las aguas negras, “en el sector La Laguna, adyacente a la escuela Federico Ramón Chirinos, cuando llueve todas las casas se inundan de aguas negras. Frente a la escuela están los tubos de aguas negras fracturados o algo así, y eso hace que todo se les devuelva a las casas por las pocetas, por los fregaderos”.
Nos hicieron llegar fotos de otro poste que está por caerse. “Se encuentra al lado de la escuela Federico Chirinos. No se aprecia bien -la foto que nos enviaron- porque lamentablemente el gobierno y su gente mantienen bajo amedrentamiento a la familia y no quiere que los vean tomando las fotos”.
“La gente carga agua, porque no llega a las casas. Podría decirse que un 80% no la recibe por tuberías normales. Y por cierto, se acaba de ir la electricidad otra vez”, sumaron a las calamidades a las que se enfrentan a diario.
Mientras que una joven que tiene familiares en esa población señaló que “el agua jamás llega por la tubería. Mis dos abuelas viven allá y ambas tuvieron que pagar para hacer un trabajo de pozo profundo para que pudieran tener agua en sus casas”.
El clamor de todos es el mismo: piden mejoras, atención y que se termine la desidia que los ha hundido a una vida miserable desde hace años.