Las heridas causadas por la Operación Orión, considerada la mayor intervención militar urbana en Colombia, llevan 20 años abiertas por los numerosos desaparecidos que dejó en la Comuna 13 de Medellín donde las mujeres se unieron para exigir verdad y los jóvenes responden con arte a la violencia.
Esta barriada fue escenario entre el 16 y el 17 de octubre de 2002 de Orión, una operación de las Fuerzas Armadas para expulsar milicianos de las guerrillas de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
“La guerra también se vive en la ciudad y de una forma bastante dolorosa”, dice a EFE Alejandra Balvin, quien tenía solo 13 años cuando seis hombres armados le arrebataron a su padre, Hernando de Jesús Balvin, tras sacarlo de su casa.
Esta fecha aviva su dolor y le recuerda a las compañeras del colectivo “Mujeres Caminando por la Verdad”, que murieron “sin saber dónde están sus seres queridos”.
“Es muy triste tener que conmemorar 20 años en los que no ha pasado nada. Los hechos siguen impunes y nadie asume su responsabilidad. Nos hemos tenido que reparar solas ante un Estado indiferente e indolente”, dice Balvin.
En un acto simbólico con las fotografías de desaparecidos, la joven advierte que este momento sirve para recordarle al mundo que “aquí pasó algo”, y reclama: “Orión nunca más”.
COMUNA ESTIGMATIZADA
Para defensores de los derechos humanos, esta operación, que se hizo con la ayuda de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), dejó numerosos muertos y desaparecidos que al parecer fueron sepultados en un vertedero conocido como La Escombrera, donde en 2015 hubo una excavación en busca de restos.
“Esa operación fue coordinada por paramilitares que participaron y que quedaron posicionados; eso fue lo que generó las desapariciones forzadas que tenemos hoy en día, que suman más de 400”, asegura a EFE la coordinadora del área de víctimas de la Corporación Jurídica Libertad, Adriana Arboleda.
La activista señala que en ese momento había una política estatal de resolver por la vía militar el conflicto que se vivía en la Comuna 13 y que Orión solo es una de las 24 operaciones militares realizadas en ese sector de Medellín, que partieron de “estigmatizar” a la población, al considerarla aliada de grupos criminales.
“Orión fue el inicio de la seguridad democrática de (el entonces presidente) Álvaro Uribe Vélez y responsabilidad de militares, policías y gobernantes. Todos ellos siguen negando y justificando este tipo de operaciones”, añade Arboleda.
Margarita Restrepo, después de tantos años de sufrimiento e incertidumbre, ve una luz de esperanza en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que ha dado muestras de atender “todo lo que nos han negado” desde el momento en que desapareció su hija Carol Vanesa, de 17 años, raptada junto a dos compañeros, según su relato, durante esa operación.
“Tengo esperanza en la JEP porque nos ha arropado”, comenta Restrepo al recordar que ese tribunal recopila información para establecer si en la Comuna 13 hay cuerpos de personas dadas por desaparecidas e impuso medidas cautelares sobre los vertederos La Arenera y La Escombrera, donde se sospecha que fueron enterrados.
ARTE CONTRA LA VIOLENCIA Y POR LA MEMORIA
Ciro, miembro de Casa Kolacho, un centro cultural ubicado en la Comuna 13, resalta la revolución artística surgida de la mano del hip hop y del grafiti, que narra entre líricas y coloridos murales “verdades” sobre operaciones como Orión.
“El arte y la cultura han sido herramientas fundamentales en la construcción de tejido, han permitido hacer visible lo que se ha invisibilizado”, comenta a EFE.
Ciro recuerda que antes de este movimiento cultural que ha rehabilitado la comuna y lucha contra la violencia, para los niños y jóvenes era difícil crecer: “A temprana edad ya sabíamos qué era la guerra”.
El activista subraya que las operaciones militares “no fueron una solución” al conflicto y advierte que para “casi 500 familias, Orión no ha acabado, para la Comuna 13 esos 20 años no han pasado y no van a pasar hasta que no se sepan las verdades de lo sucedido”.
EFE