Corea del Sur, a oídos del mundo, es un país repleto de riquezas exorbitantes, la cuna de una de las civilizaciones más antiguas del mundo y, por supuesto, el resguardo de una infinidad de tradiciones culturales, inventos e historias que han ido, poco a poco, dando vida a una nación que surgió de entre las cenizas.
Por El Tiempo
Sin embargo, de puertas para dentro, es un país que guarda una gigantesca herida que aún no sana y que, por lo visto, no se encuentra próxima a cerrar. Ese dolor inaudible, consumidor y asfixiante que, después de ocho años, sigue atormentando a los surcoreanos tiene nombre y fecha, pero ningún consuelo: El naufragio del MV Sewol que tuvo lugar el 16 de abril de 2014.
“Cuando es muy difícil, solo tienes que llorar; no hay manera de evitarlo. Nadie, nada, puede consolarte”, relató Kim Mi-ok -para el periódico ‘The New York Times’-, la madre de Ho-jin, uno de los 250 estudiantes de segundo año que perdieron la vida cuando el ferry Sewol se hundió, catastrófica y misteriosamente, frente a la costa suroeste de Corea del Sur.
Ya son 7 años de la tragedia de Sewol.
El naufragio de Sewol tuvo lugar el día 16 de abril del 2014.
El Ferry abordaba 325 estudiantes + 14 maestros de la secundaria DaWon (la cual se ubica en Ansan) aparte hiban aprox. 100 personas más que viajaban por asuntos personales + pic.twitter.com/i9g7YCnK80— ? ??? (@moarmyengene3) April 15, 2021
La catástrofe más traumática de Corea del Sur en tiempos de paz duró tan solo unas horas, pero dolerá para siempre en los corazones de los padres que tuvieron que despedirse antes de tiempo de sus hijos; en la conciencia de los miembros de la tripulación; en quienes indirectamente fueron responsables de la tragedia; y, por supuesto, en todos aquellos que, desafortunadamente, no pudieron hacer nada para evitar el naufragio.
Una excursión de colegio que terminó en tragedia
Las paredes del ferry MV Sewol en el que viajaban 325 estudiantes del colegio Danwon High School comenzaron a inclinarse en un ángulo angustioso; no obstante, la escena era sorprendentemente tranquila: nadie corría ni gritaba, solo esperaban las instrucciones del intercomunicador que, minutos antes, les dijo que se quedasen donde estaban.
“Súbitamente el ferry empezó a ladearse y a hundirse. Los contenedores empezaron a caer al mar. Fue cuando me di cuenta de que se iba a volcar”, contó, en su momento, el tripulante Eun-su Choi, en diálogo con ‘BBC Mundo’.
Y agregó: “Estaba aferrado al pasamanos. Traté de ayudar a algunos de los estudiantes que se encontraban en la cafetería arrodillados cerca la caja registradora, pero se resbalaban”.
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