Halloween se ha convertido en una celebración cada vez más multitudinaria en países como Japón y Corea del Sur, donde este fin de semana terminó en tragedia, mientras que en otras partes de Asia, como Filipinas, millones de personas honrarán a sus antepasados en un festivo y florido homenaje al Día de los Muertos.
En los últimos años, y con el paréntesis de la pandemia, la gran afluencia de jóvenes disfrazados a las zonas de ocio nocturno de Tokio y Seúl ha generado crecientes desafíos de seguridad, como ha puesto de manifiesto la avalancha que dejó el sábado más de 150 muertos en la capital surcoreana.
En el distrito tokiota de Shibuya, epicentro nipón de esta festividad importada y que en 2019 llegó a reunir a más de 40.000 personas, la policía despliega cada noche de estas festividades a unos 350 agentes para evitar altercados como los de los años previos a la pandemia, que se saldaron con varias detenciones y destrozos de vehículos particulares.
El amplio dispositivo policial controla el tráfico y el flujo de personas en el icónico cruce de Shibuya y otras de las calles más concurridas para prevenir aglomeraciones excesivas y posibles accidentes, además de prohibir el consumo de alcohol en la calle, y por ahora los festejos transcurren sin incidentes significativos.
Todo lo contrario ocurrió en el barrio de Itaewon de Seúl, adonde acudieron más de 100.000 personas el pasado sábado para celebrar una fiesta que se tornó en pesadilla al quedar atrapadas centenares de ellas en un estrecho y empinado callejón, lo que dejó numerosas víctimas mortales por asfixia y lesiones.
La opinión pública surcoreana se pregunta sobre la falta de previsión en una ciudad acostumbrada a manejar de manera eficiente manifestaciones multitudinarias, mientras que el Gobierno ha afirmado que la tragedia no se podría haber evitado con un mayor despliegue en la zona de policía y de bomberos.
UNA CURIOSA MEZCLA DE CULTURAS
En el otro punto del continente, miles de personas también celebrarán la fiesta heredada de Estados Unidos en las calles de Filipinas, donde años de colonizaciones foráneas llevó a una curiosa mezcla cultural que combina festejos paganos con algunas de las principales festividades del calendario cristiano.
El archipiélago, tercera nación del mundo con más católicos, celebrará el próximo martes 1 de noviembre el Día de Todos los Santos, cuando más de 14 millones de filipinos, según estimaciones de la policía, peregrinarán a los cementerios para honrar a sus muertos en “Undas”, como se conoce en el país a esta celebración.
Pero lejos de la solemnidad que se vive esa fecha en otros países, Undas se celebra en un ambiente festivo y florido, donde los filipinos cantan, se hacen selfies y dejan velas en los panteones y tumbas de sus allegados.
Esos festejos se extenderán hasta el 2 de noviembre, cuando se celebra el Día de Todas las Almas, que este año volverá a festejarse con normalidad tras dos años de restricciones por la pandemia.
Unos 190.000 agentes de policía estarán de guardia estos días para vigilar la seguridad de casi 5.000 cementerios.
Simultáneamente, las vías, avenidas, tiendas y centros comerciales de Filipinas lucen por estos días juguetes, telas de araña y caretas de monstruos en referencia a Halloween, celebrado la víspera del Día de Todos los Muertos y que acoge desde a los más pequeños hasta adolescentes y adultos, que desfilan jocosamente con sus disfraces por las calles.
UNA FIESTA DE LA “ÉLITE OCCIDENTALIZADA”
Ya en otras partes del continente asiático, como en India, la celebración de Halloween se limita a la élite occidentalizada en las grandes ciudades, con fiestas en bares o viviendas, mientras que en algunos países, como China, la festividad poco a poco gana más adeptos, aunque está muy lejos de ser una fiesta celebrada por la población local.
En India, los hindúes cuentan con sus propias tradiciones para recordar a sus muertos en fechas que oscilan entre octubre y noviembre, en línea con el calendario lunar.
En la noche de Bhoot Chaturdashi, por ejemplo, persiste la creencia entre las familias indias de que los espíritus de sus antepasados se aproximan a la Tierra, por lo que iluminan con catorce lámparas varias habitaciones y el exterior de sus hogares para ayudarles en su viaje, una costumbre similar que se celebra en otras partes del país en otras fechas.
Ya en el gigante asiático, la festividad de Halloween poco a poco va ganando popularidad entre los chinos, pero los eventos realizados en la mayoría de las ciudades suelen estar organizados por los residentes extranjeros que viven en las mismas.
Bajo la influencia de Occidente, las principales plataformas de comercio en línea en China realizan distintas ofertas para disfraces, decoraciones con brujas, arañas y gatos negros como reclamo, así como golosinas con temática de Halloween como calaveras o calabazas.
También es común ver en grandes centros urbanos, como Pekín o Shanghái, a los restaurantes o bares de temática mexicana celebrar su Día de Muertos montando altares, decorando con calaveras el lugar y contratando mariachis para amenizar la velada.
Sin embargo, dentro de la tradición china, la principal celebración dedicada a los fallecidos es el Festival de Qing Ming, también conocido como el festival del barrido de tumbas, cuando cada 4 o 5 de abril las familias se reúnen para visitar el lugar de descanso de sus antepasados.
También se honra a los muertos en el Festival del Doble Nueve, asimismo conocido como Chongyang, y en la misma Fiesta de la Primavera, o Año Nuevo chino, fuertemente influenciados por las filosofías budistas y taoístas. EFE