De los 5 millones de bolívares asignados para el presupuesto de la Universidad de Los Andes para el 2022, solo han enviado el 2.79%, mientras que el Ministerio de Educación Superior se hace oídos sordos antes la debacle universitaria, según esbozó el rector de la institución, Mario Bonucci.
Anggy Polanco // Corresponsalía lapatilla.com
El rector expuso una serie de aspectos que, desde el 2007 (fecha cuando el gobierno decidió repetir los gastos por funcionamiento), vienen golpeando la casa de estudios superiores en los estados andinos Táchira, Mérida y Trujillo, por lo que definió que la universidad está herida de muerte, pero sigue abierta en la lucha.
Calificó de emergencia humanitaria lo que están viviendo las universidades venezolanas, especialmente la ULA, por lo que consideró que el ejecutivo nacional no está cumpliendo con la atención de las universidades.
Precisó que en el 2020 les asignaron un presupuesto, pero solo le asignaron el 49% y les entregaron 4.11% del presupuesto asignado.
“Lo que demuestra que el Estado venezolano puede asignar la cantidad de dólares que sean, pero si no lo envían da igual a que no envíen nada”, aseveró.
Otra realidad es la reducción presupuestaria, en bolívares, el presupuesto del año 2022 es de 23 millones y el del 2023, 17 millones de bs, (el 43% de lo solicitado) pudiera pensarse que es una cantidad pequeña del presupuesto, pero cuando se traslada a divisas es dinero devaluado, calculó Bonucci.
Denunció que los educadores y trabajadores de la casa de estudio siguen percibiendo sueldo de miseria a través del instructivo de la Onapre, con una convención colectiva impuesta.
Indicó que los trabajadores de la ULA no tiene protección social y no hay providencias estudiantiles, por lo que cada estudiante para llegar a clases debe pagar su transporte, comida y residencia privada.
“No tenemos aquello que garantizaba la gratuidad de la enseñanza y permitía a los estudiantes de clase más desposeída poder llegar a la universidad”, expresó Bonucci.
Aseveró que la educación se ha privatizado por la vía de los hechos, porque el gobierno no está enviando los recursos.
A ello se le suma la inseguridad que se vivr en los recitos universitarios, en vista que en los tres estados los cuerpos de seguridad se olvidaron que existen las universidades, hay haciendas invadidas y ninguna fuerza del Estado ha actuado, se roban los cables y los ventanales, manifestó.
Pero a pesar del panorama negativo, la ULA ha decidido mantenerse abierta – expresó- como un espacio de lucha y como un factor de progreso de cualquier país.
Diáspora de estudiantes, docentes y empleados
Con relación a la matrícula, destacó que esta alma mater tenía 48.000 estudiantes en el 2016, en la actualidad está por 24.000, debido a que la diáspora les ha afectado, ya que estudiar en una universidad es costoso.
Ahora también hay deserción de profesores, el 6% de los cargos de profesores están vacantes debido a que los profesionales no les interesa concursar en la universidad por el bajo salario en comparación con el sector privado. Mientras que la deserción de empleados y obreros se ubica en un 10%, especificó el rector.
Destacó que las graduaciones se redujeron a la mitad, de 7000 graduandos, disminuyeron a 4000, indicó, pero aún hay jóvenes que están inscribiéndose en carreras a pesar de las dificultades que afronta la ULA.
“Cada profesor, cada empleado, cada obrero está financiando la actividad universitaria porque con su sueldo no le va a alcanzar para ni el transporte”, explicó.
Pese a que cada profesor empleado y obrero les descuentan la caja de ahorro de un 10% del sueldo, desde hace un año y medio no devuelven las retenciones, por lo que las cajas de ahorro están quebrando, dijo el rector.
Mario Bonucci reveló que la prima que recibe por ser rector de la ULA es de 105 bolívares, cerca de 12 dólares y su sueldo es equivalente a 160 dólares al mes.