“Me siento como drogada”: La misteriosa muerte de tres estadounidenses en un hospedaje en México

“Me siento como drogada”: La misteriosa muerte de tres estadounidenses en un hospedaje en México

En fotografías cedidas por sus familiares, Jordan Marshall, Kandace Florence y Courtez Hall.
CORTESÍA

 

Kandace Florence, de 28 años, le mandó mensajes de angustia a su novio la madrugada del 30 de octubre diciéndole que no se sentía bien, que tenía un cansancio extremo, que había vomitado y sentía el cuerpo extraño. “Me siento como drogada”, le dijo. Había estado en un bar de la Ciudad de México con dos amigos suyos, Jordan Marshall, de 28 años, y Courtez Hall, de 33, con quienes viajó desde Estados Unidos para pasar las festividades del Día de Muertos. Horas después, los tres ciudadanos estadounidenses fueron hallados sin vida en el departamento que alquilaron a través de Airbnb muy cerca de Santa Fe, una zona privilegiada de la capital. A más de una semana de su fallecimiento, las familias de las víctimas tienen poca claridad sobre las circunstancias de su muerte en México.

Por El País





La Fiscalía capitalina ha informado a EL PAÍS que abrió una carpeta de investigación y que las primeras indagatorias apuntan a que Kandace, Jordan y Courtez murieron por una intoxicación con gas doméstico. Victor Day, de 30 años, novio de Kandace, no da crédito de la versión preliminar. “Ella me dijo que se sentía como drogada antes de volver al departamento”, dice en conversación con este diario. Airbnb no respondió cuestionamientos sobre cuál es su parte de responsabilidad en este hecho. Simplemente dio de baja de su sitio el anuncio del departamento donde ocurrieron las muertes.

Eran alrededor de las 3:00 de la madrugada del domingo 30 de octubre cuando Victor comenzó a recibir los extraños mensajes de Kandace.

—Me siento extremadamente cansada —le dijo ella—. No me siento bien. Quiero llegar a casa.

—¿Qué pasa? ¿Todo bien?

—Me siento como drogada. Como si hubiera tomado éxtasis, pero no lo hice.

—¿Dónde está Jordan? —inquirió Victor—. ¿Estás en casa o sigues fuera?

—Acabo de llegar. Literalmente estoy sufriendo y dando vueltas en el departamento. Estoy temblando.

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