El Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes” concedido al poeta barquisimetano Rafael Cadenas llenó de júbilo a los sectores intelectuales y académicos de nuestro país. El premio no causó extrañeza porque se esperaba desde hace unos años por la precisión, profundidad y trascendencia “de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua (…) su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es llevada al límite de sus posibilidades creadoras”, tal como reza el veredicto del jurado. Este premio era, entonces, algo deseado y esperado.
Para destacar la importancia de esta distinción, la Academia de Ciencias Políticas y Sociales publicó el 11 de noviembre un Acuerdo de Júbilo, en el cual subraya la fuerza y esplendor de la voz poética de Rafael Cadenas que expresa desde su primer poemario Cantos iniciales (1946). Estas características también están marcadas en su obra poética siguiente, como Una isla (1958), Los cuadernos del destierro (1960, 2001), el poema “Derrota” (1963), Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983), Dichos (1992), Gestiones (1992), Poemas selectos (2004, 2006, 2009), El taller de al lado (2005), Sobre abierto (2012), En torno a Basho y otros asuntos (2016) o Contestaciones (2018).
Por otra parte, la claridad y precisión de su prosa están presentes en su obra ensayística, entre las cuales se pueden mencionar Literatura y vida (1972), Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística (1977), Realidad y literatura (1979) y En torno al lenguaje (1984). Escribe Cadenas con envidiable claridad, precisión, sin rodeos ni redundancias. Y es esta característica de su lenguaje lo que hace “destilar de las palabras su esencia deslumbrante”, como también lo afirma el jurado que lo postuló para el premio. (De ahí que su obra puede ser utilizada, incluso, por jueces, abogados y estudiantes de derecho, para que puedan ponderar la importancia del lenguaje claro y sencillo en los escritos judiciales).
La importancia del lenguaje es uno de los temas que siempre ha llamado la atención del poeta Cadenas, como se evidencia en el mencionado ensayo En torno al lenguaje, en el cual invita a expresarse con sencillez y evitar el eufemismo que delata “una tendencia a huir de la realidad”. En este luminoso texto el poeta formula rotundas críticas al deterioro del lenguaje que se observa en Venezuela. De ahí el reto de sobreponerse a la neolengua y al mal uso del español, como el innecesario desdoblamiento y la falta de concordancia por el género gramatical, y el uso de expresiones coloquiales extranjeras en el lenguaje académico.
La influencia de Rafael Cadenas se extiende a su trabajo como profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, en la cual el poeta constituye una firme referencia literaria y ucevista. Quienes tuvimos el privilegio de estudiar y graduarnos en esta notable escuela de literatura sabemos que la obra del poeta barquisimetano no pasa inadvertida. Sus poemas y reflexiones ensayísticas son referencias constantes en distintas materias. También sus cuatro décadas en la cátedra universitaria y su alta producción intelectual demuestran la reconocida calidad de la Escuela de Letras de la UCV en los estudios de literatura. No en balde numerosos profesores y exalumnos han sido merecedores de premios nacionales e internacionales. La lista sería muy larga, lo que escapa a la brevedad necesaria de este artículo.
El Premio Cervantes demuestra, además, el alto valor de la literatura venezolana. Hay una tradición que se inicia con Andrés Bello y que sigue ahora con Rafael Cadenas. Es un trabajo relevante el que han hecho nuestros narradores, ensayistas y poetas. Muchos de ellos han alzado sus voces para reclamar contra dictadores y violadores de derechos humanos. La literatura es un valioso instrumento para la denuncia y para la reflexión política. Para evidenciar los atropellos de las dictaduras de Cipriano Castro y de Juan Vicente Gómez tenemos a José Rafael Pocaterra y sus Memorias de un venezolano de la decadencia. Y las violaciones a los derechos humanos de la dictadura de Pérez Jiménez quedó plasmada en Se llamaba SN de José Vicente Abreu.
La voz de Rafael Cadenas se alza hoy para criticar el autoritarismo y la intolerancia. Su autoridad moral, su coraje y su enorme prestigio le imprimen fuerza a las reflexiones políticas que plantea a través de su palabra. Su arma es el verbo y la poesía. Porque el poeta eleva su “voz en la defensa de los valores de la democracia y la lucha indeleble contra el autoritarismo. Sus reiteradas denuncias ocupan un lugar relevante entre quienes defienden la libertad y la tolerancia”, como lo afirma el Acuerdo de Júbilo de Acienpol.
Es que Rafael Cadenas, como los viejos árboles, es un sereno testigo de nuestra historia. Se trata de un venezolano que ha visto mucho y lejos y está curado de sorpresas. Sus poemas y ensayos no se someten a ningún calendario, porque sus imágenes y reflexiones se colocan por encima de lo adjetivo y privilegian lo sustantivo. He aquí una frase que ejemplifica el talante del poeta y de lo que pretendo decir: “En Venezuela nos urge instaurar una normalidad que solo puede ser democrática”. Es que Cadenas se quedó en nuestro país y es una referencia de republicanismo, resistencia y dignidad.
Esta opinión suya que aquí copio retrata su decencia al responder sobre si fue o no felicitado por el gobierno: “No he recibido felicitación, ni la espero. Yo tengo un desacuerdo con el régimen, pero tampoco estoy participando en política. Y respeto a las personas, yo no insulto a nadie”. El gobierno ha tenido, sin embargo, la oportunidad de demostrar que su retórica sobre la libertad es sincera, y que no se mueve sobre base de la intolerancia ideológica y la mezquindad.
Leer a Cadenas es una invitación a reflexionar sobre la libertad. Porque el gran poeta y ensayista larense se expresa sin compromisos con el tiempo.