En el campamento migrante instalado a la orilla del Río Bravo hay aproximadamente 900 inmigrantes, la mayoría venezolanos, que se han visto impactados por las bajas temperaturas que se han registrado en los últimos días, según informó Univisión.
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En la zona, el termómetro ha descendido hasta los -1 grados Celsius por lo que las autoridades les han pedido a los indocumentados que busquen refugio en los albergues.
A pesar de las cobijas y la ropa de invierno, dicen que el frío cala hasta los huesos y aseguran que esperan lo peor puesto que se pronostica la caída de nieve en las próximas horas. “Sí se sufre. Es un peligro. Algunos soportan, pero otros no, incluyendo a los más débiles que son los niños”, aseguró el venezolano Eduardo Aguilera.
Otra migrante, también de nacionalidad venezolana, declaró: “Demasiado frío. Ya mis hijas tienen los labios morados”.
Sin embargo, los migrantes planean continuar en el área con la esperanza de poder cruzar a EEUU.
