Croacia, plagada de estrellas de larga trayectoria, saltó al engramado del estadio en Al Khor con la intención de rememorar glorias pasadas ante Marruecos, una de las selecciones africanas más fuertes que se puede cruzar en el Mundial de Qatar 2022. Sin embargo, el marcador se mantuvo (0-0) hasta el final de una difícil partida.
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Pese a que los centrocampistas croatas son grandes manejadores del juego, las transiciones eran generalmente lentas, muchas veces interceptadas por los concentrados marroquíes, quienes de a poco ganaron confianza y metros en la cancha.
Ambos combinados tuvieron problemas en el primer tiempo para conectar con sus arietes, lo que ocasionó que tanto Youssef En-Nesyri como Andrej Kramaric no trascendieran en las escasas ocasiones de peligro.
Precisamente, la jugada más comprometedora llegó sobre los 45 minutos, cuando el extremo Nikola Vlasic pescó en la boca del área chica un centro de su lateral izquierdo, Borna Sosa. El remate fue despejado a duras penas por el guardameta Yassine Bounou, quien se candidatea como una de las figuras del partido gracias a sus oportunas intervenciones.
El primer tiempo cerró con una evidente aceleración en el ritmo futbolístico, pero no el necesario para que se quebrara la paridad sin goles. Hasta ese momento, las insinuaciones de Luka Modric y Hakim Ziyech, estandartes de sus selecciones, no habían cambiado el rumbo de un juego muy táctico, luchado a cada centímetro.
La primera sorpresa de la segunda mitad llegó con el ingreso al terreno de Mario Pasalic, en sustitución de Vlasic, que tuvo molestias durante sus últimos minutos de acción.
Tras el silbatazo, una jugada propositiva de Marruecos, compuesta de dos remates consecutivos, fue respondida por un par de llegadas peligrosas de Croacia, despejadas de nuevo por Bounou, quien tuvo que ser atendido por el cuerpo médico, al igual que su compañero Noussair Mazraoui, aquejado de una lesión muscular tras cabecear contra el arco rival.
Luego de una falta de Modric, la tercera sin recibir tarjeta amarilla, un tiro libre rematado con fuerza por Achraf Hakimi fue despejado con dificultades por el arquero Dominik Livakovic.
En el resto de la etapa complementaria ambos equipos deambularon sin muchas convicciones, sobre todo por el conformismo de Marruecos con el empate y la falta de contundencia del conjunto dirigido de Zlatko Dalic. Ni siquiera los balones parados fueron aprovechados por ambas oncenas, que protagonizaron una contienda tan táctica que parecía ejecutarse sobre un tablero de ajedrez.
Si Croacia desea reeditar su subcampeonato de Rusia 2018, sus figuras incombustibles deberán hacer mucho más ante Canadá y Bélgica.