Estranguló, apuñaló, destripó y canibalizó a sus víctimas: Chikatilo, el “Hannibal Lecter” de Rusia

Estranguló, apuñaló, destripó y canibalizó a sus víctimas: Chikatilo, el “Hannibal Lecter” de Rusia

A Chikatilo, le probaron 52 asesinatos. Aquí, en una imagen durante el juicio.

 

 

Svetlana esperaba sentada el tranvía que la regresaría a su casa después de un día agotador de trabajo, en la pequeña ciudad de Shakhty, al sur de Rusia, cuya principal actividad es la minería. Era el 22 de noviembre de 1978 y pronto anochecería. Svetlana soportaba el frío como de costumbre cuando de golpe dejó de darle importancia a la temperatura y se quedó mirando a una nena de unos nueve o diez años, cachetuda, que estaba cerca suyo, con un abrigo rojo con capucha negra, bufanda, y un gorro marrón. La miró no tanto por la nena sino por el hombre que estaba al lado de la chiquita, un tipo con canas incipientes, de unos cuarenta años, con anteojos muy grandes para su rostro afilado, que vestía un largo sobretodo negro y llevaba una bolsa de compras. La nena y el hombre no parecían conocerse, pero él se acercó a ella y le susurró algo al oído. Entonces el hombre se fue. Al rato, la nena lo siguió. Iba contenta. Llegó el tranvía y Svetlana Gurenkova se fue a su casa.

Por: Todo Noticias

La nena tenía nueve años en verdad y se llamaba Lena Zakotnova. Volvía a su casa de la escuela. Ese día, le había dicho a un compañero que antes de tomar el tranvía a lo mejor compraba un chicle estadounidense que un “viejo amable” que había conocido en la estación le podía vender.

Cuando el “viejo” le susurró al oído, la tentó con el chicle. Por eso ella lo siguió hasta una pequeña choza ruinosa que el tipo le dijo que era su “casa secreta”. Cuando la nena entró, el hombre la tiró al piso, le sacó el abrigo y la ropa interior. Lena gritó pero el hombre le puso su antebrazo en la garganta y echó su cuerpo sobre la pequeña, que quedó inmóvil, con los ojos desmesuradamente abiertos.

 

El “viejo” le vendó los ojos con la bufanda marrón. Se retorció sobre la nena y agredió su intimidad con una de sus manos. Ella trataba de moverse y buscaba respirar a pesar del daño que le había causado en su garganta con el antebrazo. El agresor se levantó al fin y con un cuchillo la apuñaló tres veces en el estómago. La levantó y la cargó sobre uno de sus hombros. Fue hasta el río Grushevka y la arrojó. También tiró la mochila de la escuela. No se dio cuenta de tres cosas:

– que había un reguero de sangre en el umbral de su casucha
– que había dejado la luz encendida
– que la nena aún estaba viva cuando la tiró al río helado.

Los testigos, el identikit y los dos detenidos

El cuerpo de Lena fue rescatado del Grushevka apenas un día después. Las personas que estaban en la estación el día anterior esperando el tanvía de la tarde fueron llamadas a declarar porque ese era el tranvía que tomaba Lena todas las tardes. Así fue como la señora Svetlana Gurenkova dijo a la Policìa que había visto a la nena junto con un hombre que describió con detalle. Se realizó un identikit y a la noche del 23 de diciembre detuvieron a un tal Alexsandr Kravchenko, que había cumplido 6 años de prisión por violar a una nena en 1970. Pero Kravchenko tenía 25 años y jamás había usado anteojos.

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