Los aliados occidentales, con Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea a la cabeza, han destinado miles de millones de euros a Ucrania, que gracias a la ayuda militar está resistiendo a la invasión rusa e incluso ha logrado alterar los planes de Moscú.
Desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero pasado, los aliados se han comprometido a destinar a Ucrania unos 89.440 millones de euros en ayuda militar, financiera y humanitaria, de los que 39.000 millones corresponden a asistencia castrense, según datos de octubre del rastreador del Instituto Kiel, en Alemania.
Washington es de lejos el principal donante individual, seguido del Reino Unido y Polonia.
El estadounidense Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en inglés) indica que desde marzo la ayuda de EE.UU. a Ucrania ha ascendido a unos 68.000 millones de dólares (en torno a 65.400 millones de euros), y que podría aumentar a 105.000 millones (101.800 millones de euros) si el Congreso aprueba una nueva partida propuesta por la Administración de Joe Biden para lo que queda del año fiscal 2023.
EEUU y REINO UNIDO, UN PASO AL FRENTE
De esa asistencia, el Pentágono ha hecho llegar a Ucrania más de 19.000 millones de dólares (18.200 millones de euros) en ayuda militar desde el inicio de la invasión, con material como protección antiblindados, entre los que figuran los famosos misiles Javelin, símbolo de la resistencia ucraniana; baterías antiaéreas, drones y equipo antirradiación nuclear.
Tal es el flujo de equipamiento hacia Ucrania que EE.UU. ha organizado un grupo de contacto que se reúne cada mes y en el que participan 50 países, para coordinar esa ayuda y responder a las necesidades de la defensa ucraniana.
Al otro lado del Atlántico ha sido el Reino Unido el país que ha llevado la batuta: el ex primer ministro británico Boris Johnson lideró la respuesta europea a la invasión rusa, hasta el punto de que los ucranianos le dedicaron una calle en Fontanka y el presidente Volodímir Zelenski le ha agradecido públicamente en numerosas ocasiones su apoyo y amistad.
El actual jefe del Gobierno de Londres, el también conservador Rishi Sunak, ofreció a Ucrania armamento y tecnología de defensa adicionales por valor de 50 millones de libras (57 millones de euros), durante una visita a Kiev el pasado 19 de noviembre, la primera desde que asumió el cargo el 25 de octubre.
Johnson se desplazó a la capital ucraniana el 1 de febrero, en vísperas del inicio de la guerra el 24 de ese mes. El 9 de abril hizo un viaje sorpresa -el primero de un dirigente de una potencia- y regresó el 17 de junio y en el Día de la Independencia, el 24 de agosto.
Como segundo mayor donante individual por detrás de EE.UU., el Reino Unido ha destinado más de 2.300 millones de libras (2.550 millones de euros) en asistencia militar a Ucrania y prevé mantenerla en 2023, junto con unos 400 millones (460 millones de euros) en ayuda humanitaria.
Ha enviado, entre otras cosas, armas antitanque, misiles antiaéreos, vehículos blindados, artillería, armas pequeñas, munición y equipamiento no letal como chalecos antibalas, raciones y equipo médico, al tiempo que entrena a soldados del Ejército ucraniano en Inglaterra.
Según los últimos datos oficiales, el Reino Unido ha congelado activos rusos por valor de 18.390 millones de libras (unos 21.000 millones de euros), mediante sanciones que afectan a más de 120 entidades y 1.200 personas, y ha dejado de importar petróleo y gas rusos.
LA UE, APOYO Y SOLIDARIDAD EN BLOQUE
Desde Bruselas, la OTAN ha dejado claro a los aliados que deben prepararse para mantener su apoyo a Ucrania “a largo plazo”.
Aunque la Alianza ha remarcado que no está en guerra con Rusia y que no forma parte del conflicto, los 30 miembros se han volcado individualmente en ayudar con material militar letal y no letal a Ucrania, pero también con asistencia humanitaria, conscientes de que el precio que pagarían si triunfa la ofensiva del presidente ruso, Vladímir Putin, sería mucho más alto.
A raíz de la anexión ilegal rusa de la península de Crimea y de Sebastopol en 2014, la Alianza inició una formación de las Fuerzas Armadas ucranianas, y una vez desatada la invasión decidió mantener su apoyo y abastecer a Ucrania de equipos militares y ante riesgos químicos, biológicos y nucleares.
En la cumbre de la OTAN de junio pasado en Madrid, los aliados acordaron además un paquete “integral” de apoyo a Ucrania que contempla a largo plazo la transición de sus equipos de la era soviética a otros más modernos como los que utiliza la Alianza, y que les permitirían operar juntos.
Por su parte, la Unión Europea y sus Estados miembros han dedicado más de 8.000 millones de euros a equipos de defensa para Ucrania, de los que 3.100 han financiado con el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, un instrumento al margen del presupuesto comunitario costeado por la mayor parte de los países, con el que la UE ha pagado por primera vez armamento letal para terceros Estados.
La mayor urgencia que tiene Ucrania es contar con defensa antiaérea para proteger las infraestructuras civiles y energéticas atacadas por Rusia con misiles y drones, algo que le han ofrecido países como España (cuatro lanzaderas de misiles HAWK), Alemania, Francia y Países Bajos.
En cuanto a la asistencia a los ciudadanos, la UE ha canalizado más de 74.000 toneladas de ayuda material por valor de más de 450 millones de euros, que se suma a los 523 millones de euros de ayuda humanitaria financiera.
En este ámbito, las prioridades son los generadores eléctricos, los refugios de invierno y la atención médica.
EFE