Las autoridades ucranianas investigan los vínculos de la Iglesia ortodoxa del país con Rusia, tras observarse cómo desde el inicio de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, cientos de parroquias rusas pasaban al seno de la de Ucrania, con sede en Kiev..
“Una Iglesia no puede basarse en el miedo, el chantaje y las manipulaciones, sin lugar para la libre voluntad”, afirma a Efe Iov Olshanskyi, abad del monasterio de la Santa Resurrección Nuevo Athos de Leópolis.
Su monasterio fue uno de los primeros de las cerca de 600 parroquias que abandonaron la organización vinculada a Moscú desde el comienzo de la invasión rusa.
Apunta que esta cifra podría ser mucho mayor, de no haber sido que muchas fueron bloqueados por los propios sacerdotes, en contra de la voluntad de los parroquianos y empleados de la institución.
“La mayoría de los sacerdotes de esa Iglesia son prorrusos”, afirma Olshanskyi. Subraya que su cultura arranca de la época soviética, cuando su propia existencia dependía de una estrecha cooperación con las autoridades y los servicios secretos de Moscú.
Espera que el cambio político contribuya a lograr la “independencia espiritual” del país. Un 72% de la población se identifica como cristiano ortodoxo, según la encuesta realizada en julio por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev.
Un 54% de los ucranianos afirma pertenecer a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, con sede en Kiev, que vio aumentar su influencia en 2019, después de que el Patriarcado de Constantinopla le concediera la independencia.
Solo el 4% sigue identificándose con la Iglesia Ortodoxa Ucraniana vinculada a Moscú, en contraste con el 18% de 2021. El resto, pese a ser ortodoxos, no se identifica con una ni otra iglesia.
A pesar del descenso respecto a 2021, la Iglesia vinculada a Rusia conserva una vasta estructura con miles de parroquias en todo el país.
Olshanskyi afirma que, a pesar de la decisión de “declararse públicamente independiente” de Moscú, esta última sigue profundamente vinculada a la rusa y difunde la narrativa rusa en Ucrania.
Varios sacerdotes de la Iglesia ortodoxa vinculada a Moscú han sido acusados de colaborar con las autoridades prorusas en los territorios ucranianos ocupados, algo que la Iglesia insiste en que no refleja su postura general.
El miércoles se dictó una primera sentencia de 12 años contra su sacerdote por revelar las posiciones de las tropas ucranianas al ejército ruso durante la batalla por Severodonetsk y Lisychansk.
Olshanskyi también afirma que la cúpula de la iglesia ascendió recientemente a un alto cargo del clero que desterró a los sacerdotes que se negaron a mencionar el nombre del patriarca ruso Kiril, leal al presidente ruso, Vladimir Putin, en sus sermones.
Algunas informaciones en el sentido de que se había entonado una canción elogiosa con Rusia en un oficio en el monasterio de las Cuevas de Kiev provocaron un notable revuelo entre el Servicio de Seguridad de Ucrania.
El Metropolitano Kliment subrayó a continuación en una entrevista que el Servicio de Seguridad no encontró ni armas ni saboteadores rusos supuestamente infiltrados allí.
No obstante, han continuado los registros en los locales de la Iglesia en toda Ucrania. Finalmente, el 1 de diciembre, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ordenó investigar sus presuntas conexiones con la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Zelenski también ordenó redactar una ley que prohíba las actividades de las organizaciones religiosas vinculadas a Moscú y dictó sanciones personales contra Vadym Novinskyi, empresario de origen ruso y uno de los más influyentes patrocinadores de esa Iglesia en Ucrania.
Un análisis de la televisión BBC News en Ucrania vincula el giro en la política estatal con un cambio en la cúpula del Servicio de Seguridad del país. Su anterior jefe, Ivan Bakanov, se había identificado abiertamente como perteneciente a la Iglesia Ortodoxa vinculada a Moscú.
El ahora jefe en funciones, Vasyl Maliuk, calificó la Iglesia de “entorno ideal para los espías enemigos” en su primera entrevista al asumir el puesto, el pasado octubre. Reveló asimismo que 33 de sus sacerdotes estaban siendo investigados.
El monasterio de Olshanskyi da cobijo a unos 250 refugiados de las regiones del este y el sur, donde las posiciones de la Iglesia vinculada a Rusia solían ser fuertes. Ahora se alegra del cambio de actitud: “Vuelven a los territorios liberados y ya no quieren ir a una iglesia vinculada a Moscú”, dijo el abad a Efe.
EFE