La Iglesia católica y diversas asociaciones en Portugal mostraron su rechazo a la ley para la despenalización de la eutanasia, aprobada este viernes por el Parlamento luso y cuya aplicación depende ahora del presidente del país, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa.
Por una parte, alegan que va contra el derecho a la vida y que se debería apostar más por la mejora de los cuidados paliativos y, por la otra, que corre el riesgo de ser poco específica y llevar a interpretaciones subjetivas negativas para el paciente.
Esta es la tercera vez que la Asamblea de la República de Portugal aprueba la despenalización de la eutanasia, tras dos leyes ya aprobadas pero vetadas por el Constitucional o por el presidente.
Ante esta nueva aprobación, la Conferencia Episcopal Portuguesa expresó esta semana en un comunicado su “tristeza”, ya que, alegó, “se rompe el principio ético fundamental que se traduce en la prohibición de provocar intencionadamente la muerte” y pidió que los profesionales ejerzan la objeción de conciencia.
Criticó que este diploma “no garantiza el justo equilibrio entre la protección de la vida y la autonomía del enfermo” al permitir la eutanasia “más allá de las situaciones de enfermedad terminal” y lleva al riesgo de que se puedan aumentar las condiciones para permitirla.
Abogó por mejorar los cuidados paliativos en el país “en un momento en el que las carencias del sistema de salud están muy lejos de ser superadas” y apeló a las familias y profesionales de salud a que objeten y la rechacen.
CATÓLICOS PIDEN EL VETO PRESIDENCIAL
Asimismo, la Asociación de los Juristas Católicos y la Asociación de los Médicos Católicos Portugueses divulgaron en un comunicado conjunto que mantienen “su oposición contra cualquier legalización” de ésta al “romper el principio cívico de la prohibición de matar”.
Consideraron que este proyecto “aumenta de forma clara las indicaciones para la eutanasia” y puede llevar a un “alargamiento progresivo e imparable de la aplicación de la ley” y a la subjetividad de las interpretaciones de la norma y del dolor del paciente, entre otras razones.
Por ello, piden que se declare inconstitucional y que el presidente luso vete la norma.
ASOCIACIONES ÉTICAS
El Movimiento Acción Ética alegó que la despenalización de la eutanasia “compromete” el derecho a la vida y que es una ley “perversa e injusta”.
“Será negro el día en que siglos de civilización reculen abriéndose a un camino en que muchas pesadillas son posibles. En la conciencia de los legisladores ha de pesar esa decisión”, alegó.
El Consejo Nacional de Ética y Ciencias de la Vida luso también lamentó la versión final del diploma al considerar que no incluye todas sus recomendaciones realizadas al Parlamento, según recogió esta semana el diario Público.
El proyecto fue aprobado esta tercera vez con el apoyo del Partido Socialista -que gobierna con mayoría absoluta-, Iniciativa Liberal (conservador) y Bloque de Izquierda, Livre (izquierda) y el PAN (Animalista). En contra, el Partido Comunista Portugués, el Partido Social Demócrata (PSD) y el ultraderechista Chega.
El texto define la muerte médicamente asistida como la que “ocurre por decisión propia” de una persona, “en el ejercicio de su derecho fundamental de autodeterminación” y cuando es “practicada o ayudada por un profesional de la salud”.
Se aplicará exclusivamente en casos de mayores de edad, con enfermedades “graves e incurables” o lesiones “definitivas de extrema gravedad”.
Además, marca un plazo mínimo de dos meses entre el inicio del proceso y la muerte médicamente asistida y establece el acompañamiento psicológico obligatorio para el enfermo.
EFE