La deshumanización de las víctimas ucranianas es una constante en los ámbitos de poder ruso, como lo fue en otras guerras del pasado. Numerosos dirigentes menosprecian siempre que pueden a los que están sufriendo los ataques del Kremlin, pese a que la contienda no está siendo ni tan rápida ni tan corta como esperaban.
Por ABC
El último ejemplo de cómo la crueldad está insertada en la mente de los responsables rusos la ha dejado un diputado de la Duma. Oleg Nilov, de Rusia Justa, estaba en un evento en el que tenía que leer cartas con buenos deseos y peticiones para Navidad. Una de las que cogió fue de un niño llamado Vova, procedente de Kiev.
«Vova, un niño de Kiev, sueña con un cohete. No te preocupes Vova, tendrás cohetes, sólo espera», dijo Nilov, ante la sorpresa de los presentes, incluido un hombre más joven que aparece en segundo plano del video del momento echándose las manos a la cara.
«Es broma», se apresuró a decir Nilov al detectar la reacción que había suscitado su cruel chascarrillo.
La cifra de víctimas mortales entre los niños no se ha podido contabilizar de manera exacta, pero según cifras de Unicef solo hasta agosto ya habían muerto al menos 1.000 menores en los ataques de Rusia.