Gad Elmaleh regresa a París, luego de tres años de ausencia. A sus amigos, a sus padres y a su hermana les dice que lo trajo la nostalgia. Pero resulta que también volvió para iniciar el camino de una conversión religiosa…
Por infobae.com
Realidad y ficción, ese es el argumento de “Reste un peu” (”Quédate un poco”), la última película de este célebre actor franco-marroquí, semi-autobiográfica, que él dirige y en la que actúa con sus padres y hermana. Cada uno hace de sí mismo en esta comedia sobre una familia judía sefaradí confrontada al “coming out” católico de uno de sus integrantes que de pronto manifiesta una intensa atracción por la Virgen María.
En paralelo con la salida de la película, Elmaleh blanqueó su camino de conversión al catolicismo en una entrevista con el diario Le Figaro. Aunque no llega a decir si se bautizará o no, revela que inició el catecumenado -enseñanza y profundización de la fe católica para quienes deseen bautizarse- y proclama, con el humor y la fina ironía que siempre lo han caracterizado: “La verdadera heroína de mi película es la Virgen María, mal que le pese a mi madre”.
Elmaleh, de 51 años, con una larga carrera en teatro y cine, ex pareja de Charlotte Casiraghi, hija de Carolina de Mónaco, y padre de su hijo Raphaël (9 años), cuenta ese proceso de conversión en tono de comedia, el género que lo lanzó a la fama.
En septiembre pasado, ya había anticipado que asistía a clases de Teología en la Escuela de los Bernardinos en París, y que esos cursos lo apasionaban. Antes, en 2019, produjo la gira internacional de una comedia musical sobre la vida de Bernadette Soubirous, la niña a la cual se le apareció la Virgen en Lourdes, sur de Francia.
Pero Elmaleh sitúa el inicio de su fascinación por el catolicismo, mucho antes, en su infancia en Casablanca –donde nació en 1971-, cuando, a escondidas, entró a una iglesia católica: “Entré sin consentimiento de mis padres, empujé la puerta de la iglesia y me encontré frente a frente con una gigantesca representación de la Santísima Virgen que me miraba fijamente a los ojos. No era una visión, solo una simple estatua, pero me quedé petrificado. Empecé a llorar y me escondí por miedo a ser descubierto por mi familia, por miedo a las maldiciones y la superstición. Lo mantuve en secreto durante toda mi infancia”. “La Virgen María fue mi mayor coup de foudre (flechazo)”, bromea.
En el año 2019, Elmaleh visitó Lourdes por primera vez y quedó fascinado por lo que vio en ese célebre santuario de Francia. Ir allí le hizo replantearse muchos prejuicios sobre los cathos (apócope de catholiques). “Los jóvenes católicos que vi en Lourdes ayudar a los enfermos en el santuario, dedicar su tiempo a escucharles, a echar una mano a los discapacitados, no encajan en ninguno de los clichés sobre los cathos (…) …son iguales a cualquier otro joven de Francia, pero además tienen la conciencia de tender la mano. ¡Si es consecuencia de un sentimiento religioso, tanto mejor!”
Años después de su “flechazo” en Marruecos, Elmaleh quiso saber qué iglesia era aquella: “Intrigado, hice mis averiguaciones, llamé a amigos del lugar… ¡y supe que la iglesia cuya puerta había empujado es la de Nuestra Señora de Lourdes en Casablanca! Que cada cual crea lo que quiera, pero yo sé lo que quiero creer…”
El film de Gad Elmaleh tiene momentos desopilantes como cuando su hermana le pregunta por qué no tiene una crisis de los 50 años “como la de todos los tipos”, “por qué no te comprás un coche bajo -deportivo- y te conseguís una chica alta y te dejás de molestarnos a nosotros”, le espeta. Como se ve, el actor se ríe de sí mismo, también de su familia y amigos, pero con altura y delicadeza.
Por otra parte, aunque es una comedia, la crítica coincide en señalar que “Reste un peu” inspira muchas reflexiones profundas. De la confrontación de esta familia judía con el mundo cristiano surge la evidencia de la propensión humana a caricaturizar o estigmatizar lo desconocido. Precisamente, la intención de Gad Elmaleh es tender puentes entre personas de distintas confesiones porque está convencido de que, al conocerse, se reducen los conflictos y los prejuicios.
El tema de la película -un judío que se apresta a bautizarse y renunciar a su religión- es ciertamente arriesgado, porque la cuestión religiosa es muy delicada en la sociedad actual; en Francia en particular, en palabras del propio Elmaleh, hay una “crispación” en torno al asunto, luego de la seguidilla de ataques motivados por la religión o, mejor dicho, para cuya justificación se ha usado a la religión.
Elmaleh sale airoso del desafío, a juzgar por la recepción de la crítica y el éxito de público -ya ha superado los 400 mil espectadores en Francia desde su estreno el pasado 16 de noviembre-; y ello a pesar de que no se priva de tomarle el pelo a los extremismos religiosos, los estereotipos y los prejuicios mutuos.
Aunque a algunos el planteo del film o, mejor dicho, la decisión de Elmaleh de convertirse, pueda resultarles chocante, su finalidad no es confrontar sino unir.
Elmaleh dice estar sorprendido porque en Francia “una gran mayoría de católicos no vive su fe abiertamente”, a diferencia de otras confesiones. En sus espectáculos, hace mucho humor con este tema, “provoca” a los católicos a los que les cuesta asumirse como tales. “Siempre hay una incomodidad, un adoptar la actitud que se piensa que puede agradar al interlocutor -dice Elmaleh-. Yo estoy a favor de la laicidad, pero me gusta escuchar la palabra de la gente, su fe, este film libera la palabra realmente. Desde que lo hice tengo la impresión de haber hecho un coming out y muchos amigos me dicen que ellos también tienen inquietudes (religiosas), hay algo muy liberador…”
En un video para el sitio laico católico Aleteia, el actor hizo un remedo cariñoso de esa actitud de los católicos franceses. Él dice que los provoca por esa contención en torno al tema: “En fin, católico, sí, lo soy, en fin, soy cató…. -los imita-, seee, seee, si se quiere, en fin, es complicado… sí, soy católico, cató….” Y bromea con que ni siquiera pronuncian la palabra completa…. Se puede ver el extracto a continuación:
El analista Philippe Bilger, comentando la película en Causeur, dice: “Hizo falta coraje, en el mundo de hoy, para comunicar una suerte de conversión, impregnada de una infinita tolerancia hacia las otras religiones, (y) el amor por la Virgen María”. “Como dijo el propio Gad Elmaleh, ‘no es atractivo ser católico’, por eso su film es un desafío a todos los prejuicios”, agrega Bilger, que también señala que, algunos de sus colegas manifestaron “una sorpresa ofendida, como si la adhesión al catolicismo fuese una tara”…
Sobre su película, Gad Elmaleh dijo a Aleteia: “Es una comedia. La espiritualidad y la religión no impiden reír; no de la fe o de la religión sino con ellas, creando un puente entre las comunidades, ese es mi combate”. Y sobre su experiencia mística infantil, se pregunta: “¿Por qué me prohibieron entrar en este sitio tan lindo, tan acogedor… Espero que el film haga que la gente se hable, que las comunidades se hablen para conocerse, y que reflexionemos sobre la presencia de la espiritualidad en nuestras vidas”.
Elmaleh dice que, aun en el contexto de un Estado laico, “tenemos el derecho, el deber, de insuflar esta idea de espiritualidad en los niños, decirles que en la sociedad francesa unos van al templo, otros a la mezquita, otros a la sinagoga, porque eso abre, desmitifica, conecta”. Lo considera necesario porque “la relación con la religión en Francia está crispada, por razones históricas, pero podemos abrirnos a una búsqueda, una investigación, una introspección, a una luz, así se evitan las problemáticas, las tensiones intercomunitarias”.
Entre sus proyectos futuros, están los Salmos, en hebreo Tehilim, el libro que comparten la Torá de los judíos y la Biblia de los cristianos. “Me gustaría por ejemplo hacer una lectura cruzada de los Salmos, con artistas de diferentes confesiones, musulmanes, cristianos, judíos, eso me interesa, los Salmos me interesan muchísimo”.
Su otro interés es un personaje que lo “fascina”, Charles de Foucauld, el aristócrata y militar, que se volvió un creyente ferviente e ingresó al sacerdocio; canonizado por Francisco en mayo de 2022.
El 23 de diciembre pasado, Gad Elmaleh le mostró al pontífice argentino algunos extractos de su film en una audiencia privada. El actor contó luego: “Fueron muchas emociones. Es un hombre encantador, brillante, gracioso. Hablamos de temas profundos y también nos hemos reído bastante. No fue una audiencia sino un encuentro. Yo había preparado todo, pero al final me dejé guiar por el corazón, porque me conecté con alguien (que) habla de corazón a corazón”. Hablaron “sobre la hermandad entre los pueblos y el diálogo interreligioso”, temas caros al papa Francisco.
También hubo tiempo para el fútbol: acababa de terminar el Mundial de Qatar. Francisco le habló de su país, Marruecos: “Me felicitó, con el pulgar para arriba”.
Finalmente, Gad Elmaleh resumió la profunda reflexión sobre su búsqueda espiritual que compartió con Francisco: “Siempre tengo presente la frase del cardenal (Jean-Marie) Lustiger [N. de la R: el célebre arzobispo de París que era de origen judío] que cierra la película y que se resume así: ‘Abrazando el cristianismo, he redescubierto los valores del judaísmo, los he profundizado, lejos de renegar de ellos’. Hay gente que no quiere entender esto. Nunca estuve tan cerca de la Torá como desde que descubrí a María y al cristianismo. Algunos católicos querrían verme romper con el judaísmo, algunos judíos querrían lo contrario. Entonces yo miro la luz de Janucá y la de Navidad. Lo utilizo para explicar un camino, un camino de fraternidad, de respeto, de escucha, al que he sido llamado. Más que nunca, deseo la luz junto a mis hermanos y hermanas católicos, judíos y musulmanes”.