Pelé era tan grande que, según dijo el argentino César Luis Menotti en un documental sobre Lionel Messi, cuando se habla de fútbol al brasileño hay que sacarlo de la lista, porque “es de otro planeta”.
Con la misma admiración lo veía el cineasta Steven Spielberg, que le prometió a Pelé el único satélite natural de la Tierra: la luna.
El salto de jugar en Brasil para el Santos hasta llegar a Nueva York para militar en el Cosmos en 1975, fue difícil de digerir en el comienzo para Pelé.
“Conocí a tantos músicos, actores y celebridades, que era imposible acordarme de todos”, escribió Edson Arantes do Nascimento en su libro ‘Pelé la Autobiografía’.
La agitada agenda del brasileño incluía fiestas con Frank Sinatra, Mick Jagger y Rod Stewart, hasta cenas con Woody Allen.
La estrella que más brillaba en el mundo deportivo se codeaba de tú a tú con los grandes artistas del espectáculo estadounidense.
Incluso, su nombre fue fijo en la lista de invitados de Michael Jackson para celebrar sus 18 y 19 años, y Andy Warhol pintó su retrato.
“Una vez me encontré por casualidad con Steven Spielberg en un restaurante y me dijo: voy a hacer un filme contigo jugando fútbol en la luna, porque ese es el único lugar donde no jugaste aún”, recordó Pelé sobre la promesa no cumplida.
“En otra ocasión yo estaba llegando a las oficinas de la Warner, en Rockefeller Center y, sin querer, provoqué una enorme conmoción con las personas que querían mi autógrafo y gritaban mi nombre. Entré en el elevador con otro hombre. Entonces giró hacia mí y vi que era Robert Redford”.
– “¡Nadie me dio la mínima atención!”, dijo el actor y director a Pelé admitiendo los celos que sintió para luego soltar una carcajada.
EFE