Después de 5 interminables años de guerra, la ciudad de Bamenda, en Camerún, está casi muerta.
Por BBC Mundo
El enfrentamiento entre los secesionistas de habla inglesa y el gobierno principalmente de habla francesa ha dejado solo un comercio en auge: el de los ataúdes.
Los cuerpos se arrojan por toda la ciudad: en las morgues, en las calles y en los ríos.
Los trabajadores de la ciudad los recogen y les dan un entierro sencillo.
“Ser enterrado es una bendición”, dice un trabajador del cementerio cuando viene a recoger 10 ataúdes baratos a una funeraria.
La demanda de los ataúdes de diseño elaborado que alguna vez fueron populares ha disminuido.
Solían hacerse con forma de biblias, automóviles o botellas de cerveza para reflejar el estilo de vida, los intereses o los últimos deseos de los muertos.
“Ya nadie encarga los ataúdes que solían venderse por alrededor de US$1.500 porque nadie puede pagarlos”, dice un asistente a una funeraria local.
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