Aunque las personas tienen distintas formas de comunicar y recibir amor, hay ciertas actitudes que pueden nutrir a las parejas. Cuál es la clave, según un estudio científico publicado en la revista Plos One.
Por infobae.com
Palabras de afirmación, tiempo de calidad, recibir regalos, actos de servicio y contacto físico. Esas son las cinco preferencias distintas a la hora de expresar amor, según el planteo del doctor Gary Chapman, un autor y orador con sede en los Estados Unidos. Recientemente, un estudio científico reveló que, incluso si las parejas no comparten el mismo lenguaje de amor, pueden tener una relación sólida. ¿De qué manera? Según investigadores de la Universidad de Varsovia, la clave está en expresar afecto en el estilo preferido de tu otra mitad.
Los cinco idiomas postulados por Chapman se presentaron por primera vez en su libro The Five Love Languages, que se publicó en 1992. “Después de toda una vida de asesoramiento, estar casado y criar a dos hijos, puedo decirles por experiencia que muy pocos de nosotros sabemos cómo hacerlo de manera que sea verdaderamente significativa para nuestros seres queridos”, relató el especialista.
En ese tono, el experto agregó: “Cualquiera que sea la temporada en la que te encuentres, quiero darte la confianza que necesitás para conectarte profundamente con tus seres queridos. Es mi sincera esperanza y creencia que los conceptos del lenguaje del amor te ayudarán a amar mejor y acercarte más”. No obstante, más allá del éxito y de la popularidad de su teoría, hasta ahora el concepto ha sido relativamente poco explorado por los investigadores.
En un reciente trabajo científico, los investigadores mostraron que -tanto para hombres como para mujeres- los participantes cuyas parejas usaron su lenguaje de amor preferido informaron una mejor relación y satisfacción sexual. “Las personas que coinciden mejor con las preferencias de los demás por los lenguajes del amor están más satisfechas con sus relaciones y su vida sexual”, escribió el equipo.
Para llegar a estos resultados, los investigadores encuestaron a 100 parejas heterosexuales de entre 17 y 58 años que habían estado juntas entre seis meses y 24 años. Bajo esta modalidad, evaluaron los lenguajes de amor preferidos de los participantes, así como los lenguajes de amor que usaban al expresar amor a su pareja. También se les preguntó a los participantes sobre su satisfacción sexual, empatía y satisfacción en la relación.
En general, el lenguaje de amor declarado con mayor frecuencia por los participantes del estudio fue el tiempo de calidad, seguido del contacto físico, los actos de servicio, las palabras de afirmación y la recepción de regalos. Dado que es posible tener más de un lenguaje de amor preferido, los investigadores también analizaron las preferencias y expresiones como un conjunto de dimensiones. “Los humanos no son tan simples”, dijeron. “Cada uno de nosotros puede preferir recibir amor en más de una forma, o puede igualmente desear ser amado usando lenguajes de amor”.
Si bien los investigadores habían planteado la hipótesis de que la empatía se asociaría con una mayor tendencia de los participantes a usar el lenguaje de amor preferido de su pareja, los hallazgos sugieren que este no es el caso. “La empatía no estaba relacionada con la satisfacción”, añadieron los expertos, que esperan que sus hallazgos puedan usarse en el futuro para mejorar los enfoques de asesoramiento familiar y matrimonial.
Las parejas que duermen juntas
En el mismo tono, recientemente, un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, indicó que compartir la cama con la pareja no solo es crucial para una pareja saludable, sino que también es la clave para un cuerpo y una mente más sanas. La investigación involucró el análisis de datos de 1.000 hombres y mujeres en edad laboral de Pensilvania a los que se les hicieron preguntas detalladas sobre su sueño, salud y calidad de vida en el último mes. Los investigadores también observaron el efecto de dormir con niños u otros miembros de la familia.
Este trabajo encontró que los adultos que duermen juntos disfrutan de una gran cantidad de beneficios para la salud física y mental, en comparación con aquellos que duermen solos. Además, advirtió que las personas que “nunca” se acostaron con su pareja o cónyuge tenían más probabilidades de sufrir insomnio que las que lo hicieron “la mayoría de las noches”.
Pero eso no es todo, ya que las parejas que compartían una cama también dormían mejor y eran menos propensas a sufrir fatiga. Además, dormir solo se asoció con puntajes más altos de depresión, menor apoyo social y peor satisfacción con la vida y la relación. En tanto, las parejas que duermen juntas también se sienten más cercanas emocionalmente, más seguras en su relación y tienen una mejor satisfacción general con la vida.
El doctor Michael Grandner, un experto en sueño de la Universidad de Arizona que dirigió el estudio, dijo que estaba “muy sorprendido de descubrir cuán importante podría ser esto”. “Muy pocos estudios de investigación lo exploran, pero nuestros hallazgos sugieren que si dormimos solos o con una pareja o un miembro de la familia puede afectar a nuestra salud del sueño”, resaltó el especialista.