Desde cuando Joe Biden inició de manera activa sus aspiraciones de ser presidente, ha tenido a su familia como su mayor fortaleza, aunque también esta significa un gran talón de Aquiles para el ataque sin piedad de sus opositores ante los evidentes escándalos.
Por Semana
A favor, tiene una trágica historia, ya que en 1972, su primera esposa, Neila y su pequeña hija Naomi, murieron en un accidente automovilístico, algo que marcó su vida para siempre, según él.
Pero muchos años después, la tragedia volvió a tocar la casa de Joe Biden, cuando su hijo primogénito, Beau, falleció de un tumor cerebral en 2015. El primer hijo del ahora presidente prestó servicio militar, renunció a las universidades de élite para estudiar en la misma institución que su padre y había sido fiscal general de Delaware. Parecía el heredero perfecto y “una versión mejorada” del mandatario, como él mismo decía.
Hunter, el segundo varón de Biden, tiene un oscuro historial que lo persigue hasta hoy en día. Acusaciones de corrupción y negocios fraudulentos, fue adicto al alcohol y las drogas, supuestos hijos ilegítimos, dado de baja de la Armada y hasta tuvo una aventura con la viuda de su hermano. Todo eso lo ha llevado a ser el blanco perfecto para los ataques contra el gobierno y esta semana, la Cámara de representantes anunció una investigación contra él y su familia.
La comisión del Congreso envió una petición al Departamento del Tesoro pidiendo información acerca de transacciones financieras de la familia Biden que tienen a Hunter como principal sindicado de las operaciones que figuran como sospechosas de poder ser ilegales.
“Ahora que los demócratas no tienen control unipartidista en Washington, llegará la supervisión y la rendición de cuentas”, dijo el congresista republicano James Comer, líder del grupo que investigará las acciones.
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