Un veterinario en camino a la guerra; una pequeña osa vendida por el cazador que terminó con la vida de su madre; un escritor con dificultad para retomar su vida después del trauma que dejan los conflictos bélicos; y un niño que ama a su oso de peluche. De todos los elementos que se conjugaron para dar origen a la historia de Winnie the Pooh, uno de los personajes emanados de la literatura infantil inglesa más populares de todos los tiempos, estos cuatro deben ser los más importantes.
Por: Muy interesante
Lo son porque nos cuentan dos historias marcadas por la Primera Guerra Mundial y también porque demuestran que la salvación puede encontrarse en los eventos más pequeños, como una buena acción antes de adentrarse en terrenos peligrosos o un paseo por el bosque mientras escuchas a tu hijo hablar con los animales de felpa que lo acompañan ante el desamparo de su familia. Pero, para entender esto, vale la pena repasar la creación del encantador oso amante de la miel desde el evento que lo inició todo: la aparición de una curiosa mascota militar en Europa.
La mascota militar que inspiró la creación de Winnie the Pooh
1914. El soldado y veterinario canadiense Harry Colebourn esperaba el tren en la estación de White River, Ontario cuando vio a una pequeña osa negra a la venta. El vendedor se jactaba de ser el cazador que había asesinado a la madre del animal. Colebourn supo de inmediato que tenía que comprarla y darle una mejor vida. Pagó $20 dólares canadienses por ella y la nombró Winnie, en honor a la ciudad de Winnipeg, que Harry consideraba su hogar adoptivo.
Sin embargo, el militar no podría llevarse a la osa a su casa. La Primera Guerra Mundial acababa de estallar en Europa y el hombre estaba por reportarse con el Cuerpo Veterinario del Real Ejército Canadiense (CAVC) para zarpar hacia la zona de conflicto. Colebourn, sin opción, se llevó a Winnie a su misión.
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