El 23 de los corrientes, apareció en El Mundo de Madrid un reportaje suscrito por Daniel Lozano con un título muy sugestivo: “España, un Miami de políticos e intelectuales venezolanos”, relacionado con nuestra diáspora arrinconada en la península ibérica. E, incluso, recoge el fragmento de una entrevista que le hiciera al legítimo diputado Franco Casella, quien pudo salir del país de un modo épico y hasta cinematográfico, desde la sede de la embajada mexicana en la que pudo encontrar refugio.
Lo cierto es que España no sólo se ha convertido en uno de los principales receptores de nuestra emigración, después de Colombia y Perú, y Madrid en un referente político por excelencia, como lo fuera Miami y, después, Bogotá antes de Petro. No es fácil acceder a Estados Unidos por el visado y las diligencias que comporta, y tampoco hallar seguridad personal para los líderes opositores que surcan el globo terráqueo con los adicionales costos que la sola idea sugiere.
Inexistente un listado de los dirigentes opositores que hacen vida en Madrid, o de los intelectuales a los que la nota de Lozano indica, unos desearían que se supiera y, otros, luchan por el anonimato, revueltos justos y pecadores. Hasta el héroe de Puente Llaguno pidió asilo en la lejana comarca a la que llega ahora Rodríguez Torres, mezclándose con tres tipos de exiliados: los que sí y efectivamente los persiguieron de una manera implacable en Venezuela, huyendo a tiempo; los que se dicen perseguidos, pudiendo entrar y salir por Maiquetía tranquilamente; y los que nada tiene que ver con la política en un exilio eminentemente social y económico, pero pueden exhibir sendas fotografías en las que se encuentran con las superestrellas de la política venezolana, en una autopista caraqueña de 2014 o 2017 a los fines de documentar su pretendido asilo político.
El exilio miamero (o mayamero, como se prefiera), resultó variopinto, de muy larga duración, mezclados héroes y villanos, incluyendo a gente muy meritoria e insigne, e, igualmente, a pillos y embaucadores. Al parecer, es lo que está llegado a Madrid con las muy honrosas excepciones del caso.
CUCHUFLETAZGO
Por recomendación de un amigo, me ha divertido mucho leer un texto publicado en El Nacional, firmado por Carolina Espada, referido a don Fernando VII y a su señaladísima y regia madre, María Luisa, recordándonos el término “cuchufleta” )( https://www.elnacional.com/opinion/el-hijo-de-maria-luisa-o-el-poder-de-la-cuchufleta/). Consultado, lo que me permito responder que hubo un personaje de Rochela Channel de los años sesenta así llamada, representado por Olimpia Maldonado, actriz venezolana tan injustamente olvidada, específicamente caroreña, fallecida en Miami hacia 2019, conocida también por el personaje de la ”gafa Pucha”.