Del jefe de la OTAN al presidente ucraniano, un buen número de candidaturas propuestas para el premio Nobel de la Paz de 2023 están relacionadas con la guerra en Ucrania, sin que los convierta necesariamente en favoritos.
Entre las personas y organizaciones sugeridas al Comité Noruego del Nobel, los pocos nombres que se hicieron públicos se refieren en general a actores del conflicto que desgarra la ex república soviética desde hace casi un año o a opositores al presidente ruso Vladimir Putin.
Según los estatutos del Nobel, la lista de candidaturas se mantiene en secreto por al menos 50 años. Pero los millares de patrocinadores (legisladores y ministros de todos los países, exgalardonados, académicos…) son libres de relevar la identidad de su candidato.
El premio de 2023 será anunciado a inicios de octubre. Cada año se proponen cientos de nombres (343 en 2022).
Un legislador de la derecha populista noruega insinuó que propondrá al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, convertido en símbolo de la resistencia a la invasión rusa iniciada el 24 de febrero de 2022.
El mismo diputado sometió también el nombre de su compatriota Jens Stoltenberg quien, según él, “merece el premio por su trabajo ejemplar como secretario general de la OTAN en un período difícil para la alianza: la ofensiva brutal y no provocada contra un país vecino pacífico”.
También están nominados el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, propuesto por el presidente del senado paquistaní por sus esfuerzos de paz “antes y durante la guerra ruso-ucraniana”.
También opositores al régimen de Putin como Alexéi Navalni, un activista anticorrupción encarcelado en Rusia tras ser víctima de un intento de envenenamiento, y el periodista Vladimir Kara-Mourza, también encarcelado tras sobrevivir dos envenenamientos, dice.
“Hoy sabemos que la base de esta guerra es un régimen ruso construido sobre la corrupción y la opresión”, sostuvo la diputada noruega que propuso la candidatura de Kara-Mourza.
Él “participa en el combate político más importante para poner fin a la guerra en Ucrania y garantizar la paz futura en Europa”, argumentó, citada por la agencia NTB.
– ¿Un Nobel “eurocentrista”? –
Las dos últimas ediciones del Nobel reconocieron a críticos del hombre fuerte de Moscú.
El año pasado fue otorgado al trío conformado por la ONG rusa Memorial -cuya disolución fue ordenada por la justicia rusa-, el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles y el detenido activista bielorruso Ales Bialiatski.
“Este premio no es para Vladimir Putin (…) porque su gobierno, como el gobierno bielorruso, es un gobierno autoritario que reprime a los militantes de los derechos humanos”, declaró la presidenta del comité Nobel, Berit Reiss-Andersen.
En la ceremonia de premiación, el representante de Memorial, Ian Ratchinski, criticó “la loca y criminal guerra de agresión contra Ucrania”.
En 2021 fue otro crítico del Kremlin, el periodista Dmitri Muratov, redactor en jefe de Novaia Gazeta, quien fue galardonado junto a su colega filipina Maria Ressa, ambos reconocidos como heraldos de la libertad de prensa amenazada en ambos países.
Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo, considera improbable que el comité Nobel lo repita con el premio de 2023 so pena de pasar por “eurocéntrico”.
“Dudo que otorguen un tercer premio consecutivo relacionado con Rusia”, declaró a AFP.
“El año pasado era difícil para el comité mirar más allá de Ucrania por lo importante y dominante que era el conflicto (…) pero también es esencial destacar otros problemas internacionales en otras partes del mundo”, agregó.
En los últimos años se ha especulado siempre con la posibilidad de un Nobel de la paz para los defensores del medioambiente.
AFP