El documento de los obispos en enero puso el dedo en la llaga “no a la desesperanza” y no nos dejemos arrebatar la esperanza. De eso se trata. En medio de todas las dificultades políticas, sociales y económicas, hay que sacar fuerzas para luchar. Se trata de dar lo mejor de nosotros mismos donde nos encontremos. De denunciar las injusticias, de luchar aunque no se vea una luz al final del túnel por el porvenir de nuestra Venezuela. Lo contrario es echarse a morir y nos hace un daño tremendo.
Tenemos que buscar las mejores condiciones para producir el cambio. Desde donde podamos y nos encontremos. Este año 2023 es el de las primarias opositoras abiertas y hay que darles calor. De allí tiene que salir un candidato lo más unitario posible y nuestra obligación es respaldarlo. La oposición tiene que cesar en los ataques de unos contra otros y de las declaraciones estridentes que no apuntalan el bien común. Hace unos días celebramos el 23 de enero, fecha en que cuatro partidos con ideologías encontradas, se reunieron en la junta patriótica para derrocar al tirano. Valga el ejemplo para hacer lo mismo. Tenemos un país destrozado. El nuevo gobierno además tiene que ser de salvación y de unión nacional. Los candidatos a las primarias y los partidos deben comprometerse tal y como lo hizo el pacto de Puntofijo con un gobierno plural.
Todos los sondeos de opinión señalan que la gestión gubernamental es rechazada por una gran mayoría de Venezolanos. Los salarios de hambre, la inflación y la pérdida continua del valor del bolívar hacen inviable un triunfo del oficialismo si hay elecciones justas. Ese es el reto. Lograr las mejores condiciones con la observación internacional y propiciar una gran derrota gubernamental. Saquemos fuerzas de donde sea para lograrlo, es la tarea que tenemos por delante. De todos y de cada uno depende.
@OscarArnal
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