Las instalaciones del motel La Kaskada eran el escenario de fiestas sexuales donde ocurría todo tipo de actos desproporcionados y “de alto riesgo”, como describieron las autoridades de Cúcuta.
Por: El Tiempo
En grupos privados de redes sociales y chats, los anfitriones del evento citaban a los interesados. No importaba la esfera social, profesión o estrato, era una fiesta reservada para quienes gustan de las rumbas pesadas.
Estas fiestas, en las cuales sobraba el alcohol, las drogas y había trabajadoras sexuales, pasaron anónimas por varios meses, debido a la clandestinidad como las promocionaban. Sin embargo, el pasado domingo 19 de febrero un asesinato las puso en evidencia.
La Policía llegó a La Kaskada en la noche de ese día. En una habitación yacía el cuerpo de un hombre colombovenezolano con seis impactos de bala. De esa escena del crimen se habían esfumado todos los asistentes a la fiesta.
Y mientras las autoridades hacían las primeras pesquisas del asesinato y el levantamiento del cuerpo, muy cerca de esa zona se cometía otro delito aún más escalofriante.
El coronel Carlos García, comandante de la Policía en Cúcuta, le dijo a EL TIEMPO que durante la fiesta sexual el ambiente se enrareció por una fuerte discusión entre uno de los anfitriones y uno de los asistentes. Entre gritos e improperios, el invitado sacó un arma y mató al hombre a sangre fría.
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