La singular historia de cómo tres viudas transformaron el champán

La singular historia de cómo tres viudas transformaron el champán

Una de las dos cavas con que cuenta la propiedad para guardar los vinos y la champaña (BAM Luxury Development)

 

En las afueras de la nororiental ciudad de Reims, Francia, las serpenteantes carreteras conducen a un castillo amurallado. Los autos llenan una glorieta rodeada de amplios campos. El aire está quieto y hay calma. La verdadera actividad está sucediendo casi 20 metros bajo el suelo.

Por BBC

Excavados por todo este submundo hay más de 200 km de bodegas, con millones de botellas de champán forrando muros de roca blancuzca, sin sellos pero con las palabras “Yo estuve aquí” escritas por turistas en el polvo que las cubre.

Algunas están bocabajo, encadenadas, brillando en la tenue luz de las bodegas contra el fondo de túneles que parecen no conducir a ninguna parte. Otras están apiladas en pequeñas cavas resguardadas por rejas de hierro forjado. Este es el corazón del mercado mundial de champaña.

Históricamente, en estas cavas, las viudas mandaban.

Algunas de las principales innovaciones del champán se dieron gracias al ingenio de varias mujeres. En el siglo XIX, el Código Napoleónico prohibía a las mujeres tener su propio negocio sin la aprobación de su esposo o padre.

Sin embargo, las viudas estaban exentas de esta regla, lo que creó un vacío legal para Barbe-Nicole Clicquot-Ponsardin, Louise Pommery y Lily Bollinger -entre otras- que les permitió convertir sus viñedos en imperios y finalmente transformar la industria de la champaña, permanentemente cambiando cómo se hace y se comercia.

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